Y llega el cuarto día, llega Kim Ki

     Kim ki duk llega a la cima de la profesión cinematográfica con “One to one” esta impresionante lección acerca del papel de cada persona en la sociedad. Sin sutilezas ni pelos en la lengua, este despertar de conciencias no es sino una muestra más del camino que ha tomado el director en esta segunda etapa de su filmografía.

Aprovechando el hilo conductor de la venganza, analiza al ser humano con sus múltiples y patentes decepciones como ser viviente inteligente así como la necesidad imperante de tomar posiciones dentro de la sociedad en la que vivimos. Pocas veces se puede decir que un autor sea tan claro en su mensaje. En este mundo está el que elige pisar y el que elige ser pisado, se necesita la tercera opción, este filme lo pide a gritos.

 


 

Lejos de la comercialidad que le caracterizó y le hizo famoso con obras del tipo “Hierro 3” o “Samaritan girl”, tras su depresión, este director coreano no es que haya cambiado el rumbo sino que se ha decidido por dejar atrás las sutilezas estéticas e ir directo al grano. Las metáforas no tienen cabida en “One on one”, para Kim Ki ha llegado el momento de actuar y su forma de hacerlo es esta oda humanista donde más que uno verá la relación con el pensamiento, por ejemplo, del Ché. Teniendo en cuenta su país de origen estamos ante una apuesta arriesgada que nodejará indiferente a nadie y de la que esperamos tener más.   




A Girl walks home alone at night” es un virtuoso film que mezcla varios géneros con una estética tan personal como embriagadora y un tono que roza el terror puro. La puesta en escena toca el western; por momentos denotamos un estilo Bergman y para rematar la jugada, utiliza técnicas y puestas en escena de los pioneros del cine. El uso del blanco y negro es, al contrario que en otras obras, una elección totalmente justificada y adecuada para el film.

En la película se muestra el vampirismo como erradicador de los males de la tierra, el mal contra el mal es un mensaje que llega claro, así como el de comprender y aceptar este hecho, una necesidad.




      Algo similar hallamos en el thriller “Cold un july” dirigido por Jim Mickle. El film es una interesante muestra de la justicia tomada por las manos adecuadas. Contextualizada en los años ochenta americanos y protagonizada a tres bandas por un correcto Michael C. Hall (aka Dexter), un contundente Sam Shepard (Mud, 2012) y un gratamente reencontrado Don Johnson (dejándo atrás por fin su Corrupción en Miami), la cinta hace uso de una historia que va de lo simple a lo complejo en el que una persona normal ve la suciedad de la sociedad y, a diferencia de lo que haría la mayoría, intenta limpiarla.

      Con aparente sencillez y una fotografía notable que llega a su clímax en los últimos minutos, este film es capaz de mantener el interés y la tensión de principio a fin con giros de guión inesperados y un toque de añoranza por tiempos más contundentes. Las referencias al viejo oeste están por todas partes.

      Esta es la tercera película, tras “Stake Land” y la inquietante “We are what we are”, que el director presenta en sitges, casi toda su filmografía hasta la fecha en realidad y, a cada paso, se prevé como uno de los nombres a recordar en años venideros.



     Acabamos el día por una peculiar película protagonizada por un inusual Ryan Reynolds: “The voices”. Con una estética pulida, idílica y con colores muy saturados, algo que ya se pudo ver en el anterior trabajo de su directora: “Pollo con ciruelas”, Marjane Satrapi vuelve a la tragicomedia que deviene en drama.

El protagonista, un chico con problemas mentales, ve la vida de color de rosa, todo es maravilloso a su alrededor, esas voces que oye en su cabeza son los comentarios de sus animales de compañía, el gato para lo perverso y el perro para lo pacífico. Ya os podéis imaginar cuál de los dos acaba dominando...y aquí es cuando de una comedia negra agradable se pasa a lo dramático de la realidad de este personaje, incapaz de relacionarse con el resto del mundo. Quedándose pues a caballo entre géneros, más allá de lo surrealista de la historia y de la gracia que tenga que tu gato te dé órdenes homicidas, el trasfondo es de una seriedad tal que no acabas de reirte o llorar del todo.





Por Silvia García Palacios