Monstruos y una habitación de Sitges

En el cuarto día nos metemos en “The room” de la Sección Oficial Fantástica en Competición.






Dirigida por el francés Christian Volckman, esta versión -salvando grandes distancias- de “Sphere” (1998) basada en una novela de Crichton, cambia la esfera subacuática por una habitación en una casa de la campiña. 


Y eso es en lo único en lo que se parece a aquel gran film de gènero, limitándose a deseos superficiales, carentes de cualquier reflexión previa y derivando en una torpe consecución de eventos pseudo freudianos a lo que se suma un torpe montaje que elimina cualquier sorpresa y una evidente e infantil supresión de las propias normas que había planteado. 


Prescindible.




Así pues, para intentar dar un subidón a tan decepcionante sesión continuamos con “Kung Fu Monster” de Andrew Lau





Esta superproducción china da todo lo que promete, sobretodo al público infantil, con un festín de acción, humor y un monstruo de lo más mono, en todos los sentidos.


Con una historia algo enrevesada y múltiples personajes, algo muy común en obras de este país que a la postre es lo menos importante y en nada impide seguir la historia base, el film cumple con todos los requisitos para hacer las delicias de los más peques y -porqué no- adultos con corazoncito joven. Además, a parte de cierta violencia prescindible, aporta los mensajes de amistad, fidelidad, hacer el bien y sobretodo el no retener ni esclavizar a animales salvajes y ayudar a que éstos obtengan su libertad. Nada envidiable teniendo en cuenta los tiempos de egoísmo que corren.


Muy recomendable para ver en familia.   





Y para ver un buen film de fantástico en su formato más “corto”, lo mejor es acudir a una sesión de ello. Sobretodo si está encabezada por un trabajo del vástago de Cronenberg.


Dentro de la sesión de cortometrajes a competición III buscamos de forma destacada el visionado de “Please Speak Continuously And Describe Your Experiences As They Come To You” de Brandon Cronenberg. Un experimento dentro de un experimento, un limbo de la consciencia que navega entre sueño, realidad e imaginación. Partiendo de la base de un implante con el que puedes acceder y describir las sensaciones que éste te provoca, el sujeto avanza por su mente, desgranando su psique en colores básicos, profundizando en lares que, quizás, no queremos explorar. 

 

Un fascinante trabajo.



Por Silvia García Palacios