El viaje del villano

Especial "Avengers: Infinity War"

(Anthony and Joe Russo, 2018)


Han pasado diez años desde que vimos a Robert Downey Jr. enfundarse en el traje de Iron Man por primera vez. Una década desde que, tras los créditos de la película de Jon Favreau, una pequeña escena con Samuel L. Jackson nos pusiera a todos a fantasear con la creación de algo más grande.

Y vaya si se creó algo más grande.

En estos 10 años, el universo cinematográfico Marvel (MCU a partir de ahora) se ha consolidado y sus películas, con sus más y sus menos, han sentado las bases de los blockbusters de toda una década. Las capas y las máscaras vuelven a estar de moda. La compañía capitaneada por Kevin Feige tanteó la posibilidad de crear un crossover en su primera cinta y ahora lo lleva a su punto más alto, dejándonos de cara al gran final del MCU tal y como lo conocemos.

Y en este contexto llega "Infinity War", tercera y penúltima película de “Vengadores”, el crossover original, que aquí da otra vuelta de tuerca y hace otro crossover con los demás personajes del MCU para enfrentarlos a la auténtica estrella de la función, Thanos, que tras tres películas chupando banquillo sala a la pista… ¡Y de qué manera!





Porque aquí no hay héroe que le haga sombra al personaje interpretado -CGI mediante- por Josh Brolin (“Los Goonies”, 1985). A Marvel siempre le ha pesado la ausencia de villanos capaces de dejar huella, y con la llegada del Titán se han desquitado a lo bestia. Desde el mismísimo prólogo, Thanos se come la película y deja claro que "Infinity War" no se va a andar con tonterías: queríamos un villano a la altura, y hay que tener cuidado con lo que se desea.

La premisa de "Infinity War" es simple si se ha seguido el hilo. Los Russo no ofrecen un inicio (ni, según cómo se mire, un final) siendo ésta probablemente la película menos independiente de todo el MCU. Arranca donde acaba “Thor Ragnarok” y constantemente nos lleva a escenarios ya visitados en los que tanto los héroes como los espectadores se dan cuenta de la terrible verdad: todos sus esfuerzos han sido completamente inútiles. Thanos se ha levantado de su trono y tiene una sola misión: reunir las seis gemas del infinito, colocarlas en el guantelete, y cargarse la mitad de la vida del universo, por equilibrar.

Lo que sigue es una simple reubicación de personajes para llevarlos de clímax en clímax hasta el gran final -de momento-. Joe y Anthony Russo se han tirado de cabeza a la piscina y, aunque cumplen, es justo decir que no sin que su estilo se resienta un poco. La buena mano con la que manejaron el aspecto coral de “Civil War” se pierde ante la magnitud de los eventos, arrancando a saco con personajes repartidos por tres escenarios distintos nada más empezar la cinta; creando alianzas que no existían y adaptándose al estilo que otros directores han imprimido a los personajes en películas más “personales”. Los hermanos realizadores tienen que hacer un esfuerzo titánico para que su obra tenga algo de coherencia antes de empezar a tirar de pirotecnia. Algo parecido les ocurre con las escenas de acción, que no dejan de ser un auténtico espectáculo, pero que pierden la claridad y la frescura que tantos puntos le subieron a las dos entregas de “Capitán América” que dirigieron previamente.




Por lo demás, los Russo vuelven a demostrar que son la mejor opción al frente de una cinta de estas características. El guión, escrito por Christopher Markus y Stephen McFeely hace buenas galas del humor que la pareja de realizadores siempre ha manejado tan bien (aquí su paso por la imprescindible serie “Community” queda más patente que nunca, teniendo a tantos personajes aficionados a las referencias como “Spider-Man” o “Starlord”) y la sorpresa la dan demostrando que también pueden manejarse con el dramatismo, del que "Infinity War" no va precisamente corto.
Porque, yendo al grano: "Infinity War" es, ahora de verdad, la película de superhéroes más dramática y oscura hecha hasta el momento. Porque no hace falta eliminar la acción (es una montaña rusa) ni los chistes, que los hay, y muy buenos para introducir emociones, drama, y una sensación de devastación absoluta a medida que nos damos cuenta de nuestros héroes se enfrentan a un enemigo imbatible.





