TerrorMolins 2013: ‘Found’, la joya del festival

     Hay toda una generación, en la cual me incluyo, de gente que acudíamos asiduamente al videoclub y rastreaba las estanterías en busca de una nueva película que nos horrorizara y nos sorprendiera. Éramos esos pesados que interrogábamos día tras otro al señor (en mi caso señora) del videoclub sobre las novedades más sórdidas e íbamos con listas apuntadas a mano con los títulos más bizarros que nuestros amigos mayores (o nuestro tío, o nuestro hermano) nos había recomendado.


    Hay un morbo en el descubrimiento del horror que no todo el mundo es capaz de entender y mucho menos de gozar. Por esto entre los aficionados al cine de terror, aunque no nos conozcamos, se crea una especie de vínculo fraternal, porque sabemos que en algún momento u otro esta gente que nos acompaña en una sala oscura ha vivido momentos y sensaciones similares, posiblemente calcadas, en algún momento de su vida.

   Este vínculo invisible se materializa formidablemente en Found, una película que hace de tripas corazón de una forma prácticamente literal. Con un presupuesto de apenas 8000 dólares, invertidos casi en su totalidad en efectos especiales (cómo no, artesanales), Scott Schirmer debuta con este film de un encantador corte amateur que, además de sorprender y horrorizar por méritos propios, lo hace reviviendo estas viejas sensaciones del cinéfago de serie B a través de Marty (Gavin Brown), su protagonista.


    Marty es un buen chico, pero su vida está envuelta por cierta oscuridad. Sus padres parecen no entenderlo y en el colegio le hacen bullying, por lo que se refugia junto a su único amigo en las películas de terror que puede encontrar. Todo cambia cuando encuentra una cabeza humana en una bolsa de su misterioso hermano y unas cintas VHS con películas caseras dementes que parecen sorprendentemente reales.

    A partir de este punto, Found (basada en la novela homónima de Todd Rigney) emprende un camino hacia el horror puro a través de los ojos de Marty, un viaje que luce muchísimo en sus imágenes delirantes y en la serenidad que aporta la mirada de un niño que asume el horror desde la normalidad del que lo entiende porque lo vive en sus carnes.


   Por este motivo, esta joya del cine de terror independiente ha ganado el premio del jurado en esta edición de TerrorMolins 2013, porque es una película hecha con corazón y con vísceras, porque sabe sorprender, estimular y homenajear a todo un público dispuesto a descubrir nuevos horrores en un tiempo que parece que ya se ha visto prácticamente todo.



Por Gerard Fossas Noguera