Sitges 2012-Dia 2

         Empezamos el día con buen pie gracias a la aportación nacional con “Insensibles” del novel Juan Carlos Medina. Un film que consigue sus propósitos con un saber hacer muy gratificante. Desde la espectacular y cinematográfica presentación de personajes hasta la evolución del argumento, el film demuestra su valía. Ya el título es interesante pues alude a una doble referencia, los niños con esa enfermedad y los instigadores de la tortura durante la dictadura, una insensibilidad que nada tuvo que ver con la genética. Lo que en un principio parece ser una historia acerca de unos peculiares niños se va transformando en una alegoría del ser humano, cómo se crea el monstruo y cómo debemos saber de su existencia. En insensibles se niega rotundamente el concepto de olvidar el pasado, más se sostiene que el legado de nuestra historia no es algo para aparcar sino precisamente para sacar a la luz, los muertos no pueden explicar su andanza vital, sus vidas han de ser explicadas por la nueva generación y olvidar el olvido. Sin duda, estamos ante un trabajo que hubiera merecido ocupar el lugar de la inauguración del festival.


        Otro plato fuerte del día ha llegado con "Holy Motors", de Leos Carax, el cual plantea, en este metafórico film, diversas ideas expuestas a través de la representación de diferentes roles adoptados por un mismo actor: el cine dentro del cine, la vida como un gran teatro donde solo somos actores con nuestros papeles, fachadas surrealistas y vacías. Reflexiva y paródica, la última obra de este controvertido autor adopta diferentes estilos y múltiples referentes literarios y cinematográficos para cada una de sus pequeñas piezas del rompecabezas cuyo final deja con la boca abierta tanto por su sinsentido como por su desalentador mensaje. Sin añadir detalles desveladores digamos que los compañeros de nuestro recorrido vital no dan ningún mensaje cercano a la esperanza para el ser humano.


        El último trabajo tras las cámaras del realizador, guionista y productor Tsui Hart tras “Detective Dee and the Mystery of the Phantom Flame”, film que también pudimos ver en la edición del año pasado, es otra epopeya de artes marciales repleta de efectos especiales y con un elenco atrayente encabezado por el internacional Jet Li.

        Parece ser que el director ha conseguido una especie de fórmula para el planteamiento de sus trabajos, a saber, un argumento sino complejo, dificultoso de seguir, un uso desproporcionado de efectos digitales, escenas con carga emocional vacía y un espectacular pero poco efectivo final. El estilo, afín al videojuego, que viene repitiéndose en los últimos años es lo que mejor podría explicar esta substitución de emoción, de trasfondo, por la acción por la acción. “Flying Sword of the Dragon Gate” es un devenir de escenas inconexas y de situaciones en las que la narración clásica ha desaparecido y en el que el espectador ha de rellenar huecos por doquier si quiere seguir, mínimamente, la historia. Además, los efectos no son del todo elaborados, y, teniendo en cuenta los profesionales implicados, muy acostumbrados a este tipo de producciones, parece mentira que el resultado sea tan poco creíble y tan torpe, sobre todo teniendo en cuenta su elevado presupuesto.

        En fin, una decepción que tampoco sorprende del creador de la infumable “Zu warriors”.


        Basada en hechos reales, “Compliance” es la increíble historia de una broma pesada perpetrada por un Maquiavelo telefónico. Con esta curiosa premisa el film consigue trascender su mensaje hasta la raíz misma de la psique humana y el estado de la sociedad americana. El fast food donde transcurre la historia es representado como el alimento de las masas, lo más bajo en el abanico gastronómico, y sus ocupantes como partes de un engranaje descerebrado. A medida que avanza la película se vuelven borrosos los conceptos de víctima y verdugo y queda patente la decrepitud de una sociedad carente de autoconocimiento y falta de rebeldía ante imposiciones inhumanas. Como ya vimos en “El experimento” la elección del comportamiento se ve manipulado por poderes adquiridos y humillaciones autoinflijidas, como si se hubiera usado la técnica de la hipnosis, los participantes no hacen nada que en el fondo no quieran hacer.  Rodada de forma muy realista y natural, con planos sencillos y actuaciones veraces, este film de bajo presupuesto pone los puntos sobre las ies de nuestros prejuicios y límites. Todo un acierto.


        El director de la mítica “Phantasma”, que ha recogido el premio de la máquina del tiempo de manos del director del festival, vuelve a la carga tras un tiempo de inactividad con “John dies at the end”, un juvenil film en el que un par de adolescentes se enfrentan sin querer a unas fuerzas extradimensionales que quieren apoderarse de la tierra. Esta comedia, con ciertas similitudes con “Evil Dead” en la forma en la que se enfrentan al mal y el propio comportamiento de los protagonistas, está  repleta de bromas exageradas y vulgares empezando por el título mismo. Los efectos especiales están muy logrados, el poco digital se agradece, sin embargo, el montaje es algo caótico pues es confusa la forma en la que están colocados los flashbacks. En definitiva, se esperaba algo más del genio que hace treinta años creó al “Hombre alto”, pero más vale esto que nada.


        “The exorcism of the 21th century” es un notable documental cuyo título revela claramente su objetivo. En éste, aparecen testimonios de sacerdotes que ejercen exorcismos por todo el mundo, sus reflexiones acerca del tema, sus experiencias y, alrededor de todo esto, el caso de una mujer convencida de su estado de posesión (no sin ayuda de su devoto esposo) que cuenta, narra y muestra su problema. El sacerdote que más destaca es curiosamente de origen  español, un cura convertido en showman con todas las letras, absorbido por la fama dada su capacidad para atraer y convencer a las masas cual predicador norteamericano; es precisamente éste quien hace una alusión graciosa al tiempo que insultante al film “El exorcista”, algo que no podía faltar. Obviando las opiniones personales que puedan sustraerse del visionado, el documental no se decanta por ninguna opinión manteniendo en todo momento una total objetividad. Es más, combina planos muy bellos y contemplativos con escenas muy realistas que rozan la vulgaridad. Tras la proyección pudimos asistir a un postscrenning muy interesante con el experto Sebastià D’Arbó que nos dio una mini clase magistral de las posesiones demoniacas, dando explicaciones física a casi todas las demostraciones atribuidas al demonio y sin dogmatismos pues expuso puntuales sucesos a los que aun no se le da explicación lógica alguna como saltos inhumanos o psicoquinesias específicas.


 

        Para finalizar el día que mejor que visitar Brigadoon, el gran clásico de Sitges que completa su oferta con películas, documentales, cortometrajes, presentaciones de libros y entrega de premios. Dentro de la oferta hemos encontrado “Barcelonorra” un conjunto de cortometrajes de producción barcelonesa en la que jóvenes directores se han unido para demostrar su talento.


 



Por Silvia García Palacios