Cobertura TIFF 2021 - Primer fin de semana


Día 1


Un día antes de que comience el festival, teniendo en cuenta que madrugamos para la sesión apertura, nos acercamos a la nueva zona de prensa dentro del Hibiya Tokyo Midtown, este año sede principal y lugar de proyecciones al aire libre para todos los públicos. Descolocados tras 4 años seguidos acudiendo a Roppongi, tenemos que pedir ayuda a información para que nos señalen el camino.


Recogida nuestra principal herramienta para los visionados, nos dirigimos al primero de los cines que participan en esta 34 edición, este año dividida en tres localizaciones con lo que los organizadores consiguen 2 cosas esenciales; separar las sesiones reservadas para los pases de prensa (P&I), y controlar mejor los accesos asegurando que las medidas anti-covid se llevan a cabo sin ningún peligro.





Y damos el pistoletazo de salida cinemático con “Cry Macho” el último trabajo, opening de este año, de Clint Eastwood (Gran Torino, 2008) siendo éste su film número 40 como director. El film nos transporta de nuevo a ese mundo que tanto gusta al director, donde Oeste y Cowboy van de la mano para mostrarnos una de las edades de oro del cine americano.


En la fragilidad, que a su vez nos muestra en sus 91 años, se puede entrever ese espíritu indomable propio de la cultura western, que en este caso se une al saber popular mejicano para demostrarnos una vez más lo que se vive en la frontera entre la estadounidense Texas y el país de México.


 



En este film además, Eastwood se da el lujo de coquetear y tener un romance Marta, a quien encarna la actriz de origen mejicano Natalia Traven (El Precio de la Inocencia, 2007), trayéndonos al recuerdo el lado romántico de la ya un clásico Los puentes de Madison  -y que a un servidor le dieron ganas de volver a ver-.


Después de un paseo por el recuerdo, nos dirigimos a nuestra segunda y última cita del día, esta vez con Terrorizers de la mano del director Ho Wi ding (Cities of Last Things, 2018). Con esta obra el director nos quiere mostrar una realidad, no solo sobre Taiwán, sino muchos países asiáticos que por la naturaleza introvertida de su cultura crea todo tipo de conflictos en su propia sociedad.






En este caso nos pone en el contexto de un grupo de jóvenes, que de alguna manera se cruzan en el camino de sus vidas, mostrando sentimientos que nos vamos encontrando a lo largo de ella, ya sea amor, envidia, deseo, remordimiento u otros que en el peor de los casos puede ocasionar crímenes de los que arrepentirse.





Siguiendo con la trama, el director nos lo cuenta a modo de capítulo por personaje, haciendo que uno mismo pueda adentrarse en la mente de cada uno de los protagonistas, no obligarte a elegir bando, sino más bien haciéndote entender los motivos que pueden llevar a las acciones que tomamos y las consecuencias que ellas llevan claro.


Y con esta lección de vida, damos por finalizado este primer día lleno de emociones.  


Día 2


De nuevo nos despertamos con el sol para después de una media hora de viaje, adentrarnos de nuevo en el maravilloso mundo del séptimo arte, dejando de lado la sección  a competición para ver un poco más de cerca el futuro del cine asiático con el segundo trabajo en la carrera de Okuda Yusuke (Graveyard of Youth, 2021), Somebody’s Flower 「誰かの花」, que nos sitúa en un drama cotidiano con aires de thriller.





En el film, el protagonista vuelve a casa preocupado por diagnóstico de demencia senil de su padre. Durante del proceso de adaptación a la nueva realidad, en tiempos de Covid-19, un accidente ocasiona la muerte del nuevo vecino en el vecindario y todas las pistas conducen a un acto irreversible en su propia familia, llegando a sospechar de su enfermo padre. 


Con esta trama, el director nos pone entre la espada y la pared moralmente en una situación donde incluso la justicia lo tendría complicado para poder discernir claramente un veredicto, exponiendo a su vez una de las facetas más oscuras de la sociedad nipona y su cerrada soledad.





Viajamos a Italia hacia la siguiente sesión de la sección competitiva, aunque en realidad la sala está a 7 minutos a pie desde la anterior localización, para ver el nuevo trabajo de Alessandro Cassigoli y Casey Kuffman, Californie, film de género documental que fue rodado gracias la coincidencia afortunada con la protagonista del mismo durante el rodaje de su anterior documental en 2018, Butterfly.


En este caso nos cuentan la evolución de una ciudadana marroquí en la Italia actual, desde los 9 hasta los 14 años. Jamilla, nuestra protagonista, se ve obligada a dejar su ciudad natal debido al traslado por trabajo del padre de familia hacia tierras italianas, poniendo sobre la palestra las diferentes dificultades, entre ellas las raciales, a las que se enfrentan los migrantes. 


Y para acabar la jornada, después de un baño de realidad del que salimos pensando en lo diferente que pueden llegar a ser algunas migraciones cuando la raza y la clase no son un argumento en pro de la discriminación, nos despedimos del fin de semana con una película de origen malayo. Vengeance Is Mine, All Others Pay Cash, escrita y dirigida por Edwin (Blind Pig Who Wants to Fy, 2008), con la que parece que nos encontramos con la obra bizarra del año.


La película nos recuerda a la inclasificable Izô de Takashi Miike -que pude vivenciar el pasado 2004 en el Sitges Film Festival-, la cual nos viene que ni pintado para intentar explicar lo que experimentamos con el incomprensible montaje de una obra que parece sencillamente un collage de fragmentos de otras películas; algo así como KUNG POW (Steve Oedekerk, 2002), pero sin nada de gracia.




Descolocados por tal incomprensible selección, decidimos finalizar el día con una buena copa de cerveza para olvidar las penas. 


Gracias por como siempre por leernos.

 

Continuará...



Por Santiago Maroto