Sitges 2012-Dia 9

          Este último viernes del festival arranca con la producción nacional “El bosc”. Un film contextualizado en la guerra civil española con tintes fantásticos. La narración y la actuación es muy buena, la historia fluye naturalmente y sus actores hacen que sea veraz y ciertamente empática. El peso de la película recae en el personaje femenino principal interpretado magistralmente por Maria Molins y sin dejar de mencionar el gran trabajo realizado por el resto de los actores con Pere Ponce y Alex Brendemühl (el cual hace doblete en el festival presentando también “Insensibles”) a la cabeza, cabe mencionar la aparición estelar de Tom Sizemore. Este actor americano encarna a un soldado de la alianza que a de alojarse con su pelotón en la casa de la protagonista durante un tiempo; este capítulo del film es entrañable,  parece estar inspirado en clásicos de los años 50 y, aunque se aleja de la temática del film, es  precisamente con lo que más se disfruta.

El gran escollo de “El bosc” se encuentra en la confusión que crea lanzando mensajes contradictorios. No se acaba de vislumbrar qué nos quiere decir el film ya que parece no decantarse por ninguna ideología y, cuando parece abogar por un mundo ideal representado por una dimensión paralela, acaba poniéndola a nuestro nivel, generando una sensación de desesperanza al respecto.


          Últimamente parecen haberse puesto de moda, entre las adolescentes, personajes tenebrosos como Drácula, Frankenstein, la Momia o el hombre lobo, muestra de ello la locura alrededor de las Monster High o la saga Crepúsculo. “Hotel Transilvania 3D” se sube a esta ola y crea una entretenida historia alrededor de un hotel-refugio de monstruos del cual el conde Drácula es el propietario junto con su joven hija.  Aparte de que el argumento es algo sencillo y bastante previsible, el 3D vuelve a ser una excusa comercial y el mensaje está más que trillado, el film hará las delicias de los más pequeños con divertidas situaciones y entrañables personajes.

 

          El siguiente film, “Seven psychopaths” es una comedia negra que nos recuerda peligrosamente a Tarantino y que cuenta con la enorme ventaja de tener un excelente elenco encabezado por Colin Farrell , Sam Rockwell y Christopher Walken, con la aparición estelar de Tom Waits.

El protagonista es un guionista de cine que, debido a su bloqueo, se inspira en historias reales de psicópatas. Progresivamente la historia se va enredando y entre perros secuestrados, conejos salvados y un mafioso cabreado el desenlace deviene una locura.

Aparte de una buena factura, un guión acertado y unas actuaciones, previsiblemente, excepcionales, el film carece de sentido más allá de la encadenación de escenas burlescas y simplemente adquiere la función de hacernos reír un rato. Sin que ello sea tan negativo como doy a entender.

 

          Potenciar la creación de cortometrajes es siempre una idea positiva, crear una película con un compendio de éstos parece estar de moda. En “10+10” pudimos ver el talento taiwanés, con “ABC’s of death” la idea es hacer un corto con cada letra del abecedario con la única premisa de que ha de haber un asesinato.

Con un total de 26 cortos, se crea un abanico de muerte que, con menor o mayor acierto, nos da diferentes visiones acerca del apocalipsis, la venganza, el suicidio, la tortura y así hasta la Z. Las letras fueron adjudicadas a los directores implicados mediante un sorteo, algo que no ha perjudicado a la hora de que los japoneses sean los mejores cortos. Sería una pena entrar en descripciones pues destrozaríamos la gracia misma del film, pero si se debe comentar que el nivel de surrealismo y originalidad es tal que el resto de trabajos quedan muy por detrás de ellos.


          Empiezan a pulular Zombies por las calles de Sitges y seguimos nuestro camino para alcanzar el siguiente escalón de películas. Seguimos, pues, con “Rurouni Kenshin” un excelente film de samuráis contextualizado en el Japón de principios del siglo pasado y basado en el manga de mismo nombre creado por Nobuhiro Watsuki. Su protagonista, famoso por su gran talento con la katana, llega a un pueblo en el que un criminal está cometiendo asesinatos en su nombre; aun habiendo prometido no volver  amatar de nuevo, se enfrentará a lo que resulta ser una pérfida conspiración especulativa.

A diferencia de muchas adaptaciones llevadas al cine sin mucho éxito, “Rurouni Kenshin” combina a la perfección las escenas de acción con la narración de la historia, centrándose en lo que quiere mostrar sin preámbulos ni escenas innecesarias. Así mismo, el mensaje trasciende épocas, pues los temas centrales son tan actuales como: la lucha entre tradición y progreso, la pérdida del honor frente al dinero y el uso de la fuerza para mantener el poder autoritario. Dando como respuesta la rebelión y una firme convicción, el héroe adquiere carisma casi desde el primer momento convirtiéndonos en fans incondicionales.

