Este año se celebró la 40º edición del festival de cine de terror de Molins de Rei. Una edición que ha batido récords de asistencia (aún con las particulares condiciones de estos tiempos de pandemia) y por la que han pasado más de 90 películas. TerrorMolins así confirma su crecimiento constante y su peso como referente en el género fantástico.
Para un servidor, este ha sido el primer TerrorMolins – el primero de muchos, espero – y aunque mis obligaciones laborales no me han permitido ver, ni de lejos, todas las películas que hubiera querido, he podido elegir 10 cintas que voy a resumir a continuación.
Aquí están mis 10 de TerrorMolins '21.
THE BOY BEHIND THE DOOR
Arrancamos TerrorMolins con una película a la que tenía echado el ojo y se me escapó en Sitges. The Boy Behind The Door, una película indie producida por Shrudder, arranca fuerte y sin titubeos: dos niños (estupendos Lonnie Chavis, que se llevó el premio al mejor actor, y Ezra Dewey) son secuestrados y llevados a un caserón donde les aguardan los peores monstruos del mundo real. A menos, claro, que trabajen juntos.
Boy... es un interesantísimo ejercicio de tensión, apoyado sobre el carisma y el buen hacer de los chavales protagonistas y el efectivo manejo de los tiempos y espacios del dúo directoral, David Charbonier y Justin Powell. Convirtiendo a la casa en un personaje más, que adquiere su propia personalidad gracias a la tenebrosa fotografía y el diseño de sonido, los directores consiguen una primera parte en la que el juego del gato y el ratón funciona como un tiro, y que empieza a decaer cuando el gran villano se deja ver y al libreto - escrito por los propios directores - se le empieza a ver las costuras.
Pese al bajón de la segunda mitad, Boy Behind The Door es una película recomendable para dejarse llevar por la tensión y por un carismático protagonista que, con suerte, dará mucho que hablar en el futuro.
MASKING THRESHOLD
Johannes Grenzfurthner subió al escenario de La Peni con un nivel de pasadez de vueltas que hubiera alucinado al mismísimo Nicolas Cage. Esto en un festival como TerrorMolins es garantía segura de que te vas a ganar a un público que probablemente no te conocía y que venía a ver la otra peli de la sesión. También captó mi interés de inmediato, dando pie a esta imprescindible entrevista (link: http://www.fundidoanegro.net/articulos/302). Y sobre todo fue el prólogo perfecto para Masking Threshold, una de las películas más extrañas, interesantes y ciertamente inclasificables que he podido ver en todo el año y flamante ganadora del premio a la mejor película de la sección Being Different.
Un tipo al que nunca vemos la cara (el propio director), una habitación de la que nunca salimos, una tonelada de primerísimos planos y macros de cualquier objeto imaginable, y una voz en off que nunca, nunca se calla. Con estas armas, Grenzfurthner nos embarca en un viaje a la locura más absoluta, casi Lovecraftiana, de un pobre nerd desesperado por curar un ruido constante en su cabeza que le está haciendo la vida imposible.
Masking Threshold parece poco, pero es muchísimo. La cantidad de información que recibe el espectador es inabarcable en un solo visionado, y la experiencia se queda en la cabeza durante días. No es una película extrema en el sentido más convencional de la palabra, pero es un ataque a los sentidos que puede resultar difícil de digerir para quien no tenga el estómago hecho a un cine más “complicado”. En opinión del que suscribe, enorme sorpresa, gran película, y el descubrimiento de un director al que hay que seguirle la pista.
CAVEAT
Mi segunda visita a Molins venía ya condicionada por el visionado de In The Earth, una de mis películas favoritas el año (que había visto meses antes), por lo que Caveat tenía un duro trabajo por delante teniendo que hacer frente a la última chaladura de Ben Wheatley. Y hay que concederle al debut de Damian McCarthy que aguanta el tipo.
No menos chalada que su compañera de sesión, Caveat es una cinta de horror gótico con elementos heredados del terror post-Saw (arneses, cadenas, muñecos, mugre) que nunca parece tener claro del todo qué quiere contar, pero lo compensa acertando a la hora de sumergir al espectador y provocarle cada una de las sensaciones que McCarthy se propone.
