Noviembre se llenó del mejor cine nacional e internacional en la 32 edición del Tokyo International Film Festival. Repasaremos lo más destacado en las siguientes líneas.
Lamentablemente nos fue imposible asistir al pase único de “Sisters”, de Prachya Pinkaew, una de las obras que esperábamos con intriga debido a sus rasgos más cercanos al cine de género que le gusta a servido. Llegados a este punto, y para cumplir mínimo con la sección oficial competición, coordinamos un plan de 3 días que incluían los trabajos de los que os comparto las siguientes reflexiones.
Día 1, 02 Nov.
El primero de todos, y por cierto más ruidoso, de origen iraní y de la mano de Saeed Roustayi (Life and a Day, 2015), “Just 6.5”. Un servidor es un profano en tal procedencia, y a tenor de pecar de puro prejuicio, he de decir que será difícil que ante una disyuntiva caiga la balanza hacia un film similar. La razón, una continua subida de tono de voz durante casi el 80% del film y un guión pésimamente estructurado que combinados hacen que cualquier espectador pierda la concentración en la trama, y por tanto, el interés en la misma.
Al terminar el film, quien os escribe se quedó en la sesión Q&A a refugio del frío coincidiendo con un margen hasta el siguiente film. Solo destacar que entendí que lo que hace “ruidosa” la película es el propio idioma, pues durante la sesión, tanto del director como de uno de los actores (que se creía Tony Stark), sus tonos de voz no superaban a los del resto de presentes en la sala.
Salimos de la sala para volvernos a meter en la cola de prensa tras un pequeño refrigerio. En este caso nos espera la obra española, ópera prima, de Aritz Moreno “Advantages of Travelling by Train”, en la que cuenta con actores/actrices hispanos de renombre como Luis Tosar (Mientras Duermes, 2011), Ernesto Alterio (El Otro Lado de la Cama, 2002) o Pilar Castro (La Gran Familia Española, 2013).
Un film que nos habla de lo que podría ser la sociedad actual (durante el Q&A muchos de los japoneses se identificaron con su propio alrededor), pero que según el escritor del libro de mismo nombre que la película, y en el que se basa el guión, mientras plasmaba sus pensamientos en el papel no concebía ninguna época. Destacar también el frenético ritmo y los continuos cambios en la trama que hacen que, cual gato, mantengas los ojos abiertos para no perder nada de ésta durante casi las dos horas de duración de la aventura de la protagonista principal.
Y tras acabar con el Q&A en el que asistieron director, escritor de la novela y el productor, y donde el público acabó bautizando la película como “Disaster Movie”, me someto a un debate interno entre el sueño y las ganas de seguir desarrollando mi conocimiento por este arte en el que el primero sale ganando, por lo tanto, decidimos cerrar paradeta e irnos a descansar para un segundo día que concentra el mayor número de sesiones que podemos ver.
Día 2, 03 Nov.
Comenzamos de buena mañana con “Only the Animals”, dirigida por Dominik Moll (The monk, 2011) y la que nos habla de uno de los peores temores de la sociedad capitalista en la que vivimos, el robo de identidad.
El director usa muy ingeniosamente las bases de cine negro para crear una niebla con la que mantiene la intriga, y a la vez va desvelando cosas poco a poco, en un montaje estilo “Memento” que se divide por capítulos, para separar las historias de los diferentes personajes que finalmente convergen en un desenlace de múltiples interpretaciones. Basada en una novela de mismo nombre y ampliamente recomendada por los actores principales que estuvieron en el Q&A de después del pase.
Tras estos primeros entremeses nos dirigimos al primer plato del día que coincide con uno de los dos trabajos de la propuesta Japonesa y el más ambicioso, “Tezuka’s Bárbara (バルボラ)” realizada por el hijo Macoto Tezuka (Tokyo Shutter Girl, 2013), y partiendo de la originaria obra del padre Osamu Tezuka (creador, entre otros, de Astroboy).
Para hablar de la película no necesitamos remontarnos a los tiempos en los que Osamu Tezuka escribía la serie sobre Bárbara, pues la sociedad Japonesa no ha variado mucho desde entonces. En cuanto a la trama, podríamos decir que es muy parecida a lo que pudimos ver en “La Venus de las Pieles” (Roman Polanski, 2013) y es el juego de seducción/pasión provocado por una diosa.
Una mención especial a la música del film, ya que sin el Jazz Fusión que se escucha durante el desarrollo no se podría crear un ambiente donde se pueden mezclar tantas épocas, en este caso, del país nipón.
Por lo que se refiere al Q&A, me gustaría compartir tres puntos clave hablados en él:
Punto 1:Según el director, no es importante ser estricto en las adaptaciones. Aunque él ha leído la obra de la que habla a la temprana edad de 10 años, entiende que hay partes de la serie que si fueran introducidas en la historia del largo, éste duraría al menos 5 horas.
Punto 2:Dado que en el film aparecen muchos desnudos, especialmente de Bárbara, muchos actores a los que llamaron para la audición se negaron en rotundo a dar vida a los personajes principales, por lo que casi no se llega a realizar. Lo actores actuales aceptaron debido a la originalidad del guión.
Punto 3:El director consiguió llamar la atención de Christopher Doyle, que gracias a sus trabajos con Wong Kar-Wai en “2046” e “In the Mood for Love” supo que su visión fotográfica le daría lo necesario para crear la ambientación que su padré creó en los años 70.
