Por tercer año consecutivo, la primavera nos trae el Atlántida Film Festival, una revolucionaria orgia de cine que ha cambiado nuestra percepción de los festivales, desligándolos de las salas de cines, y transportándolos al salón de casa. Y es que este festival online sigue demostrando por sí mismo, que existen alternativas, que, lejos de la substitución promueven el crecimiento.
Gracias a una programación profundamente interesante y a la inherente libertad de visionado, el AFF sigue creciendo, muestra de ello el incremento en un 50% de la cantidad de films seleccionados. Así mismo, habiéndose confirmado su valía, ha iniciado una colaboración con la SGAE la cual dotará con 5000e a la película ganadora de la presente edición.
El festival, pues, se consagra como una gran herramienta para potenciar las posibilidades de nuevos talentos y obras con poca o ninguna posibilidad de distribución, siendo, en palabras de Jaume Ripoll, director del festival: "complementario que no competencia de los festivales tradicionales".
Por lo que a los títulos escogidos este año, no podrían ser más alentadores. Desde el último proyecto del mejicano Carlos Reygadas, el cual se llevó el premio del público en la última edición de Cannes, pasando por el proyecto documental de Sarah Polley, el nuevo film del hijo de Trueba o lo último de Kiarostami.
Sección oficial
Con un total de 17 películas, la sección a concurso de la presente edición del festival ha dado una muestra de talento y maestría por lo que al cine hispanoamericano se refiere.
La producción nacional ha tenido una gran presencia en esta sección compitiendo con ocho títulos, tanto con documentales como con largometrajes.
Por lo que a documentales se refiere, destacan gratamente "Mi loco erasmus" y "Los increibles". El primero ejemplifica en apenas una hora y veinte minutos la capacidad asombrosa de surrealismo barcelonés. El proyecto, un completo despropósito, ataca todos los estereotipos de una producción cinematográfica hasta reducirla al absurdo. Partiendo de la premisa, aleatoria o no, de hacer un documental sobre los extranjeros de erasmus en la capital catalana, el protagonista se acaba centrando en sus visicitudes vitales entorno a su proyecto y a sí mismo. En segundo lugar, tenemos un documental que narra la vida cotidiana de tres supervivientes identificados por la vejez, la parálisis y el cáncer. Con una factura notable destacando su montaje y dirección, se vertebra esta visión íntima, algo onírica, de este retrato casi costumbrista de tres superhéroes que dan un acceso total a sus mundos. Lejos de ser perfecto, este proyecto se puede vanagloriar de su falta de pretenciosidad aunque se advierta cierta guionización y cierta desconcentración en el mensaje.
No ocurre lo mismo con los falsos documentales visionados. "Your lost memories" falla estrepitosamente por la ficción introducida, poco veraz, rozando la risa al tiempo que algo irrespetuosa con un tema tan importante como la pérdida de memoria traumática. No falla, empero, en su intención de promocionar este curioso proyecto de recuperación de recuerdos materializados en película, lo cual convierte el film en un mero spot. Por el mismo camino va "Otelo", que, con un planteamiento original, bien planificado y excelentemente actuado, peca de naif y, desgraciadamente, se vuelve predecible hasta el punto del tedio. La pretenciosidad sale a la luz y todos los puntos a favor quedan velados por un guión moralista y engañoso. Es inevitable decir que ojalá fuera un making off de la última obra de Naomi Kawase, un nombre a tener en cuenta para los artífices de "Otelo".
Difícil de etiquetar es "Falsos horizontes". A caballo entre el documental y el documento visual, testimonios del 15M van opinando acerca del movimiento delante de una videocámara doméstica sin intención artística o metafórica aparente. Hay un claro sesgo de información, reiteración de ideas, carencia de montaje ágil y, a la postre, un sonido pésimo. Nos quedamos con una frase a tener en cuenta: "Y luego, ¿qué?".
Por lo que a los films se refiere, los tres seleccionados difieren tanto en género como en temática. "Alí", ópera prima de su director, se podría definir como una pseudoamelie a la española. Una notable Nadia de Santiago protagoniza este cuento juvenil estructurado en capítulos y repleto de referentes ochenteros ("V", "Vacaciones en el mar") en el que uno de los grandes atractivos es la aparición estelar de Verónica Forqué. Un cambio de tercio tenemos con "Recoletos arriba y abajo", un film de bajo presupuesto, rodado, aparentemente, con una cámara doméstica que se desarrolla, casi en su totalidad, en una comunidad de vecinos, muy al estilo de "La comunidad" de Álex de la Iglesia, salvando las distancias. Con una premisa interesante en la que los roles sociales se han intercambiado en el presente y la moralidad brilla por su ausencia, el film se va desinflando progresivamente y alejando del potencial mensaje que quisiera darnos. Es de destacar, sin embargo, la actuación del personaje principal, Jaime Pujol, así como la colaboración especial de nuestro querido "romerales": Cesáreo Estébanez. Para acabar con la representación nacional en esta sección, el esperado trabajo de Jonás Trueba, "Los ilusos", nos transporta a una visión, suponemos que subjetiva, del artista en plena creación; en esos momentos en los que la idea le ronda la cabeza, en su cotidianidad, en sus descansos, etc. En este proceso, el director se ha decantado por rodar el cine dentro del cine, con claquetas, wildtracks, desincronias de sonido y una ausencia de color más propia del cine francés de la nouvelle vague. El argumento se desvanece en imágenes y situaciones relativamente inconexas precedidas de títulos tan sugerentes como vacios: Los ilusos, Genios y enamorados, La fugitiva, La muerte del cine, El rescate y testamentos traicionados.
