Último viernes de festival

Último viernes de festival, seguimos con el mejor cine. 

                Desde que Romero nos diera su obra maestra acerca de la alienación de la sociedad utilizando la metáfora de los zombies, la idea de una infección descontrolada ha sido llevada al cine desde mútiples ópticas. En “Retornados”, dirigida por el español Manuel Carballo, la enfermedad está bajo control y los que la padecen han de esconder su estado por miedo a ser rechazados; la crisis deviene cuando las existencias de esta cura temporal se empiezan a agotar y comienza una caza de brujas a escala mundial. Aun ser una idea original, el film, de una factura muy correcta, deriva en un drama cuyo argumento deja mucho que desear y cuyo desenlace es, como poco, insulso. Todo lo contrario encontramos en el siguiente film.

        

                Continuando la primera entrega justo donde la dejó, mantiene todos los ingredientes de aquella y concluye la historia de posesiones malvadas que atormenta a la familia de Josh.
Fallecidos, perdidos en el limbo o vivos atormentados, todos los personajes de “Insidious 2” repiten papel, destacando al protagonista Patrick Wilson, al que parece gustarle este género ya que pudimos verle en “The conjuring” este mismo año, también de la mano de Wan. Sin decepcionar a nadie y consiguiendo sus objetivos, el film es capaz de mantenerte en tensión y hacerte votar del asiento en más de una ocasión, que más se puede pedir.

                       

                Dentro de la sección oficial se ha colado este film de animación japonés. Dotado de todos y cada uno de los cánones de este tipo de películas, futurismo, acción, filosofía y una increíble imaginación, “009” narra cómo un grupo de cyborgs intenta salvar el mundo de lo que todos llaman "la voz", una voz que está instando a cometer atentados contra la tecnología, personificada en los rascacielos del mundo. Eventualmente, se descubrirá que lo que en apariencia es un acto de violencia, puede ser el último reducto para salvar a la propia humanidad de ella misma. Se vuelve a plantear una crítica a la sociedad que se concentra sólo en crear cosas grandes en vez de nutrir el alma, algo de lo que sólo se acaban dando cuenta, precisamente, los no humanos.

                      

                 “All chearleaders die” es un film adolescente de género que utiliza el estereotipo de las animadoras americanas de una forma cómica y bastante original. Entre asesinatos y magia negra, mezcla de manera eficaz los ingredientes sin caer en tópicos, auqneu usando tímidamente algún que otro referente del género. Ofreciendo lo que pretende, es un divertimento aceptable con un buen sentido del humor. Un producto por y para adolescentes ávidos de ver cómo mueren los populares del instituto de la manera más horrible, algo que, sin duda más de uno ha deseado.

               

                Durante muchos años se han podido descubrir genios gracias a este festival. Bill Plympton es uno de ellos. Este año hemos tenido el privilegio de ver, en riguroso estreno mundial, “Cheatin’”, su último largometraje. Con un estilo simple y personal, sus historias siempre van acompañadas de ciertos elementos comunes, amor, humor negro, violencia visual y un toque entrañable muy propio. Esta historia aparentemente banal, la relación entre dos personas que son manipuladas por las apariencias, introduce ciencia ficción y aventura de manera magistral. Toda una recomendación que, en palabras del propio artista, está dirigida al público adulto por mucho que este concepto cueste de entrar en muchas cabezas.   


                      

                Dejando a Plympton firmando ejemplares de su obra, entramos para ver la presentación de “New World”, la versión coreana, salvando las distancias, de “Infernal affairs” (Hong Kong. 2002). Escrita y dirigida por el guionista de “I saw the devil”, Hoon-Jung Park, esta historia de mafiosos y policías infiltrados deja poco espacio para blancos o negros y se imbuye un gris constante. Razones y motivaciones de una y otra parte se difuminan al perderse los valores esenciales que precisamente se pretenden evitar. La dirección es comedida y efectiva sin riesgos innecesarios y centrándose en las situaciones que inclinan la balanza psicológica de los protagonistas. Quizás se trata de un metraje algo extenso, pero tratándose de un guionista tras la cámara, es de suponer que su afán por describir correctamente supera el ser conciso. En definitiva, un buen trabajo.

                        

                El freak que llevamos dentro nos empuja, de vez en cuando, a realizar esfuerzos que, sin duda merecen la pena, asistir a la maratón Otaku del festival es una sarna con gusto.

                La maratón dio comienzo con la tercera entrega de la saga “Evangelion” que, tras su anime, volvió a la carga con una serie de películas. Tanto la primera, un resumen de los capítulos, como la segunda parte, también resumen, pero ampliando las luchas entre “mechas”,  fueron programadas por Sitges.  En esta ocasión, entramos en un nuevo universo alternativo a la serie, avanzando o caminando hacia un nuevo comienzo. Alentador, tan alentador que el abrupto continuará que aparece al final del film no hizo otra cosa que provocar onomatopeyas de insatisfacción en la sala. Esperemos que esta desazón no influya negativamente en los fans.

 

 

                Seguidamente pudimos ver otra tercera parte, “BerserK III”. El film no es más que la ampliación de lo contado ya en la serie, con más detalles y mejor calidad gráfica, una fiel adaptación con un ritmo continuo que garantiza máxima diversión a los amantes del anime de los 90's. Al dar comienzo la tercera película de la noche, te das cuenta que “Fairy tails” tiene una vertiente manga muy "shounen" y en realidad pasa como si de un capítulo cualquiera se tratara, entretenimiento con cierta fugacidad para la memoria. Y por fin, la noche acabó con tres fantásticos capítulos de "Shingeki no kyojin", serie actual con una temática catastrofista que está causando sensación en el público, y que, personalmente, recomiendo fervientemente su visionado, no dejará impasibles.

              

                    



Por Silvia García Palacios