Acabados con el primer plato, saciados de pasión, nos dirigimos hacia el segundo plato compuesto por las obras “The Unpromised Land” y “Days of the Bagnold Summer”, las cuales decidimos que nos dejarían espacio para el postre con el segundo film a competición de nacionalidad Japonesa, “A Beloved Wife (喜劇愛妻物語)” escrita y dirigida por Adachi Shin (screenplay de 100 Yen Love,2014).
“The Unpromised Land” y “Days of the Bagnold Summer”, dos películas que encontramos en la sección del Festival -Youth-, en la que se presentan obras de jóvenes directores con sus pequeñas ambiciones. En la primera, Víctor Lindgren nos quiere mostrar de una manera muy clara, que las generaciones futuras no están perdidas, y que aunque en nuestra sociedad actual sigue habiendo racismo a nuestros hijos/as la diferencia, ya sea en el color, la condición o el idioma, no les importará para juzgar al prójimo. Y en la segunda, Simon Bird nos envía un mensaje con clave de humor, en el que la sangre al final es más importante que cualquier creencia o gusto que se tenga, pues en familia no se hacen distinciones.
Acabamos el día con el postre, algo agridulce, que nos propone Adachi Shin con “A Beloved Wife (喜劇愛妻物語)”. Una historia de un escritor de adaptaciones venido a menos, y de su pequeña familia, donde, aunque en nuestra sociedad puede parecer de lo más normal, en la japonesa se ve como un caso perdido si la mujer es la que trabaja.
El director nos muestra la historia en un hombre que, por lo menos a un servidor, saca de quicio. El motivo, y lo deja más que claro, es una sociedad en la que la mujer está reprimida por la sexualidad masculina, donde el machismo aún y desgraciadamente prolifera en los contextos urbanos. Un hombre que, imagen de la sociedad actual, durante todo el film lo único en lo que piensa es en que desde que tuvo su hija con su mujer las ocasiones de tener sexo con ella han disminuido, mientras que ella se esfuerza en sacar la familia adelante.
Un marido lleno de promesas que sólo hace cosas en pro de ese fin hedonista, y se pasa las dos horas que dura el film con ese propósito. Sinceramente, creo que si a alguien le hizo gracia, sería especialmente al público masculino japonés de la sala, ya que para mi fueron ciento veinte minutos de sueño perdidos, y decididamente no pagaría por tal oda a un machismo que lamentablemente sigue siendo la lacra del pueblo nipón. De hecho, lo único a destacar es la actuación de la protagonista, que aunque sea triste, representa magistralmente la impotencia en este aspecto.
Y ya, con esta decepción, volvemos a casa sin poder evitar reflexionar sobre la sociedad en la que llevo viviendo ya tres años. Queda pendiente pues el último día de esta cobertura relámpago.
Día 2, 04 Nov.
“Food for a Funeral” es la elegida para finalizar esta 32 edición del TIFF, que de alguna manera, representa lo que año tras año va pasando con la organización del festival, que al ir acortando “presupuesto de bienvenida” se va convirtiendo en una especie de funeral para todos lo que representamos la parte crítica en estos eventos.
De vuelta al film, diría que es un largometraje hecho para la siesta. Y decimos esto porque el ritmo soporífero hace que, si se te ocurre verla después de comer, te duermas a pierna suelta, y, tanto si te despiertas a mitad, o en cualquier momento, te vas a enterar igual que si la vieras desde el principio.
No os equivoqueis, no es aburrida, simplemente si no entiendes la cultura del país donde se ha rodado, al no ser un film documental, es fácil perder el interés en la trama. Además tiene un buen trabajo fotográfico que, si lo presentaran de otra manera, ganaría adeptos.
Por último y antes de despedirnos, permitidme compartir con vosotros el listado de ganadores de la sección competición, y una reflexión final tras acabar el festival con el -Special Screening- de la gran sorpresa del cine Japonés y que estuvo en boca de todos el pasado 2018: “One Cut Of Dead”, obra que conquistó el corazón de muchos que como yo, hemos participado en la creación de una película tras las cámaras.
PALMARÉS DEL TIFF 2019
Después del pase exterior y pasando frío de este ya mítico film, nos quedamos al -talk show- con el director y los organizadores del evento. Durante la charla pudimos descubrir varios aspectos del joven director y sus motivaciones, las cuales en cierta medida nos sorprendieron.
Algunos de vosotros ya lo sabréis, pero el film costó únicamente 3 millones de Yenes, los cuales salieron todos del bolsillo del propio director.
No solo sorprende el coste del film, sino la manera de producirla. Es conocido que en la organización Nipona de cine si no tienes “amigos” no puedes crecer como cineasta. Shinichiro Ueda demuestra lo contrario y se posiciona como uno de los directores favoritos de la sociedad nipona.
Lamentablemente, tras ese pasado de esfuerzo y dedicación al cine se encuentra su verdadera motivación, que para mi sorpresa se encuentra en hacer films comerciales que, evidentemente, potencien su estatus económicos (se me olvidaba que la sociedad japonesa es una grande y capitalista).
No sé vosotros, pero yo tras estas declaraciones, dudo bastante que vea su nueva obra (que también nos presentó) llamada “Special Actor’s”.
Con esto dejamos el festival atrás con una sensación de que esta edición ha cumplido con lo prometido, presentando films más comprometidos con la presentación al mundo de los recovecos más sucios de su propia sociedad, así como un paso hacia el entendimiento y introducción de otras culturas en un país que llevaba cerrado en banda desde hace décadas.