Herzog, Schrader and company

Arranca el día con la última película de Werner Herzog. “Salt and fire” es una combinación, se podría decir perfecta, de sus documentales y sus películas de ficción; todo enmarcado dentro de una ironía absoluta. Podría definirse como una comedia típica del director si se nos permite decirlo.



Como en anteriores trabajos del alemán, no podemos discernir dónde empieza la broma y dónde hay algún tipo de seriedad en el asunto. La parte de documental se basa en los preciosos y vastos paisajes, como un salitre de kilómetros y kilómetros que se da el gusto de mostrar con todos los planos aéreos que ha querido, mientras que la parte de ficción continúa por el camino que anduviera, por ejemplo, con “Teniente corrupto” (2010) protagonizada por Nicolas Cage. En esta ocasión ha escogido varios actores de renombre como Michael Shannon (“Take Shelter”, 2011) así como Gabriel García (“El Ardor”, 2013), poniendo al primero como un extravagante mesías y dejando a García en un papel más que anecdótico. Lo bizarro también se manifiesta en esta inclasificable película que ahora presenta un monólogo de frases aparentemente grandilocuentes, que en realidad están vacías, como te pone a dos niños que representan a dioses originarios de México y curiosamente ciegos. Todo esto no hace más que reforzar la idea de que todo es un chiste, como la vida misma.

Y siguiendo con lo difícilmente clasificable: “Dog eat dog”. La última película de Paul Schrader, un mal viaje de heroína que el director ha intentado plasmar en imágenes, y por intentar, nos referimos a que no lo ha logrado, quedándose alejado por mucho de autores como Aronofsky o Ferrara que tratan el tema con muchísima más perspicacia y por supuesto, no lo ponen al servicio de una historia vacía donde la violencia aleatoria y la muerte sin sentido está por doquier, glorificando a unos personajes despreciables porque sí.



Cambiando de continente, tal parece que esta es la edición en la que Japón toma como referencia al cine americano. Tras la película de animación de título “Your name” se encuentra el film “La Casa del Lago” (Alejandro Agresti, 2016). Esta versión japonesa, basada sorprendentemente en una novela trata temas como el intercambio de cuerpos trascendental, el choque entre lo cosmopolita y lo rural o el hilo vital que nos une y protege.

A pesar de que rápidamente ves las similitudes con el filme norteamericano, cosa que te destroza la trama y baja la emoción, la película tiene muchos puntos fuertes gracias a su humor y una historia bien narrada aunque lo haga con la estructura de capítulos de anime para adolescentes.  muy correcta sin ningún tipo de la expresión ni en sus propósitos ni en sus objetivos.   



Por mucho que se está comparando a su director Makoto Shinkai con Miyazaki, no podemos deslumbrarnos por el éxito en taquillas y aunque “Your name” esté batiendo récords, no puede ni empezar a compararse con el maestro de Ghibli, ya que aunque haya elementos místicos y espirituales, no se tratan más que como meras herramientas para la historia. Digamos que le falta esa magia especial que te hace enamorarte de Sophie o anhelar un mundo mejor junto a Nausicaä.


Y siguiendo con la magia, qué mejor que una historia de amor entre un chico invisible y una chica ciega...parecía que todo estaba hecho, pero con “Mon ange” el romance y el fantástico llegan a una cima.



El film belga tiene el encanto de Amélie (Jean-Pierre Jeunet, 2001), no en vano es una fábula, y utiliza sus elementos de forma elegante, dotando de delicadeza a sus escenas  que, complementadas con un uso excepcional de los efectos especiales, crean un cuadro extravagantemente bonito.


Para acabar con el cuarto día, escogemos un film de la sección de panorama fantàstic: “Rupture”.


Protagonizado por Noomi Rapace, actriz que saltó a la fama gracias a las versiones cinematográficas de las novelas de Millenium, el film plantea la difícil situación en la que se ve inmersa Renee tras ser secuestrada por una misteriosa organización. Tras un secuestro que no parece tener intenciones económicas o sexuales, una mujer es llevada a lo que parecen unas instalaciones médicas clandestinas y es sometida a sádicos experimentos relacionados con sus fobias. A partir de entonces, la estructura del film se convierte en un laberinto literalmente, pues por mucho que lo intenta, la protagonista es incapaz de salir del lugar donde la retienen al tiempo que la trama se repite innecesariamente volviendo al punto de partida.



Para profanos del género, “Rupture” puede calificarse como un thriller bien intencionado, empero, los que tenemos cierto bagaje vemos claramente que se trata de una película fallida, no tan sólo por lo predecible y reiterativa sino también por su edulcorado y simple final.  



Por Silvia García Palacios