La nueva edición del Sitges Film Festival arranca un nuevo año, ya son 57 años acercando el mejor cine de género a las pantallas y a unos espectadores completamente fieles como este medio.
Este año complementaremos la cobertura fílmica con charlas dentro del área de Industria, departamento cada vez más en auge en el Festival en el que se tiene la oportunidad de ampliar una Rueda de Prensa y conocer las últimas novedades, el presente y el pasado dentro de la cinematografía de género.
Tanto es así que empezamos nuestra nueva andadura por el Festival con una interesantísima charla con Marysia Nikitiuk y Paul Urkijo de título: Talk - HORROR GIRLS. In my skin.
Teniendo en cuenta el limitado tiempo de la charla, apenas contó con media hora de duración, las presentaciones ocuparon gran parte de las intervenciones y apenas se pudieron responder a dos preguntas. Ambos ponentes pudieron plantear concisamente cual es su situación como cineasta en tierra de conflicto, la directora y periodista como testigo de la guerra en su país, Ucrania y el director vasco como quien ha vivido donde hubo un grupo armado. Poco más se pudo ampliar la charla que empero acabó con grandes agradecimientos a los asistentes.
Para inaugurar nuestra aventura peliculera entramos al ruedo con la denominada y aclamada película de terror del año, La sustancia (The Substance) de Coralie Fargeat.
El género está de enhorabuena y se puede ver su auge en prestigio de nuevo con este filme que se alzó con el premio al mejor guión en la pasada edición de Cannes. Un body horror que satiriza al extremo de la crítica más acérrima el culto al cuerpo y el statement más arcaico representado por una parte por la incombustible Demi Moore y por otro por Denis Quaid en su papel, probablemente, más detestable -y por ello genial para el film-.
El patriarcado rezuma cuando los prohombres de las altas esferas audiovisuales deciden cambiar a una veterana por un “modelo” más joven, poco se miran el ombligo, pero en esta tesitura se ve la protagonista que por pura desesperación decide no aceptar su retirada (su envejecimiento) y apuesta por un misterioso tratamiento. Esta sustancia le promete generar otra yo más joven pero con ciertas normas. Al puro estilo Cronenberg, este fantástico tratamiento saca un otro yo, sí, con todas las virtudes, pero también con todos los vicios y por supuesto, el conflicto está servido.
La versión base deberá tomar una decisión cuya resolución lleva al extremo más extremo, a uno que esta sociedad no es capaz de asimilar. Y es que de eso nos habla la película, de un mundo viciado por las apariencias y por un machismo exacerbado que crea monstruos donde no los hay. Aquí el trabajo de la extraordinaria Moore no podría ser más idóneo para entender la complejidad de la situación de miles y millones de personas que se han dejado llevar por la luz -inexistente- de un mundo de plástico encerrado en una pantalla, la exposición por dentro y por fuera que hace la actriz de 61 años es de mecrecer más galardones.
Seguimos con las mesas redondas y seguimos con las HORROR GIRLS con Bloody Obsession: Writing about women and horror.
En esta charla con las ponencias expertas de Mònica Garcia Massagué, coordinadora del libro Horror Girls; Heidi Honeycutt, autora de I Spit on Your Celluloid; Victoria McCollum, autora de Bloody Women: Women Directors of Horror (Critical Conversations in Horror Studies) y Alice Lowe directora de Timestalker, se repasó tanto a nivel estadístico como estudio analítico, el papel y desarrollo del tema desde una mirada eminente y evidentemente femenina.
Nos encaminamos hacia el Auditori para disfrutar del nuevo film del director de Come to Daddy, Ant Timpson.
Bajo el título de Bookworm, el realizador retoma la fructífera relación con Elijah Woods, también productor ejecutivo en una historia que dista de aquella que le hizo famoso en el Festival y básicamente nos ofrece un drama paterno filial. El acierto se halla en el papel protagónico de la joven Nell Fisher y de un guión ácido y encantador a partes iguales. Basado en hechos reales, la película neozelandesa (Elijah incapaz de dejar atrás el Anillo…) narra la forzosa relación entre un padre biológico ausente y su vástaga mientras su madre se recupera en el hospital de un accidente grave y de cómo ante un peligro no basta con ser un adulto para reaccionar como tal. Entrañable historia a la que por supuesto le falta el género, el cual se vislumbra débilmente en una escena lisérgica, no cuela.