Esto nos manda de vuelta a Thanos. Quienes hayan leído la maravillosa saga de Jim Starlin ya saben por dónde van a ir los tiros, aún con los cambios que se le han realizado al personaje -el más importante quizás, la motivación, que gira la tuerca y convierte al titán loco en alguien que cree estar haciendo lo correcto-, y los que sólo lo conocen de verlo permanentemente clavado a su silla en sus apariciones anteriores... Van a ver de lo que es capaz. Brolin le da el alma que el genocida púrpura necesitaba y lo hace totalmente creíble. El personaje de Thanos es el de un demente embarcado en una misión que está dispuesto a completar a cualquier precio. Esto es importante porque lo veremos más de una vez sufrir por cada sacrificio que tiene que llevar a cabo. El nivel de empatía que puede llegar a generar un asesino loco creado por ordenador es sin duda lo más sorprendente de "Infinity War" y la mayor satisfacción que nos ofrece, irónicamente, es verlo machacar a los personajes con los que llevamos 10 años alineados.

No quedan tan bien tratados sus secuaces, la Orden Negra, cuarteto de villanos entre los que destacan Carrie Coon como Proxima Midnight y Tom Vaughan-Lawlor como Fauces Negras. Si bien los personajes son interesantes, quedan como poco más que una pequeña molestia ante el auténtico villano de la función. Es una buena idea introducir ciertos enemigos con algo de personalidad ante tanta masilla (que las hay), pero al final se desaprovechan personajes que podrían haber dado muchísimo juego en otras circunstancias.




¿Y los Vengadores? Al fin y al cabo se supone que es su película. Para empezar tienen el problema de tener que repartir el metraje para que todos puedan tener su momento. Esto siempre dejará a alguien insatisfecho, pero los directores salvan la papeleta lo mejor que se puede (casi literal, no creo que se pudiera gestionar tanta información de mejor forma) dando a cada uno su minuto de gloria. Downey Jr continúa en la línea marcada por “Iron Man 3”, con un Stark cada vez más cansado y superado por las circunstancias que apunta ya descaradamente a su próxima salida del MCU, y que ahora luce un nuevo traje de metal líquido que elimina por completo cualquier atisbo de “realismo tecnológico” pero abre un sinfín de posibilidades a la hora de la acción, con armamento y piezas saliendo de la nada constantemente. El Capitán America de Chris Evans cada vez más reafirmado en su papel de icono y héroe infalible -como demuestra su primera aparición- secundado de nuevo por Scarlett Johansson y Anthony Mackie. Spider-Man sigue funcionando perfectamente como salida cómica y es una gozada verlo en acción, aunque da pena verlo despojarse de su traje original tan pronto, mientras que Cumberbatch aprovecha que ya hay un Tony Stark en pantalla para darle a su Dr. Extraño un cariz más serio y cercano al cómic. El celebrado Pantera Negra y los suyos aquí tienen una aparición casi testimonial, relegada al tercer acto (la hora de los mamporros, básicamente), quedando en la lista de personajes afectados por la falta de tiempo junto a Wong, War Machine o, por exigencias del guión, Hulk. Visión (con Paul Betthany mostrando su aspecto real) y Bruja Escarlata disfrutan de su propia trama, siendo una pieza clave gracias a la gema que le da vida al androide. En la otra punta del espacio los Guardianes de la Galaxia, siguen funcionando como un tiro, tanto por libre como mezclados con otros personajes, y casi parece que James Gunn se haya encargado de sus escenas. Gamora y Nebula se presentan como personajes claves para el avance de la película, mientras los demás siguen haciendo gala su talento para la comedia -ojo a Batista de nuevo, posiblemente los mejores punches de la película-. Y por último, Thor, que al fin se reivindica como el personaje que siempre tuvo que haber sido. Tras sus olvidables dos películas y la comedia inesperada que fue “Ragnarok” , Chris Hemsworth al fin tiene la oportunidad de interpretar a un dios. EL DIOS. Del trueno, ni más ni menos. También tiene tiempo de marcarse alguna escena cómica bastante buena; empero, en una sola conversación de dos minutos con Rocket “conejo” Racoon, es capaz de darle más épica a su Thor de la que ha tenido en todas sus demás apariciones juntas. Sin ninguna duda, se convierte en el personaje que más reforzado sale de "Infinity War" con una oportunidad de lucimiento muy bien aprovechada por parte de Hemsworth.




Joe y Anthony Russo se han embarcado en una tarea colosal. Encarar el final de toda una etapa que ha marcado el cine blockbuster de los últimos años con una película monstruosamente grande que, literalmente, deja el plantel superheroico patas arriba. Por el camino ofrecen un espectáculo impresionante, un viaje dramático -nunca verás a tantos superhéroes llorar- que va a traumatizar a más de uno (ojo a los niños), el primer supervillano verdaderamente memorable, y una película que no va a revolucionar el género, pero que va a tocar un techo.

 

Y aún queda el desenlace. Si no hay ya un “Team Thanos”, habrá que inventarlo.




Por Isaac Mora