Primera parte de la crónica del Molins Film Festival 2016

Se presenta ante nosotros nada más ni nada menos que la edición más extensa del Festival de Terror de Molins de Rei que, con ya 35 años de recorrido, decide convertir los cinco días habituales en diez, encajando nada más ni nada menos que diecinueve películas en su sección oficial, tres películas como retrospectiva, una película de intercambio con el festival de Nits de Cinema Oriental de Vic, una proyección para personas con deficiencias visuales y auditivas y la ya acostumbrada retahíla de cortos que aparecen en cualquier momento (especialmente fuera de las sesiones dedicadas a ellos).


 

Inauguración de TerrorMolins

a.k.a. tres días para calentar motores y conocernos todos.


 

Primer Viernes.

 

 

“Soy nueva. Soy nueva en este festival y se me van a comer. No voy a ser capaz de soportar ver tanto cine de terror: Soy una miedica, tengo aracnofobia y mi propia sombra se divierte asustándome ¿qué hago aquí?” me preguntaba a mí misma, el viernes por la tarde, mientras aparcaba el coche no demasiado lejos de la Peni, por si tenía que salir corriendo en caso de una emergencia absoluta como podría ser… ¿un susto en la pantalla grande?

El consuelo llegó pronto: como prensa, tenía acceso a un pase especial de “La Madriguera” (2016) unas horas antes de la première para el público. Frente a la Peni se congregaba el resto de espectadores críticos dispuestos a observar y despedazar la Ópera Prima de  Kurro González frente a él mismo en el posterior pase de Prensa.


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“La Madriguera”, de Kurro González, resulta insulsa y vacía de significado. Con un desarrollo pretencioso, planos innecesarios y una dirección que va a la par del guión -ninguno destaca especialmente- encontramos una película que ni encaja como inauguración, ni -de haber sido por mí- habría sido proyectada a lo largo de los diez días del festival. Quizá el único punto positivo que yo otorgaría a este filme es la participación de Adriana Torrebejano, entregándonos una actuación magnífica que consigue salvar la película por los pelos. Ciertamente, el resultado de “La Madriguera” no es malo, pero tampoco es especialmente sobresaliente y acaba quedando abandonada a medio camino entre lo que es -una película de género- y lo que podría haber sido -un soplo de aire fresco y renovación- de haberse revisado el discurso general de la obra.


 

Durante la rueda posterior, tanto Kurro (director) como Francisco Conde (productor y protagonista) acaparan toda la atención y relegan a ambas mujeres -Adriana Torrebejano y Cristina Castaño- a un segundo plano en el que apenas se les permite tomar la palabra, y se llega a bromear con ese hecho al negarle a Adriana el micrófono cuando lo pide. Kurro y Francisco responden lo que quieren -y les interesa, con tal de realzar su trabajo en vez de dejar que éste hable por sí mismo- e ignoran absolutamente las preguntas que la prensa fórmula hacia ellos, de modo que la prensa acaba mostrándose desmotivada y el debate queda abandonado en un rincón del que no vuelve a surgir.

La première de la Madriguera para el público general es precedida por un corto de Vicente Ruíz de León, “Una historia de violencia”, que no forma parte de la sección de cortos a competición.


 

Primer Sábado.

 

El sábado se presenta más ligero que el resto de días de la semana. Aún con reticencia a ser espectadora del terrorífico producto cinematográfico que ofrece Molins, decido entrar en las dos Sesiones Infantiles de las 17:00. La respuesta de los niños ante las proyecciones es muy variada: algunos están realmente asustados y otros se yerguen estoicos, con valentía. El corto más comentado entre ellos es “Kookie”, de Justin Harding, la historia de cómo una niña adicta a las galletas termina siendo acosada por un payaso terrorífico.


 

 

Me gustaría hacer una mención especial a los dos últimos cortos proyectados, ya que fueron realizados por alumnos de “La Cuquera”, una aula de teatro de Molins que pretende educar a los niños en la expresión corporal desde el inicio más tierno. Nos presentan dos cortos (uno hecho por los más pequeños y otro por los más grandes), ya que este curso estuvieron investigando asesinos en serie y el género slasher.

Justo después de esto, se da paso a las dos tandas de cortos a competición -ya para adultos-. La sala queda llena y las respuestas de los espectadores son variopintas.

Tras ello, da lugar la segunda fiesta “de apertura” de este Terrormolins 2016.

 

 

 

Domingo.


El domingo yo no quería levantarme de la cama, podía haber permanecido en la calidez de mis sábanas durante horas. Resistí, sin embargo. La responsabilidad me llamaba y a las doce menos cuarto estaba frente a La Peni para asistir a una sesión muy especial: Una proyección especialmente dedicada a personas con deficiencias visuales y auditivas.

Se trata de “Xmile”, un corto dirigido por un colaborador y amigo del festival, Miguel Ángel Font Bisier, que ha adaptado la audiodescripción él mismo e incorpora, además, una sorpresa que -personalmente- no había presenciado antes: Cápsulas de olor.


 

 

 

Se nos pide a la prensa que cerremos los ojos para poder disfrutar del pase como si nosotras mismas fuéramos deficientes visuales. La experiencia resulta abrumadora y única, ya que la voz en off se centra más en permitirnos imaginar lo que queramos y son las cápsulas las que complementan la experiencia. Tras este primer pase se revisa el corto, esta vez con los ojos abiertos y sin audiodescripción (manteniendo el olor).

Se realiza una pequeña rueda tras la proyección, en la que se plantean dudas y se comenta el resultado que Miguel Ángel ha traído consigo: El consenso general, finalmente, es que el olor enriquece la experiencia -además de que la voz en off redactada por el director resulta más fiel y cercana- y que las personas con deficiencias visuales/auditivas tendrán una accesibilidad mucho mayor al cine si se da el caso de que este tipo de producciones consiga hacerse un hueco entre el resto.


 

Por la tarde vuelvo a La Peni para el pase de intercambio que trae Quim Crusellas: “Action Jackson”, de Prabhu Deva. La película resulta atractiva a simple vista y, conforme la vemos, las risas permanecen presentes en la sala en todo momento. El filme, protagonizado por  Ajay Devgn, resulta una crítica brutal al cine de acción comercial estadounidense: llenan las escenas de clichés y acciones absurdas, dotándolas de ese punto de comedia que tanto gusta a un público aburrido de ver siempre el mismo drama y seriedad en escenas absurdas e imposibles.

Un ambiente muy cálido, agradable y familiar en una inauguración que se extiende a lo largo de tres días para permitir la pausa y reflexión de los participantes.



Por Marina Cruz Chueco