Ahora bien, donde sí hallamos buenas dosis de experiencias extrasensoriales es en Shirkoa: in lies we trust. Un trabajo titánico llevado a cabo casi en solitario por Ishan Shukla durante casi una década.
El film habla de creencias, de fe, habla de religión, de sistemas sociales y de búsquedas. Todo un reto que se condensa en unos intensos 108 minutos. En un mundo distópico todo el mundo cubre su rostro con una bolsa de papel bajo pena de muerte y por nombre, un número impreso. Existe un lugar, una utopía para algunos, una alternativa para muchos en el que la diferencia lejos de perseguirse, se acepta con los brazos abiertos. Ante este conocimiento, nuestro protagonista reventará la autoridad, se autoexpatriarà, liderarà y volverá a origen, un periplo para entender la existencia, la propia, la de Dios…
Acabamos la jornada con una maratón sita en Tramuntana apostando por el cine dirigido por mujeres con Grafted + Hell Hole. Empezamos por el primero.
En este film dirigido por Sasha Rainbow camina alrededor del concepto de identidad o mejor dicho del robo de identidad al puro estilo clásico del género. La protagonista está intentando encajar en un nuevo instituto, destaca en ciencias y quiere continuar con la investigación de su fallecido padre, una relacionada con la regeneración dérmica. Todo se tuerce y acaba deviniendo un torbellino de muerte y manipulación hasta un desenlace fatal.
Muy expositivo, el film resulta ser un relato de terror con tintes de Face-off mezclado con un toque de slasher muy agradable que deja en segundo lugar el tema del bullying escolar para dejar paso a las consecuencias de una “mad doctor”.
Le llega el turno a lo nuevo de la Familia Adams, Hell Hole, dirigido por el excelente tándem de Toby Poser y John Adams conocidos por Hellbender y la película de la edición pasada Where the Devil roams. En esta nueva película, como su explícito título vaticina, los agujeros del demonio son los protagonistas del film y en todo su esplendor, forma e intención.
Con un presupuesto más que ajustado, esta familia de veteranes del terror saca oro creando una versión de La Cosa más que digna teniendo en cuenta los recursos con los que han contado. Cuatro escenarios, un monstruo rectal más que aceptable y una crítica social bien parida que arremete contra las macro empresas de fracking y sus consecuencias. A destacar el implacable papel interpretado por Poser, a la cabeza del equipo de perforación, con una entidad y saber estar ante los pulsos de poder que ya quisieran muches. Sus frases para imponerse al machismo endógeno son de aplaudir.
Una nueva jornada nos da los buenos días con la entrañable y gatuna Ghost Cat Anzu.
La ausencia de figuras paterna y materna son el eje de este film de animación japonés. La protagonista cuya madre falleció, tiene un padre con deudas que la deja tirada en casa de un conocido, allí vive también Anzu, un minino en su treintena del tamaño de un humano, que habla, trabaja, conduce y no muere ya que es un fantasma. La relación es tirante por los paralelismos con su progenitor, pero las aventuras comunes acabarán por afianzar una relación mutuamente necesaria.
A pesar de tener una base muy correcta, el film peca de estirar mucho la cuerda con tramas paralelas sin aprovechar al máximo la aparición del resto de animales-fantasmas. Así mismo, aunque hace un buen intento, todo el desenlace resulta carente de una emoción trepidante de la que nos nutre este tipo de films, es decir, eso que hace palpitar el corazón. Es decir, nada que ver con Ghibli, ni por asomo.
Para acabar con el día, qué mejor que una comedia ligera al son de The Faculty con Ick.
Protagonizada por el insenescente Brandon Routh, este film dirigido por Joseph Kahn es una clara parodia de los films de instituto con “monstruo” incluido, o por lo menos lo parece. Narra las desventuras de un capitán del equipo de fútbol americano venido a menos y repudiado ante su carencia de éxito al cual para más inri nadie le cree cuando afirma que lo que parece una planta inofensiva (ejem… Alienígena) es en realidad un peligro mortal para la humanidad. Por supuesto tardan mucho, mucho en creerle, hasta límites insospechados, lo cual recuerda mucho a la campaña de Trump y sus adeptos incondicionales, no creo que sea casualidad… En todo caso, estamos tranquilos porque todo apunta que el sensato sobrevivirá, no será el más inteligente o apto de los humanos/estadounidenses, pero por algo se empieza, ¿no?
Abstenerse los que odien la música pop de los noventa, no es broma.
¡Seguimos!