Cine Fest Brasil (I)

 

(incluye reseñas de Cristian Planas y Javier Rueda, artículo de Javier Rueda)

 

El IV Festival de Cine Brasileño de Barcelona abrió sus puertas el pasado viernes con una programación compuesta por 10 largometrajes, uno de ellos de género documental.

 

A día de hoy podemos afirmar que la respuesta del público ha sido buena, observándose un promedio de asistencia similar o superior al del año pasado, en gran parte gracias al reclamo que constituye el excelente nivel de la progamación vista en la anterior edición así como la variedad genérica de su actual oferta.

 

Así pues, en estos primeros días hemos visto films de calidad dispar entre los que se incluyen la vanguardia, el thiller mainstream, la comedia adulta, el drama social o el musical adolescente, la mayoría de ellos con el denominador común de tratar directa o indirectamente los principales problemas de la sociedad brasileña. Es decir, cine a grandes rasgos comprometido que, más allá de la calidad individual de cada film, nos ofrece la oportunidad de conformar un mapa bastante preciso del estado y realidad de la cinematografía de ese país, hecho que justifica aun más la necesidad de un certamen ya de por sí interesante en su heterogénea propuesta de films inéditos dentro de nuestras fronteras.

 

Lo mejor que hemos visto hasta ahora es, sin género de dudas, el film "Si Nada Más Sale Bien", de José Eduardo Belmonte, obra que además de sorprendernos nos reconcilia con el cine contemporáneo ya que, si uno siente que se pueden contar con los dedos de una mano las obras maestras estrenadas este año, ahora podemos estar seguros de que es debido al mal ojo de las distribuidoras: todavía hay mucho talento por explotar.

 

"Si nada más sale bien" viene a ser un Banda aparte o un Jules y Jim de nuestra época, compartiendo sus tres personajes carismáticos, el amor como auténtico centro de una trama muy dinámica y el afán vanguardista. El espectador entra en el film algo despistado, teniendo que seguir a una presentación de personajes formalmente espectacular, con un ritmo agotador. Pero atravesadas las dificultades iniciales, uno llega a un auténtico oasis, una obra alegre y hermosa como pocas en esta década.

 

Poco nos importan ya las aventuras de los personajes, más allá de la manera en la que estas cambian las relaciones entre ellos; así, podemos permitirnos perdonar algún giro de guión que en otra situación nos parecería completamente injustificado. Formalmente, el film estaría entre el Kar-Wai de Chungking Express o Happy Together, pero mucho menos coloreado y más centrado en la figura humana, el Godard de Al final de la escapada y la ya citada Banda aparte y algo de Michael Mann. Sin embargo, el momento más sorprendente del film difícilmente puede relacionarse con otro autor: una conversación rodada cámara en mano, toda en primeros planos y con mucho movimiento. En definitiva, una película que por sí sola ya justifica todo un festival.

 

"El Narrador de Historias", de Luiz Villaça, ha sido otra película que nos ha gustado especialmente. Biografía de Roberto Carlos Ramos, "uno de los diez mejores contadores de cuentos del mundo", el relato sigue los pasos de este personaje desde sus humildes inicios -dado en adopción a un centro estatal de menores- hasta su redención a manos de una pedagoga europea, pasando por su turbia historia como delincuente adolescente y sus desencuentros con la que será su citada tutora.

 

Este film funciona muy bien como drama iniciático de superación personal de los dos personajs principales, pues tanto la tutora -encarnada de manera excelente por María de Medeiros- como Roberto Carlos aprenderán que las cosas no funcionan tal como ellos piensan, es decir, que el mundo es imperfecto mas tampoco sin salida. Así pues los dos personajes acabarán consiguiendo lo que se proponían y el espectador saldrá de la proyección notablemente emocionado, gracias en gran parte a la buena utilización que hace el director de la narración clásica en "voz en off" -subjetiva de Ramos, que nos habla desde el presente- así como a los paralelismas que guarda el hecho real con la conmovedora novela "Oliver Twist" de Dickens, sin olvidarnos de destacar el buen trabajo realizado en su puesta en escena conservadora y visualmente bella.

