Permítaseme repasar mi paso por el D’A Festival de Cinema d’Autor de Barcelona 2024. Estoy convencido de que a partir de la extensa y atractiva programación del festival, cada una de las personas asistentes ha podido diseñar su D’A individual. Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que el D’A es el festival de cine independiente de referencia en nuestro país.
Por lo que a mí respecta, sólo puedo celebrar haber pasado por el festival sin ver una sola de las películas que aparecen en el palmarés. Sin duda todas ellas són excepcionales y lo digo porque, pensando en las que sí que he visto, todas ellas más que buenas, solo existe esa posibilidad. Veamos, pues, cómo fue mi paseo por el evento.
Mi estreno fue con la obra del director tunecino Mohamed Ben Attia, Behind the Mountains, en la que el empeño del protagonista, no por volar, sino por que le crean que puede hacerlo, nos muestra un panorama social donde conviven la escuela privada, el pastor solitario y la clase media, unas veces de forma generosa y otras de forma opresiva entre la confianza y el abuso de la misma.
En segundo lugar, mi amor por el cine oriental me llevó al Tibet de mano de Snow Leopard, escrita y dirigida por Pema Tseden. Ante el conflicto que genera un leopardo de las nieves que se cuela en un corral de cabras nos preguntamos: ¿qué debe primar la defensa del medio ambiente o los derechos de una comunidad que en general se somete a las fuerzas de la naturaleza? Un discurso que nos es más que familiar cuando vemos notícias sobre la implantación del oso pardo en los Pirineos o la defensa del lobo en las tierras montañesas de la Península Ibérica o la gestión de los bosques en general.
Otro de mis amores confesos son los cortometrajes, y es por eso que no pude evitar asistir a la sesión retrospectiva de cortometrajes dirigidos por Aki Kaurismäki. En ella me divertí de lo lindo con un puñado de trabajos con música de los Leningrad Cowboys en la que banda y director muestran su talento rompedor y llevan al extremo los tupés, los zapatos de punta y el sarcasmo. De entre todos ellos, destaca Valimo, en que la clase obrera sale de la fábrica cien años más tarde, cortometraje que nos lleva, sin tregua, a la reciente Fallen Leaves.
Uno de los momentos cumbre de mi estancia en el D’A llegó con Hate Songs, de Alejo Levis. Una película teatral con sólo tres actores que preparan una lectura dramatizada de un texto acerca de las matanzas que se cometieron en Somalia justo treinta años antes. El director explota de maravilla los escasos medios para desarrollar una tensión que no decae en ningún momento ante la denuncia de la barbarie y la manipulación informativa.
El descenso a la mina llegó con Citizen Saint, dirigida por Tinatin Kajrishvili. Una película rodada en un contrastado blanco y negro que muestra la amargura de una comunidad de la Georgia profunda ante el descenso de la cruz de su venerado minero salvador. Durante la proyección recordé con cariño Los Jueves Milagro y, sin desmerecer el mérito de la estupenda película, eché de menos el cachondeo berlanguiano.
Nunca he tenido esperanzas de qué encontraría después del fin del mundo, pero después de ver Do not Expect too Much from the End of the World, de Radu Jude, mis esperanzas quedan por debajo de cero. Sobre todo por la sensación de que el fin del mundo es aquí y ahora. Y sí, la mala baba marca de la casa está presente en todo el metraje. De nuevo, como ya hizo con un Polvo Desafortunado, el director pone en evidencia la falta de coherencia de una sociedad desclasada y, digámoslo claro, apocalíptica.
El momento zen llegó con Abiding Nowhere, de Tsai Ming-liang, en la que un monje budista pone a prueba la resistencia y la paciencia del espectador (¡sólo dos personas abandonaron la sala a media proyección!) con el mismo tesón con que pone a prueba su propio equilibrio y autocontrol. El deambular del protagonista lleva a la reflexión meditativa sin ninguna duda. El otro protagonista de la película, un hombre que recorre los mismos espacios que el monje y termina preparándose una cena de noodles minimalista, hace lo propio mostrando su vida cotidiana.Desde luego, ni el uno ni el otro son Tony Leblanc, pero inevitable me resultó recordar su célebre escena con una manzana.
Con Crossing, dirigida por Levan Akin, terminé mi paseo por el D’A. En la película, los protagonistas cruzan la frontera entre Georgia y Turquía, y también sus límites personales. Una declaración de principios en la que se interpela a esas familias que ven como un problema las preferencias sexuales de sus hijos o hijas. Con su trabajo, el director proclama a los cuatro vientos que merece la pena hacer la reflexión y, por favor, que nadie permita que esta llegue demasiado tarde.
Queda dicho, no importa no haber asistido a ninguna de las proyecciones de las obras galardonadas porque cualesquiera otras que uno haya visto, sea cual sea el recorrido que uno haya hecho, el resultado será igual de inspirador y refrescante. De no existir eventos como el D’A difícilmente podríamos disfrutar de un cine alternativo a los abrumadores super héroes que invaden las pantallas. Mereció la pena, sin duda.
Os dejamos con el Palmarés:
Palmarés D’A 2024
Premio Talents a la Mejor Película
“Mimang” de Taeyang Kim
Premio Un Impulso Colectivo
“Reír, cantar, tal vez llorar” de Marc Ferrer
Premio OpenECAM
Luis (Soto) Muñoz ("Sueños y pan")
Premio al Mejor Cortometraje
"Contadores" de Irati Gorostidi Agirretxe
Premio de la Crítica
"Vera y el placer de los otros" de Federico Actis y Romina Tamburello
Premio del Público al Mejor Largometraje
"HLM Pussy" de Nora El Hourch
Premio del Público al Mejor Cortometraje
"Els buits" de Isa Luengo, Sofia Esteve y Marina Freixa Roca
Premis D’A Film Lab Barcelona:
Premi Final Cut del D’A Film Lab 2024
"Por donde pasa el silencio" de Sandra Romero
Premi Lokro Production
"Adiós, amor" de Zaida Carmona y producido por Gema Arquero (Debut Films),
Premi Music Library & SFX
"Ezagutzen Ditugun Bekain Guztiak (Todas las cejas que conocemos)"
de Núria Ubach y producido por Marta Codesido