La sordidez y la incomodidad de Caveat traspasa la pantalla y te contagia el estado mental del protagonista interpretado por Jonathan French; un pobre pelele amnésico que acepta cuidar de una joven traumatizada en una casa apartada de todo y comida por la podredumbre, que sigue aceptando cada nueva condición por turbia que nos parezca y nos arrastra a una madriguera de la que no hay manera de salir limpio.
Si es cierto que su mezcla de drama psicológico, terror sobrenatural, y lo que quiera que sea que ahora llaman “elevated horror” no siempre funciona, y que el guión lastra el resultado final, Caveat sigue teniendo algo que arrastra al espectador a su juego y consigue que no se salga. Y a veces no hace falta más que eso.
IN THE EARTH
A Ben Wheatley hay que quererlo, cuando acierta y cuando no. En el caso que nos ocupa, ha acertado de pleno. In The Earth, otro plato fuerte del festival, es la confirmación de que Wheatley no ha perdido nada de garra después del varapalo de Rebeca en Netflix. Una película rodada y ambientada en pandemia que hunde sus raíces en el folk horror, añade unas pinceladas de slasher cargadas de humor negro – el personaje de Reece Shearsmith es lo más terroríficamente divertido que he visto este año – y culmina en un ensordecedor aquelarre lisérgico que acaba revelando a In The Earth como una secuela espiritual de A Field In England. La ganadora a mejor película en sección oficial es un viaje de pesadilla a las entrañas de la tierra, y probablemente la película más ruidosa y visualmente apabullante que vamos a ver este año. Una absoluta locura.
En el mejor sentido.
THE SCARY OF SIXTY FIRST
Si ya he mencionado algunas sorpresas agradables, ahora por desgracia tocaría hablar de la primera gran decepción (siempre como opinión personal). The Scary Of Sixty First, debut tras las cámaras de la actriz y presentadora de podcast Nasha Nekrasova, parte de una base muy interesante con raíces en la actualidad (concretamente en la historia de Jeffrey Epstein, un tipo bastante terrorífico) y en la telaraña de teorías de la conspiración que cualquiera puede encontrar en Internet. Dos jóvenes alquilan un lujoso apartamento que perteneció al susodicho perturbado, y una de ellas empieza a verse afectada por lo que ocurrió bajo ese techo. Su compañera, con la ayuda de una investigadora del caso Epstein por cuenta propia, intentarán llegar al final de un laberinto de teorías y desvaríos para descubrir la verdad antes de que sea demasiado tarde para su amiga.
The Scary Of Sixty First empieza intrigando pero el interés empieza a convertirse en un poco de vergüenza ajena en el momento en que la directora se planta frente a la cámara y Betsey Brown empieza a comportarse como si estuviera en un videoclip de reaggeton. Un Eyes Wide Shut lo-fi en tonos pastel que le valió a Brown para alzarse con el premio a mejor actriz y que, pese a todo, se ha ganado el aprecio de gran parte del público en TerrorMolins. Y es que sobre gustos...
COMING HOME IN THE DARK
Mi última película presencial fue otra que llevaba en mi lista unos cuantos meses. El debut del australiano James Ashcroft estaba dando que hablar y, viendo la primera media hora de la cinta, es fácil entender por qué. Coming Home... empieza como un puñetazo en la tripa, creando una tensión que se podía masticar desde el patio de butacas y haciendo gala del célebre sentido de la sutileza del cine de las antípodas ( o sea, ninguna). Una familia de viaje se topa con dos desconocidos que convertirán su vida en un infierno. Sin más. Ashcroft cimienta su película en la magnética presencia de su pareja de villanos, comandada por Daniel Gillies y, mientras menos información complementaria tenemos, mejor funciona.
Todo empieza a desinflarse cuando la lucha por la supervivencia deja paso a una interminable revelación de secretos que intenta cambiar el punto de vista del espectador y lo único que consigue es que la película pierda la fuerza con la que nos aprieta el cuello. Y aunque flaquee en su último tercio, Ashcroft aún retiene algo de la energía de salida para cuando llegan los últimos minutos, y Coming Home In The Dark, aunque podría haber sido más redonda, llega al final como una cinta opresiva, agotadora y potentísima. Una hora y media de terror en su cara más primaria y otro nombre, el de James Ashcroft, que apuntar para no perder de vista en el futuro.
