TIFF Inicio de semana

Aunque los Lunes suelen ser pesados, hoy nos levantamos con ganas para nuestro sexto día de festival y ver que nos trae bajo el brazo.


Arrancamos con un título del panorama japonés con una producción algo más pequeña que la que cerró el día anterior. “Ice Cream and the Sound of Raindrops (アイスと雨音) es un film dentro de un film, cuya peculiaridad es que está rodada íntegramente con un solo plano secuencia de principio a fin, convirtiéndola prácticamente en una obra de teatro.




Precisamente la trama va de eso; un grupo de chicos/as es elegido para interpretar una nueva obra de teatro que se presentará en un mes, cuya preparación nos es mostrada en pantalla, y que empero, se cancela por la prevista falta de entusiasmo del público. Con esta historia como fondo, el director y guionista Daigo Matsui (“Afro Tanaka”, 2012), consigue de una forma magistral, gracias también a las espléndidas interpretaciones del reparto, compaginar la actuación tanto para con la obra dentro del film, como para el film en sí mismo. De esta forma, los 74 minutos de metraje pasan volando al tiempo que quedan grabados en la mente de los espectadores como una maravilla del séptimo arte.





Lamentablemente, después del subidón de adrenalina, asistimos al que posiblemente sea el peor trabajo que podamos ver en el festival. “Soul Inn” (Zheng Yi) pretende contarnos una historia enternecedora entre el personaje principal, su padre recién fallecido y su madre que lo abandonó cuando era pequeño, pero nada más allá de una insulsa historia dramática. El film se convierte en una soporífera obra sin más, extenuante por el ritmo lento y un guión poco atractivo. Tan sólo la fotografía se salva de la pira, está muy lograda, aunque todos sabemos que China se pueden encontrar parajes tan bellos que sólo con ponerlos detrás de la cámara ya se consigue una buena toma.




Ya por último para el día de hoy, la segunda joya del día, la otra cara de la moneda que nos trae el cine chino: “That Is Not What I Expected”, dirigida por Derek Hui, en su primer largometraje tras trabajar para varios otros autores también de origen chino como Peter Chan (“Wu Xia”, 2011) o Xiaoshuai Wang (“Beijing Bicycle”, 2001), y protagonizada por el polifacético y multilingüe Takeshi Kaneshiro (“La Casa de las Dagas Voladoras”, 2004) y una híper activa Dongyu Zhou (“Amor Bajo el Espino Blanco”, 2011).


 Ambos hacen unas interpretaciones sublimes de dos personajes muy dispares en este film con un guión que podríamos describir como una versión de “Deliciosa Marta” con toques naives del estilo “Amelie”, creando con esta combinación una trama muy atractiva capaz de generar risas en la sala de cine desde el primer momento.





Cabe comentar que nos la presentan como una comedia romántica, pero lo segundo se queda en tan segundo plano que si realmente hay una historia de amor entre los dos, el cómo acabe no influye mucho en una historia donde lo importante es el proceso y no el fin.

 

Después de poco menos de dos horas de cocina, recomendamos no ir con el estómago vacío, salimos del cine directos a cualquier “Conbini” para llenar la tripa, que, aunque lo que nos servirán ni se acerque a los manjares del film, bien nos hará un avío para ir a dormir sin hambre.  



Por Santiago Maroto