Intensivo de Sion Sono en la tercera jornada

    El término de sociedad distópica se aplica al primer largometraje de José Skaf. En “Vulcania” la sociedad se divide en dos grandes familias que tienen prohibido relacionarse y cuyo sistema “económico” es lo más parecido al sistema soviético de “cartillas” que se implantó tras el fracaso del comunismo. Un accidente mortal llevará a sus protagonistas a plantearse el propio sistema e intentar indagar en el hecho.


    Hasta este punto, el film podría ser una versión light de “1984” aceptable; sin embargo, añaden un ingrediente sobrenatural que la decanta ligeramente a “Dark City”, salvando las enormes distancias. Este hecho, que poco o nada tiene que ver con la historia en sí, despista de su intencionalidad y confunde al espectador. Si sumamos a esto que el desarrollo de la historia pierde fuerza y que el desenlace es algo torpe, podríamos decir que aunque con una gran factura y un gran trabajo actoral estamos ante un film fallido.


    Una de las promesas del festival era “Baskin” un film de coproducción turco-catalana que recuerda mucho a “Hellraiser” en su forma, pero que peca de carecer de una historia conductora lógica. La historia narra cómo un grupo de policías (corruptos, pero no viene al caso) responde a una llamada y tras un accidente de tráfico, se meten de cabeza en el infierno mismo.


 

 

    Teniendo en cuenta el origen del film, las imágenes son realmente perturbadoras ya que no se han limitado en cuanto a cuestiones sexuales o formas de tortura y los efectos especiales están realmetne conseguidos tanto a nivel de imagineria como de efectismo.



    Nos hemos permitido la osadía de hacer un doblete de Sion Sono en el festival, para abrir boca la locura de “Love & peace”, una historia de deseos y consecuencias con una tortuga de gran protagonista. Teniendo en cuenta la filmografía del realizador japonés, no es de extrañar la hiperbole y el exceso que lleva a la pantalla; sin embargo, lo que hace bastante único y entrañable a este film es el amor incondicional que muestra entre animales domésticos -o juguetes- y sus dueños. A parte de la locura intrínseca de ver cómo se “animan” dichos amigos no humanos con un componente mágico, acompañamos al personaje humano en su transformación de nerd a super estrella del rock, algo, sin lugar a dudas digno de ver.


No queremos desvelar muchas cosas más de esta increible película con la esperanza que habiendo mostrado la punta del iceberg, den ganas de ver el resto.


    El segundo trabajo de Sono “Tag” va por otros derroteros. Metafórica y radical, la película repasa los estereotipos femeninos y la lucha constante de las mujeres en el mundo.

El principio del film te deja sin habla y a partir de este “big bang” empieza una carrera de fondo en la que la supervivencia es el único objetivo. Temas como la toma de conciencia de una “inteligencia artificial”, el egoísmo del creador o la borrosa linea entre realidad y ficción toman su espacio en un film que, con una apariencia banal es capaz de abarcar temas muy profundos.


    Continuamos con el repaso del día con “The hallow”, una coproducción irlandesa e inglesa dirigida por  Corin Hardy. Basándose en leyendas antiguas en las que la naturaleza se vengaba tras una ofensa, el film utiliza todos los elementos de los monstruos que acechan a una familia que vive en medio de la nada, con toques del argumento de “La otra hija” (Edición 2009) o incluso “La cosa” (Edición 2011).   



    Sin duda, la película tiene buenas intenciones y buenos momentos de terror, empero, resulta un conjunto algo soso pues no sorprende en ningún momento. Es de valorar, por supuesto el gran trabajo de efectos especiales así como de arte.

    Otro film fallido es “The boy”. Un intento de conseguir lo más parecido a una precuela de “Psicosis” sin llegar a buen puerto. Lo que en un principio se presentaba como la génesis del mal, se convierte en un sin sentido a nivel argumental, de realización y para colmo, de guión. El trabajo actoral se queda impotente ante una película que tenía un gran potencial.







Por Silvia García Palacios