Sección VideoDrome
VAL
Mi primera elección dentro de la sección online de TerrorMolins fue Val, una curiosa comedia de terror sobre un criminal a la fuga que se refugia en la casa de una misteriosa escort donde las cosas no son para nada lo que parecen. Dirigida por Aaron Fradkin para el lucimiento de una Misha Reeves que se lo pasa bomba, Val no es una película especialmente destacable pero sabe aprovechar su falta de pretensiones para empacar una cinta divertida, entretenida, y sobre todo original. Y eso siempre es de agradecer.
HALL
Ni divertida, ni entretenida, y diría que original depende de cómo quiera uno tomarlo, Hall ha sido sin duda el mayor palo del festival. La película de Francesco Giannini no puede escudarse en el bajo presupuesto para justificar esta historia sobre un ataque biológico en el que pocas, muy pocas cosas tienen sentido. Una familia al borde de la ruptura da a parar en un hotel donde un virus empieza a hacer estragos entre los habitantes. A partir de ahí, pseudo zombies reptantes, secundarios con backgrounds que no llegan a ninguna parte y la mujer con menos instinto maternal del planeta nos acompañan durante hora y media en un pasillo en el que, si no pasara nada, sería lo mismo.
Sin duda la película con menos que salvar de las 10. Quizás en la próxima ocasión, Francesco.
SOUND OF VIOLENCE
Sound Of Violence es una de esas curiosidades que uno nunca termina de saber cómo tomarse. La película de Alex Noyer parece, por momentos, la más cinematográficamente bien acabada de todas las vistas en la sección VideoDrome, y sin embargo surfea sobre olas de serie Z de la más repulsiva cada vez que tiene la ocasión. Con la interpretación de primera de Jasmin Savoy Brown como principal baza, Sound... nos cuenta la historia de Alexis, una joven que perdió el oído tras una tragedia familiar y que puede recuperar de forma sinestésica cuando mezcla su música con el sonido provocado por el dolor ajeno. A ratos parece una película seria y formal y a ratos nos muestra instrumentos musicales de tortura, canciones que hacen explotar cabezas y altavoces humanos.
Se le puede afear el poco interés por desarrollar la trama de investigación – que empieza tarde y se queda en nada – pero la película funciona como lo que es, una extraña pieza de cine extremo cuqui. No es para todos, pero se merece una oportunidad.
DITCHED
Para cerrar mi TerrorMolins particular me decanté por Ditched de Christopher Donaldson, un aparente homenaje al cine ochentero y en particular a John Carpenter con buenas intenciones pero no tantas virtudes. Una paramédica despierta tras un accidente durante un transporte de presos, atrapada entre dos peligros; los asesinos que transportaban y los que les esperan acechando en el bosque. Donaldson va a lo sencillo con un guión que debería funcionar mejor de lo que funciona, y tira de estética de serie B para disimular (con poco éxito) el escaso presupuesto. Que no sería un problema insalvable si la cinta no estuviera plagada de actuaciones poco memorables, escenas de acción que parecen rodadas en broma, el monólogo villanesco más cansino de los últimos años y una trama que, al final, acaba importando bastante poco. Para mi sorpresa, Ditched levanta el vuelo en su ultimísimo tramo, culminando en un final de tal sinvergonzonería que a uno no le queda más remedio que quitarse el sombrero.
Entretenida pero muy justita. Mejor quedarse con el Carpenter de verdad.
Y esto ha sido todo por este año. Esperando para el año que viene poder al menos duplicar los visionados, me despido de este TerrorMolins donde he podido ver grandes películas, algunas sorpresas muy agradables, e incluso en el peor de los casos una buena muestra del estupendo estado actual de un género que crece imparable y que, en festivales como el de Molins de Rei, siempre tendrá un bastión y un buen (y creciente) número de fanáticos sedientos de sangre. Hasta 2022, TerrorMolins.
No os perdais la oportunidad de visitar la super web de Terrormolins para mas información y en concreto el Palmarés 2021 en: http://www.molinsfilmfestival.com/edicion-2021/premios-y-palmares/