Arranca una nueva y prometedora edición del Festival Internacional de cine Fantástico de Catalunya, el Sitges Film Festival. Las expectativas son altas en este nuevo año no tan solo porque la sombra del covid poco a poco parece ir disipándose sino también por el nivel fílmico que tenemos por delante.
En este 2021 la presencia femenina parece dominar tanto delante como detrás de las cámaras dentro de una programación ecléctica en cuanto a historias, formas de narrar y miradas del fantástico y del terror.
Empezamos este recorrido precisamente con “Medusa” de Anita Rocha da Silveira.
La serpiente es un símbolo protector al tiempo que temido en muchas culturas, quizás es por eso que una mujer con serpientes por cabello puede conllevar la metáfora de los dos lados opuestos de la moneda. En el film, la protagonista forma parte de un grupo de beatas que se toman la “justicia divina” de una forma bastante abyecta y por las noches se dedican a apalear a aquellas mujeres que no viven acorde con sus ideas superficiales y sectarias. La escisión es de lo que trata el film a través de su protagonista, Mariana, que ha de recorrer un camino personal de liberación mental y física abrumador. El fin, la liberación del concepto encartonado de la mujer y una explosión de frustración que atraviesa las calles de Brasil.
A colación de la liberación personal va la imprescindible ganadora de Cannes, “Titane” de Julia Ducournau.
Baile de incomodidades morales y festín de pieles mudantes que nos alienta a hacer una disrupción en nuestros esquemas narrativos para contarnos una historia de encuentros y encajes que aunque con un arranque violento, cual nuestra propia historia y una evolución algo a trompicones, puede llevar a un futuro nuevo y luminoso.
No os perdáis nuestra crítica especial del film en la revista.
Otro futuro en la línea del eco terror o eco-lógica plantea “Gaia” de Jaco Bouwer.
En paralelo a las ideas que ha destapado el covid, en un recóndito lugar de Sudáfrica se ha despertado a un ser dotado con una extraordinaria y letal -sobretodo para los humanos- capacidad. Allí sobreviven padre e hijo, al tiempo guardianes, al tiempo prisioneros. Su forma de vida se ha vuelto necesariamente primitiva y el impacto de la civilización desencadena lo inevitable. El enfrentamiento entre la locura que te da la certeza mundana frente a la equivocación que te aporta la pretenciosidad moderna.
Y hablando de pretenciosidad tenemos "2551.01" de Norbert Pfaffenbichler.
Un insulso trabajo experimental en el que el autor vomita todas sus imágenes perturbadoras de un subsuelo y solo por el hecho de que su protagonista esté acarreando con un niño casi todo el film permite la comparación con la obra maestra de Chaplin. Un primer episodio que por lo menos sirve para no tener ganas de ver el segundo.
Pasado el primer día de festival seguimos con una nueva jornada alimentándonos con “The feast” de Lee Haven Jones.
Volvemos al eco terror mezclado con un toque de especulación y de venganza. Pues de una vendetta en toda regla es de lo que trata un film que recoge una antigua leyenda brujeril telúrica de la propia galés. Lo más destacable pues, es la falta de piedad que se aplica a los asentados ricachones que se han alejado demasiado de sus raíces y poco les importa, en pro de su superlativo y totalmente descarriado bienestar, pasar por encima de todo. En definitiva, estamos ante un film que aunque parece ir encaminado, se desvía un poco de su mensaje original centrándose más en el fin que en los medios.
Y siguiendo con la línea pandémica tenemos "In the Earth" de Ben Wheatley.
El director, asiduo del festival por méritos propios, hace una incursión al hard eco terror con una magnífica cinta cuyos protagonistas son la rabiosa naturaleza, los dogmas asimilados y la supervivencia. Un notable trabajo que por momentos nos recuerda a la excelente “Fase IV“ (Saul Bass, 1974) -algo que ya es decir mucho- con la salvedad de los momentos de comedia negra y una menor incursión en la psicodelia que aquella. Obviamente no son cosas a reprochar teniendo en cuenta la trayectoria del autor que además ha sido capaz de llevar a buen término un film con muy pocos medios (4 protagonistas, un bosque, un campamento y mucha niebla) en plena época covid.
La comedia da punto y final al segundo día con “The trip” de Tommy Wirkola.
Protagonizada por la presente Noomi Rapace, este film noruego juega con el cambio de roles constantemente con una historia que se sustenta de flashbacks a conveniencia. El asesino es víctima, el secuestrado es asesino, el que “nunca había hecho daño a nadie” es asesinado… Una comedia muy negra de enredo que pretende el crecimiento personal de su protagonista, un director de telenovelas frustrado y fustigado como cobarde por su padre que decide que la solución de sus problemas es deshacerse de su pareja. Y desde algún punto de vista, acaba siéndolo.
La tercera jornada da su pistoletazo de salida con un plato fuerte, “Belle” de Mamoru Hosoda.
El artífice de maravillas como “El niño y la bestia” o “Mirai” no podía ser otro que el que ha sido capaz de superar la versión de “La bella y la bestia” de Disney de 1991, la mejor hasta el momento. Lejos de intentar emular la historia de la belleza interior, el autor japonés con una gran admiración y humildad ha superado con creces aquella historia de superficialidades y le ha dado una profundidad y una relevancia contemporánea fuera de serie. Descartando la relación hetero amorosa de los protagonistas, centrándose en el empoderamiento de la protagonista y culminándo con el amor y la carencia de egoísmo como base para una sociedad con futuro, este emocionante film es capaz de contener todo lo que necesita una obra de arte, lo que necesitamos ver. Absolutamente imprescindible.
El buen sabor de boca de “Belle” fue un reactivo más para acudir a la rueda de prensa de Hosoda San.
El autor confirmó su embelesamiento con la obra de Disney y cómo se preparó el film con uno de sus creadores. A la pregunta de nuestra revista, ¿qué impacto espera que las nuevas generaciones tengan con Belle? El director contestó resumidamente “que vivan de la mejor de las maneras esta dualidad entre la realidad virtual y la física''. Algo que ya se extrae del film.
Bajamos el listón con “Dead & Beautiful” de David Verbeek.
Con la premisa de que un grupo de mega ricos se “convierten” -más aún- en vampiros, versa este film escrito y dirigido por este director holandés afincado en Asia. Poco más se puede sustraer de un trabajo poco enigmático, desconcentrado y más focalizado en las falacias en sí mismas, que en un argumento de interés o desenlace lógico.
Para resarcirnos del anterior tropiezo rematamos el día con la magna “Mad God” de Phil Tippett.
Tres décadas para la realización de una obra cumbre del stop motion que se ha convertido en un clásico nada más ver la luz.
Multireferencial film que recorre la moderna historia de la humanidad, se desarrolla en un inframundo de frenética insensibilidad y una crueldad naturalizada. Un peregrinaje visual por los recovecos de la mente del autor llevados a la realidad con una descarnada mirada que no se detiene en moralismos ni se coarta de forma alguna. Un saber hacer que muchos añorábamos y que hemos tenido la suerte de disfrutar tras muchos años de espera. Todo un lujo.