DÍA 3 - CORTOMETRAJES ALARGADOS
La tercera jornada de este Cryptshow festival fue la más variopinta de todas. Por la mañana tuvo lugar la cuarta sesión de cortometrajes, en esta ocasión programada para el público juvenil. Como en el día anterior, Your make up Studio se encargó de caracterizar a quienes así lo desearan.
“El traje de Superman”, un documental de veinte minutos, abrió la tarde de proyecciones en El Círcol. Parte con la intención de centrarse en la figura de Yvonne Blake, diseñadora del traje, y de hacer hincapié en que su carrera fue más allá de dicha labor. Pero durante todo su metraje sólo vimos halagos a lo importante que fue a nivel histórico el traje de Superman. Nada más que el traje de Superman. Los colores del traje de Superman. La tela del traje de Superman. Interesante en algunos aspectos, pero demasiado repetitivo en otros.
La quinta sesión de cortos contuvo varias de las obras ganadoras de premios. Las dos que más destacaron por su puesta en escena y su palmarés resultaron ser las más pretenciosas pero vacías. “Behind” se llevó el X Premi Serra Circular por, según el jurado, “ser la propuesta de terror más sólida”. Sin ánimo de llevar la contraria, es posible que esto fuera cierto; ahora bien, el problema es que la obra es sólida por no arriesgar en absoluto, es plana y sin discurso alguno. También ganó el premio a la Mejor actriz. No en vano, ésta cumplió todos los clichés posibles de scream queen de turno. Por otro lado, “Waste” ganó el premio a la Mejor fotografía y algo de mérito tiene, pese a que el posible discurso que tenga la obra queda nublado por su estética videoclipera y protagonistas en ropa interior.
Con la única pretensión de entretener y provocar alguna que otra sonrisa, fueron un soplo de aire fresco entre tanta obra pedante las siguientes piezas. “Bruce Gallagan”, que tuvo una merecida Mención especial, nos trasladó, con cariño, a la ciencia ficción televisiva de los años ochenta. “Still” que fue un chiste sobre una estatua humana pasando desapercibida entre hordas de zombies. Y “Ringo Rocket Starr and his song for Yuri Gagarin” la cual cerró la sesión de cortos con una canción pegadiza. De todas formas, pese a las risas, todas las obras tuvieron una duración excesiva, haciendo de la sesión un bloque demasiado denso.
El artista Gilbert Shelton nos obsequió, tras recibir el Premio honorífico Serra Circular, con varias anécdotas de su vida como autor de cómic underground. Tras ello, la primera película surcoreana sobre exorcismos, “The priests”, cerró el día. Pese a tener una puesta en escena interesante, es inevitable acordarse a ratos de la clásica “The exorcist”. Sin embargo, en esta ocasión tenemos rivalidades y tejemanejes entre miembros de la Iglesia Católica, lo cual supone un pequeño plus.
Esa noche tocó, como el año pasado, el concurso de bandas sonoras originales. Éste consistió en, por grupos, adivinar de cuáles películas o series eran las canciones que tocaba el grupo The OST’s. Una pequeña fiesta para cerrar en familia el largo día de terror, fantástico y ciencia-ficción.
DÍA 4 - PEQUEÑAS DOSIS PARANOICAS
Todo el sábado por la mañana estuvo dedicado a la parte literaria del festival. Una jornada con la presentación de numerosos libros sobre el género y algunos autores y un vermut post-literario confirmaron que la apuesta que Cryptshow hace año tras años sigue siendo necesaria.
Por la tarde, los últimos dos bloques de cortos a competición. Sólo se pedía que aquí estuvieran las habituales obras que hacen que el público aplauda con fuerza por haber sido testigo de algo realmente terrorífico, fantástico y/o divertido. Pero, en conjunto, se confirma que la cosecha de este año ha sido de las más flojas que ha podido ver el festival. Aun así, destacaron “The Lost City of Tomorrow”, una bellísima oda al cine con un humano y un androide como protagonistas. “Decorado”, brutal sátira de animación que parte de humor hasta terminar en desasosiego. “Hilde”, cruda historia acerca de la maternidad, la pérdida y la culpa, ganadora de los premios al Mejor director y a los Mejores efectos especiales. “Dryad”, bello y lento relato sobre una ninfa. Y “The night I dance with death”, otra pieza animada acerca de un mal viaje triposo y de la salvación (normativa) a éste.
De nuevo, el jurado premió a más cortometrajes de dudosa calidad. “Einstein-Rosen” obtuvo el premio al Mejor guión. Dos niños protagonizan un gag alargado sobre un agujero de gusano, con referencias a los ochenta y balanceándose entre el humor y un drama que no termina de cuajar. “Nicole’s cage”, que se llevó el premio a los Mejores efectos visuales, combinó dos relatos para abarcar un tema curioso: la dominación a través del pet play. Aunque partió de una premisa interesante, también fue alargándose y desinflándose poco a poco hasta una floja conclusión. Y “The Sunken covenant”, que ganó un merecido premio al Mejor actor.
Tras la entrega del palmarés y conversaciones entre compañeras y amigos, toca dejar atrás la tediosa selección de este año y disfrutar con esas obras desvergonzadas que en ocasiones llegan a ser necesarias. Desde Fantosfreak llegó “Justicia Justiciera III”, una parodia del cine de kung fu que, para más incordio, también resultó durar más de lo necesario. Existe un límite a la hora de escuchar el mítico sonido de archivo de un golpe de karate demasiadas veces por minuto. Finalmente, las Nits de Cinema Oriental de Vic nos trajeron, tras una divertida actuación, “Tetsudon: Fool Japan - The craziest short films from Japan”. La película, si se le puede llamar así, consiste en un corto tras otro, a cada cual más surrealista y desvergonzado. En efecto, faltaba una buena dosis de la osadía japonesa para ver algo diferente como muñecos peleándose o una sátira sobre la censura con mosaicos llevada al extremo.
DÍA 5 - CLAUSURA
En esta ocasión, y de manera acertada, la clausura del Cryptshow fue muy sencilla. Consistió en la proyección, gratuita, de las obras ganadoras en Donzella de la Costa, un local a la orilla del mar. Una última noche para relajarse viendo cómo cortometrajes que pretenden ser películas (cogiendo la estructura y lo estético de éstas) reinan en una edición en la cual se he echado de menos el característico desenfreno y las pequeñas sorpresas de otros años.