Tras un merecido descanso nos preparamos para el fin de semana, días en los que aprovechamos al máximo para vivir la experiencia visual exprimiendo cada gota de cine que nos brinda el festival, en este caso con seis películas muy dispares en temática cada una de ellas.
Comenzamos con “Someone from Nowhere” de la sección Asian futur proveniente de Tailandia. El segundo trabajo dirigido y escrito por Prabda Yoon (“Motel Mist”, 2016) nos propone un drama mezclado con algo de ciencia ficción en una historia que podría tener varias conclusiones. Con solo una localización y dos únicos actores, lo que más cobra importancia en el trama es el guión, uno que es capaz de mantenerte con los ojos abiertos para no perderte ningún detalle de la historia, y eso es lo que consigue con una conversación ágil a la par que interesante.
El film, que abre las puertas a muchas posibles interpretaciones, consigue su propósito, y tras salir de la sala, sigues pensando en la historia.
Intentando zafarse de ese bucle de pensamientos, un servidor se dirige a una segunda y última sesión para éste sábado frío y lluvioso. La elegida es “Waiting for the Moon (二十六夜待ち)”, un drama de la sección Japanese Cinema Splash que nos cuenta la unión de dos personas que perdieron algo de sus vidas durante el Tsunami del año 2011.
Mei Kurokawa (Killers, 2014) y Arata Iura (Our Homeland, 2012) protagonizan el film, la primera, interpretando a alguien que lo ha perdido todo tras el Tsunami y tiene que vivir de prestado con sus parientes lejanos; y la segunda, que tras un evento desafortunado perdió todos los recuerdos de quién era. El film habla de encontrarse a sí mismo, de aceptarse y seguir adelante a pesar de las adversidades; de cómo dos almas perdidas pueden cambiar su destino al encontrarse y formar un vínculo único que les ayude a continuar.
Tras una tarde inspiradora nos dirigimos a la fiesta organizada para que invitados y prensa puedan compartir impresiones y quien sabe, futuros contactos. La velada transcurre con cierta vergüenza al principio pero poco a poco, con el alcohol entrando en sangre y la buena cocina en el estómago, el ambiente comienza llenarse de fraternidad y amor por el cine. Conocemos a varios corresponsales de medios internacionales, al director de la que al final no hemos podido ver “Passage of life”, Akio Fujimoto que perplejo por mi sinceridad me invita al pase privado que harán para prensa antes del estreno del film.
Al día siguiente, tras cerrar una buena jornada, comenzamos con un film críptico para mí, ya que desconozco completamente la composición y significado de los poemas denominados -Anka-. Precisamente en eso es basa “Listen to Light (ひかりの歌)”, el su segundo largometraje de Kyoshi Sugita (“A Song I Remember”, 2014); 4 poemas seleccionados, de un concurso de 1200 relacionados con la Luz, unidos para crear un film con 4 historias en las que la mujer es la protagonista, superando una fase complicada en su vida y dando un paso más hacia delante, madurando con cada decisión tomada.
Tras esta enigmática y poética andadura volvemos a la realidad de la era moderna y el uso indiscriminado de las redes sociales, que usadas indebidamente pueden llegar a hacer un daño irremediable al individuo. De eso es de lo que nos habla “The Hungry Lion (飢えたライオン)”, representando esta sociedad donde tenemos las dos caras de la moneda en lo que a internet se refiere, consiguiendo lo que deseas o bien convirtiendo tu vida en un infierno. Esto segundo es lo que le pasa a nuestra protagonista Hitomi cuando un rumor se extiende por la red.
La directora Takaomi Ogata (“Sunk in the Womb”, 2013) manda de esta forma un mensaje realmente crítico sobre la sociedad de hoy en día, profundizando sobre todo en el sistema escolar japonés donde el Bullying se ha convertido en uno de los grandes problemas del país.
De la realidad nos vamos de viaje en busca de más realidad, en este caso en el mundo de la música, con el documental “Ryuichi Sakamoto: CODA”. Dos horas en la vida del que fuera componente original de la banda transgresora de música electrónica Yellow Magic Orchestra, y autor/compositor de Bandas sonoras como “Merry Christmas Mr. Lawrence (1983)”, o “The Last Emperor (1987), con la que ganó el Óscar a la mejor Banda Sonora.
El documental transcurre durante una de las etapas más duras para el artista, tanto personal como socialmente, desde que acontece el gran Tsunami de 2011 (東日本大震災) con sus posteriores problemas nucleares, los cuales crearon gran controversia en la sociedad japonesa, hasta que él mismo fue diagnosticado con Cáncer Orofaríngeo en 2014.
Tener la oportunidad de conocer la personalidad del autor es muy interesante; ver cómo un investigador, un curioso de la música busca nuevos sonidos en cualquier cosa, animal o planta que haya en este planeta para crear algo tan sutil como un compás de movimientos musicales que definen la canción. Fascinante. Además, el simple hecho de que para él sea algo normal, lo hace más increíble. En definitiva, gran documental disfrutable tanto para fans como para profanos del autor.
Y para cerrar este fin de semana, vamos con una premier que será estrenada el año que viene en los cines de todo Japón: “Midnight Bus (ミッドナイト・バス)”, dirigida por Masao Takeshita (“Jump”, 2003), a quien pudimos conocer junto con gran parte del elenco en la rueda de prensa oficial del film durante el festival. El guión está basado en la novela, con el mismo nombre, de Yuki Ibuki y la historia trata sobre un hombre dividido entre dos lugares que intenta encontrar el balance; en Niigata, tiene su casa, donde ahora convive con su hijo; y en Tokio, tiene su trabajo y a su pareja.
El director, dice textualmente que : “quiso dar a conocer las muchas familias en situaciones como esta, donde el trabajo está en la ciudad y la vida en el pueblo, o a la inversa”. Y consigue transmitir dicho mensaje. Mostrando a la vez parajes espectaculares y las diferencias entre habitantes de ambos ámbitos sociales nos va destejiendo la historia de una familia como cualquiera pudiera tener, con sus buenos y malos momentos, decisiones acertadas y erróneas, en definitiva vivir, aprender a lo largo del camino.
Quisiera remarcar dos puntos curiosos en este film; el primero, la actuación sorprendentemente familiar del equipo de actores, denotando que durante el rodaje hubo buen ambiente cose que repercutió positivamente para con la fluida interpretación -además el propio protagonista estuvo durante algo menos de un mes dando clases de conducción para las escenas de autobús-; y la segunda es precisamente la banda sonora para esos momentos, independientemente de lo que dijera la autora en rueda de prensa, a mi particularmente me recordó a “Taxi Driver” en sus momentos de travesía automovilística.
Y ya, con las ganas de viajar a Niigata para ver la belleza real del lugar, nos despedimos de este fin de semana tan repleto de emociones.