Celebramos el sexto día del festival

Celebramos el sexto día del festival con una buena partida de ajedrez.

                Pasada la primera mitad de festival, no se podría estar más convencido de que la diversidad en los títulos está siendo todo un éxito. Y la racha continúa.
El director de “Vals con bashir” presenta su último trabajo, “The congress”, mezclando realidades y percepciones con un elenco de lujo. Robin Writgh se interpreta a sí misma en una historia a caballo entre la ciencia ficción y la reflexión acerca de las consecuencias de nuestro hedonismo. Gran parte del film es película con personajes reales, Wright se enfrenta a sus demonios, se presenta a sí misma admitiendo cómo su carrera no acabó de despegar debido a malas decisiones y un amor incondicional hacia su hijo enfermo. La segunda parte es animación, dentro de un mundo donde la digitalización de la persona deriva en un universo semivirtual. Rocambolesca y profunda, esta reflexión acerca de la sociedad del consumo bien merece un visionado.

        

                Seguidamente le toca el turno a “Open Grave”. Con una premisa repleta de intriga, un hombre despierta desmemoriado en una fosa común, el film arranca de una forma cruda y fría. A partir de entonces, se convierte en un rompecabezas psicológico con una horda de infectados como obstáculo principal. La única arma de la que pueden hacer uso los protagonistas es el instinto, ya que, aun empezando a recordar fragmentos de lo ocurrido, no pueden fiarse ni de sí mismos. Quizás el escollo más grande del film sea precisamente el dejar de lado esta trama amnésica para centrar todo su desenlace en una huida de estos monstruos humanos con un giro final algo sacado de la manga tan sólo para volver a usar el nombre que le da título.

               

                Dentro de la sección Noves Visions, “Computer chess”, se ha convertido, sin duda, en uno de los documentales estrella del festival, ya que, con pocos medios, un increíble diseño de producción, una notable interpretación y un guión original e increíblemente divertido, puedes visitar los años setenta en medio de una competición tan nerd como el enfrentamiento de ordenadores jugando al ajedrez. Caminando entre el surrealismo y el patetismo, los instigadores de este falso documental nos introducen en las obsesiones, paranoias y formas de actuación fuera de la norma que caracterizan a los freeaks informáticos. Para darle el máximo de realismo, el film está rodado en un tipo de cinta antigua que graba en digital, simulando la textura del momento, todo está adaptado para que la creabilidad sea máxima, incluso los extras parecen sacados del pasado.

         

                Con este buen sabor de boca, salimos del cine Prado para dirigirnos al Retiro, a degustar algo de Focus Asia con “On the job”.

            El cine Filipino está de moda. Siguiéndole los pasos al cine Coreano, el de Las filipinas está haciéndose un lugar dentro del panorama cinematográfico sin nada que envidiar al resto de “vecinos” orientales. Prueba de ello es este intenso thriller dirigido por Erik Matti que habla de la existencia de toda una organización criminal dedicada a perpetrar asesinatos utilizando a reos aun en prisión, despistando por completo a la policía. En medio de este entramado, tenemos al principal investigador, incorruptible y fiel a la verdad y al preso convicto, sobreviviendo en un mundo sin ley. La conspiración llega hasta lo más alto del gobierno del país, la corrupción y la traición es la dinámica común. No hay escapatoria.  

                     


                Shakespeare es siempre una buena opción, y quien diga lo contrario que le pregunte a Josh Whedon que, con su esperadísima adaptación de “Mucho ruido y pocas nueces” ha despertado el interés por este gran representante de la literatura universal en toda una horda de fans volcada en películas de acción y series de televisión. No parece nada del otro mundo coger un texto adaptado miles de veces y trasladarlo a la gran pantalla, sin embargo, se puede decir que el director de “Los vengadores” ha sabido utilizar más que correctamente las herramientas de las que disponía, y todo durante un fin de semana, en su casa, rodeado de su familia actoral sacada de sus productos de la pequeña pantalla.

                

                Y se acaba otra jornada con la coproducción internacional “Frankenstein’s Army”.
Partiendo de una idea tan sugerente como original, el film deviene un despropósito y un sinsentido a todas luces innecesario. Utilizando de una forma poco efectiva el found footage -que tan de moda esta últimamente-, una historia de experimentos nazis, un notable trabajo de maquillaje y diseño de monstruos y unos escenarios envidiables, este proyecto carece de cualquier narrativa comprensible, de la tensión suficiente para captar el interés y de la veracidad suficientes como para evitar la carcajada en más de una ocasión. Buena comedia para acabar el día.

            

               

 



Por Silvia García Palacios