 

A lo dicho anteriormente hay que sumar que la historia atañe al ámbito de lo social y en concreto a la marginación que sufre la clase más pobre de Brasil, generalmente afroamericanos que no tienen capacidad para alimentar a toda su descendencia y que, sin pretenderlo, abocan a estos a la delincuencia y la marginalidad más extrema. Por tanto, a su valor como drama se le añade un compromiso social que, aunque nos invita a una reflexión frecuentada muchas otras veces, al menos intenta aportar su granito de arena a la causa humanista.

 

También nos gustaría destacar "Diván", de José Alvarenga Jr., una comedia de suave existencialismo que, aun con menos cinismo del que cabía esperar, nos hace pasar un buen rato en su retrato de una mujer madura que intenta sobrevivir a su reciente divorcio.

 

Nos encontramos ante un film que esta narrado desde el presente de una consulta sicológica en la que, sentada en el diván del título, la protagonista cuenta a un especialista sus frustraciones y recorre a modo de flashback los pasajes que la llevaron a la actual situación. Por tanto veremos a esta mujer afrontar la infidelidad, la alegria, la aventura, la tristeza, la amistad, la muerte..., todo ello desde un prisma un tanto edulcorado por la condición bienintencionada del film pero sin duda efectivo y entretenido, conformando a la postre una positivista oda a la vida de la que es dificil no contagiarse.

 

Habrá quien le eche en falta un poco más de cinismo y mala leche pero, a mi juicio, eso cambiaría el sentido último de la propuesta y por tanto habrá que amarla u odiarla tal como es (en un alarde de simbiosis para con la filosofia de vida defendida en la propia obra).

 

Sin ser un mal trabajo, mas guardando claras distancias con los films antes comentados, diríamos que "Fumando Espero", de Adriana L. Dutra, es un documental del que es difícil hacer una reseña positiva debido a que trata un tema tan trillado como el tabaquismo y sus efectos. A pesar de todo, hay que reconocerle cierta frescura, calidad que proviene de su perspectiva muy personal: la directora mezcla su vivencia personal al tratar de dejar el tabaco con los datos objetivos.

 

Así, el espectador cuenta con unos momentos humorísticos, que aunque banalizan un tanto el efecto del tabaco en la salud, logran que no los alejemos del relato y así estemos atentos a los grandes males de la industría del tabaco: cáncer, problemas cardiovasculares y amputaciones en los consumidores; explotación de los agricultores. El film es un tanto manipulador cuando aparecen los enfermos, y de una manera muy poco sútil; pero se le perdona porque en todo momento destila simpatía. Y además, cualquier film que cuente con fragmentos de Casablanca y Gilda mejora mucho.

 

Tampoco destaca (aunque entretiene) el film "Verónica", de Mauricio Farias, thiller en el que un infiltrado en la mafia regala a su hijo un colgante que guarda importante información. Poco después la profesora protagonista tendrá que proteger al niño, ya que los padres de este han sido asesinados y los autores de ello, un grupo de policias corruptos, buscan desesperadamente la información que su alumno posee.

 

Como podéis apreciar la historia no es nada novedosa y además las situaciones que se van planteando a lo largo del relato tampoco es que sean muy espectaculares, restando también el hecho de que el espectador no empatiza en demasía con el duo protagonista, mas el visionado del film resulta entretenido y acaba pareciéndonos simpática la sencillez de la que hace gala su puesta en escena y desarrollo de la trama. Del montón.

 

La nota negativa se la lleva "Maré. Una Historia de Amor", de Lúcia Murat, adaptación musical de Romeo y Julieta de casi dos horas en la que uno acaba preguntándose qué es lo más estúpido de todo: si las delirantes canciones, las inexistentes coreografías que consisten en dos o tres chavales haciendo piruetas sin ningún tipo de coordinación, el gag con el que la trama finaliza o mi favorito: los tres raperos que a modo de narradores explican mediocremente lo que el espectador acaba de ver.

 

El film edulcora la marginación de las favelas, copia sin pudor en las escenas en las que a priori más debería destacar -el primer encuentro entre los amantes- y esquematiza los personajes hasta lo inimaginable: ¡qué lejos queda William Shakespeare! ¡qué lejos queda Robert Wise! Por destacar algo positivo del film, podríamos aplaudir el diseño de producción, aunque la favela sea pequeña, y el vestuario, aunque a ratos los bailarines parezcan más hippies que habitantes de una favela. En definitiva, recomendable para los que vayan a prestar más atención a las palomitas que a la pantalla.

 



Por Javier Rueda y Cristian Planas