Hoy hemos podido asistir a la rueda de prensa programada por el festival para promocionar la nueva sección Japan Now que abarca películas de producción nacional y en la que, como hemos dicho con anterioridad, se dará homenaje a las actrices más reconocidas del panorama japonés.
El evento ha comenzado con la debida presentación de varios de los espectáculos que podremos ver (Godzilla con Orquesta en directo…, Noche de Teatro Kabuki…, etc…) por parte del nuevo director del Festival Takeo Hisamatsu. Éste mismo ha dado paso a Kohei Ando, programador de la sección, que nos ha introducido a groso modo las 15 películas que podremos ver durante el festival, todas con presencia de parte del elenco, y entre las cuales se incluyen obras como; “The Third Murder” dirigida por Hirokazu Kore-eda (Nadie Sabe, 2004), o “Radiance” de la directora que nos trae hoy aquí, Naomi Kawase (Shara, 2003).
Pasadas las presentaciones, y dado que ninguno de los presentes ha realizado ninguna pregunta durante el Q&A, se ha llevado a cabo el pase de “Radiance”, un drama cotidiano que a más de uno le habrá hecho soltar la lagrimilla, y es que Kawase, como siempre, le da ese toque de humanidad a las historias que hace que calen en lo más hondo; quizá sea debido a su humilde origen en un pueblo pequeño como Nara, sin las pretensiones ni los lujos de la gran ciudad, pero es capaz de enseñarnos la naturaleza de una manera tierna pero a la vez feroz.
En la trama del film que hoy nos atañe, la directora ha elegido dar forma a su historia juntando con dos seres que están ligados por lados opuestos de un mismo hilo. Por un lado tenemos a Misako Ozaki, interpretada de manera magistral por la joven Misaki Ayame (“Attack on Titan”, 2015), una escritora de guiones de audiodescripción para invidentes con traumas paternos de pequeña; y por el otro lado tenemos a Masaya Nakamori, encarnado por el experimentado Masatoshi Nagase (“Sweet Bean”, 2015), quien da vida a un fotógrafo casi invidente con muchos remordimientos.
“Radiance” transcurre como si de una poesía se tratara, como un lienzo que se va dibujando con el paso del tiempo y va ganando una forma perfecta de belleza y armonía sin que puedas apartar la vista de la pantalla, sintiendo cómo fluyen los más puros sentimientos dentro de uno mismo. Eso lo consigue con una dirección de actores espectacular (sin quitar mérito a los mismos), un guión muy bien articulado y creado con el corazón, una fotografía de belleza sublime como nos acostumbra Mrs. Kawase, una banda sonora en todo momento acertada y en sintonía con la trama, y por último, un gran trabajo en equipo del que se entrevé el amor por el séptimo arte.
Precisamente durante el Q&A posterior a la proyección, Kawase-San nos dio varias razones del porqué el trabajo en equipo había sido ejemplar, y es que los actores, gracias a que el film se rodó sin romper la continuidad, pudieron meterse con más facilidad en el papel, dando pie así a contribuciones al guión (ej: el guión de la escena final fue ideada por Masatoshi Nagase) o salir lágrimas de forma natural sin que la directora lo hubiera contemplado en ninguna escena.
Como en cada film de Kawase, detrás de él hay una experiencia vital, y en este caso la semilla surgió mientras preparaba el film “Sweet Bean” para que pudiera ser disfrutado por personas invidentes. Comenta la realizadora que en ese momento se dio cuenta del duro trabajo que hacen los audioguías para que esas personas puedan disfrutar de algo que los demás dan por sentado, y es que el poder de la imaginación es algo increíble. Por ese motivo fue por el que la autora decidió hacer una película dentro de otra película de manera que el espectador pudiera empatizar con esa realidad.
Y ya por último asistimos a un avance del próximo proyecto que ya está en marcha, y hará seguramente las delicias de los seguidores de la directora originaria de Nara, sorprendiendo a la prensa con la noticia de sus dos protagonistas; el que viene siendo su actor fetiche, Masatoshi Nagase, y la llegada a Japón de la glamurosa Juliette Binoche (“Chocolat”, 2000).
Con esto nos despedimos por hoy augurando un gran festival.