La dirección de escenas es excepcional. Hacía bastante tiempo que no se veían peleas de catanas tan originales y tan bien rodadas, capaces de absorber toda nuestra atención y hacernos disfrutar como niños. El film, de más de dos horas de duración, pasa volando y, aunque omite algún que otro detalle de su historia original, no ha defraudado en absoluto a sus fans.

 


          Con tan buen sabor de boca tras el anterior film, llega, por fin, el plato fuerte del día.

Se ha recogido un testigo que muy pocos pensaban que sería recogido, hemos encontrado a un digno sucesor de Bruce Lee. Más allá de simples películas de artes marciales, Donnie Yen, crea pequeñas obras de arte. “Wu xia”, no es un film perfecto, no es un film original, pero es un gran acierto. Estamos ante la versión china de “Una historia de violencia” (Cronnenberg, 2005), un simple pueblerino acaba con un par de delincuentes peligrosos, el investigador al cargo no queda satisfecho con la versión de lo ocurrido concluyendo que lo accidental no ha tenido nada que ver y que, tras este sencillo trabajador, se encuentra un extraordinario luchador. Este extraordinario hecho llega a los oídos de un grupo criminal que decide comprobar si se trata de un desaparecido miembro.

La narración recuerda por momentos a “Rashomon”, quizás por el toque japonés que aporta Takeshi Kaneshiro, lo cual, mezclado con la cámara lenta usada en escenas de lucha tan típicas de Guy Ritchie, crea un ambiente de suspense muy notable. Así mismo, el mensaje del film remite constantemente a las enseñanzas de salud y filosofía marcial orientales haciendo, como mínimo, consecuentes las fantásticas escenas de lucha. Por otro lado, la actuación de todo no desentona en ningún momento, e incluso el propio Yen, anteriormente criticado por ser algo limitado en el plano interpretativo, da la talla.

“Wu xia” es totalmente recomendable, aun teniendo referencias de films extraordinarios, no se queda atrás y crea una combinación perfecta, digna de su país de origen.

 


          Continuamos este día tan satisfactorio con una producción inglesa. “Tower Block” es un thriller angustiante en el que una comunidad de vecinos es acosada por un francotirador vengativo. Con el símbolo de los tres monos budistas el asesino justifica sus acciones ante este grupo de vecinos cobardes que no quisieron ver, oír o hablar.

El film no tendría más significancia si no fuera por su original planteamiento con un villano con total ausencia de piedad, cercano a la realidad y alejado de moralismos disneyianos. Incluso la creación de personajes es curiosa, con un macho alfa derrocado tirando a hooligan, una protagonista normal o un héroe cobarde.

Teniendo en cuenta el país de origen, la elección de una fotografía oscura y poco luminosa no es de extrañar; pero en este caso, añade patetismo a las escenas, lo cual, unido a planos con mucha profundidad de campo (sobre todo en los pasillos) y un buen uso de la steady, crea auténtica tensión. Aunque roza lo naif en puntuales momentos se aleja del estereotipo de las películas comerciales dando paso a un thriller muy interesante.


          Rematemos el día con la Maratón Brutal-Femme fatale del retiro. Empezar la sesión con un capítulo de Femme Fatale para ir abriendo boca de lo que se avecina: una noche de sexo y violencia sin parangón, no está tan mal. En ese sentido, la primera sesión, “Tulpa” de Federico Zampaglione, es una película sobre como la clase media-alta de la sociedad se pierde por las noches en un mar de sexo y lujuria para evadirse de los problemas diarios. Esto desencadenará en unos sucesos muy violentos que harán las delicias del espectador del género. El siguiente film, “Grabbers”, es la comedia monstruosa que ya pudimos disfrutar hace unos días. En la tercera sesión llega el punto culminante de la noche, “No One Lives” de Ryühei Kitamura, es una película que sorprende, no solo por el argumento, sino por unas escenas que recuerdan a “Acorralado” donde el asediado se convierte en el cazador. Es un film increíble que mantiene un ritmo constante al principio pero cuyos últimos cincuenta minutos son apoteósicos. Para finalizar, la cuarta sesión, “Lovely Molly” de Eduardo Sánchez, es, a mi parecer la más floja de la maratón. Una pareja de recién casados se mudan a una casa a las afueras de la ciudad en la que ocurren sucesos paranormales, básicamente una posesión infernal que trastocará la convivencia; la película tiene argumento pobre y un ritmo lento, aunque las escenas violentas están bien conseguidas.


        



Por Silvia García Palacios