Siguiendo por este recorrido por la sección oficial, le toca el turno a las producciones internacionales, tan heterogéneas como interesantes.
Para empezar, la griega "Dos", un trabajo que levita sobre las relaciones de pareja, de una forma muy particular, con narradores de ambos sexos, roturas de la cuarta pared o blancos y negros muy contrastados. En una línea muy diferente encontramos la argentina "Leones", dirigida por Jazmín López, en la que un grupo de amigos se encuentra vagando por un bosque; una metáfora postvital, en la que se nos hunde en la percepción mental de sus protagonistas, persiguiéndolos en su búsqueda. A destacar el uso de la cámara, con planos secuencia excesivamente largos y, en su mayoría, desde la espalda del protagonista, que logran crear un ambiente tenso y viciado. Ambiente que volvemos a ver en otro film de misma nacionalidad: "Ausente". Teniendo como referente "Dans le maison" (François Ozon, 2012), el film explota los prejuicios sociales, los deseos ocultos y las manipulaciones mentales sin llegar a la profundidad y genialidad de aquella, ya que personajes y resolución quedan en una sobria ambigüedad. "Carne de perro" es también un film frio y opresivo en el que somos testigos de la caída libre de una persona incapaz de encontrar ningún punto de apoyo. Un exmilitar se enfrenta a sus demonios en un intento infructuoso de recuperar su vida pues, entre otras desgracias, sólo logra comunicarse pacíficamente a través de unas cassettes grabadas. Intimista y crudo, el film no deja a su protagonista en ninguno de sus planos y como única salida le da la religión, algo que, sin duda, da que pensar. Y de la desesperanza a la absoluta a la búsqueda de esperanza en "La playa D.C.", un film que recuerda demasiado a "Ciudad de Dios" (Fernando Meirelles y Kátia Lund, 2002) aunque cambiando la temperatura de colores. Contextualizada en un barrio pobre de Bogotá, nos cuenta una historia de supervivencia y fortaleza de un chico que ha de buscar su propia suerte desechando sueños y recuerdos utilizando un formato de documental que, pese a tener un ritmo lento y baja capacidad empática, pone de manifiesto una situación de la que somos poco conscientes y ante la que actuamos con prejuicios y miedo. En el lado completamente contrario de esta balanza encontraríamos a los protagonistas de "Stealing Summers", unos niñatos impulsivos, inconscientes e intrascendentes que, lejos de esforzarse para conseguir lo que quieren, se decantan por el robo. Aun siendo un thriller estereotipado, el film pretende romper con la forma en la que este género se suele presentar, aunque falle a la hora de plantear metáforas y motivaciones y su final carezca de sentido.
Para finalizar con esta sección, tres títulos foráneos destacan gratamente: "Sonidos de barrio", "Post tenebras lux" y "Después de lucía".
La primera de este trío, una película con una fuerte carga de lucha de clases contenida a lo largo de todo el metraje, nos muestra la vida cotidiana de un barrio burgués en el que no todo es lo que parece. Perros guardianes, Guardas nocturnos y Guarda costas son los títulos que preceden las tres partes del film, una posible metáfora de cómo la riqueza puede convertir a una comunidad en presos dentro de unas vidas frustrantes, dentro de unas paredes creadas con sangre y sudor ajenos. Dotada de varias escenas tan hipnóticas como patéticas, el film logra, gracias a notable diseño de sonido, crear un estado de desincronía entre imágenes y significado que transmite el mensaje subyadcente de una forma sutil y efectiva.
El último trabajo de Carlos Reygadas es, sin lugar a dudas, una maravilla para los sentidos. Con el sugerente título en latín cuya traducción es "tras tinieblas luz", describe el devenir de la vida presente, pasada, futura y subconsciente de su protagonista, un arquitecto que se muda desde la gran ciudad al campo. El film, lejos de permitirse normas narrativas tradicionales, intenta ofrecer un espectáculo de percepciones sin premisas ni metas concretas. Lo más chocante radica en la decisión de ponernos una lente distorsionadora en todas las escenas que muestran el exterior, una decisión arriesgada y, sin embargo, fascinante. La contraposición de clases queda patente, así como la necesidad de llegar a un término medio antes de provocar la autodestrucción. En resumidas cuentas, el mensaje es harto conocido, el amor como respuesta a todo.
Como punto y final de este repaso a la sección oficial, un film cuya característica principal es la frialdad. "Después de Lucía" es un relato desgarrador en el que se describe una generación vacía, insensible y egocéntrica frente a unos modelos indiferentes y, puntualmente, demoledores. Esta película mejicana está dotada de una factura impecable en plena adecuación a historia y ambientación. Muestra de ello la elección de realizarla sin movimientos de cámara, sin banda sonora y sin muchos cortes de montaje. No hay buenos o malos, tan sólo situaciones de las que no puedes escapar y elecciones irreversibles. En definitiva, todo un ejemplo de buen hacer que es capaz de revolvernos el estómago sin mostrar un reguero de sangre.