De Green Room a Ludo

“Green Room” abre el día de hoy.

 

El mayor atractivo comercial de “Green room” es sin duda uno de sus protagonistas, archiconocido por su papel de Charles Xavier en la saga X-Men; sin embargo, lejos adquirir el rol principal, su presencia da entereza y fuerza a la historia. Estamos ante un relato de supervivencia, pura y dura, y a diferencia de un film típico americano, los acontecimientos distan de ser exagerados o fuera de lugar. Para que esto no ocurra, el infierno se desata para un grupo de música extrema tras hacer un bolo en un local de skins. El radicalismo está, pues, completamente justificado.



Por lo que a la parte técnica se refiere, hay que destacar muy positivamente la maestría demostrada en los efectos especiales, dotados de un gran realismo y efectividad envidiable. No abundan, pero cuando aparecen, aparecen a lo grande.



La psiquiatría es conocida por grandes teóricos y por sus experimentos, el film que nos ocupa nos acerca a la figura de Stanley Milgram famoso por poner en marcha un seguido de pruebas acerca de la obediencia inspirada en la justificación nazi para con sus comportamientos inhumanos. El experimento consistía en aplicar descargas eléctricas cada vez más altas a un desconocido si fallaba alguna pregunta. Un 99% no cesó de aplicar las descargas aun escuchando los ruegos del desconocido. ¿El porqué? “Hice lo que se me dijo” “La responsabilidad era del otro”.



El film no pretende más que poner de relieve este hecho, esta capacidad, esta vanalidad del mal sin darle connotaciones positivas o negativas. Y lo hace de una manera fluida, rompiendo la cuarta pared y  forzando la reflexión en cada uno. Sin duda, un biopic a típico.


El siguiente film del día, “Partisan”, dejó un mal sabor de boca, no por lo que a las grandes actuaciones de sus protagonistas, si no por el erróneo mensaje que se desgrana. Los conceptos del bien y el mal se presuponen, las mujeres son lo más parecido a marionetas y el reduccionismo psicológico es casi insultante.


Nada que ver con “Fires on the plain”, un excepcional trabajo del director japonés Shinja Tsukamoto que es capaz de revolver las tripas del más aguerrido espectador con esta película antiguerra que se puede definir en una palabra: Visceral.

 

 


Mostrar los horrores de la guerra sólo es la punta del iceberg de este film que, con una dirección trepidante, unos movimientos de cámara enérgicos y una actuación impecable, es capaz de hacernos sentir ese horror en nuestras tripas. Como hiciera en su momento “Starship troopers” (Paul Verhoeven, 1997), es la masiva carga de muerte y destrucción lo que provoca el rechazo ante la guerra, donde el ser humano desaparece de una forma u otra.  


Y hablando de la condición humana, saltamos de registro y nos pasamos a la comedia negra con “Men & Chicken”. Con un humor típico danés, el film trata la búsqueda de los orígenes de una forma bestial y surrealista.



Coprotagonizada por el actor de moda Mads Mikkelsen, en un papel de lo más inusual: un pajero compulsivo con pocas luces, la película sorprende a los ojos de los espectadores más acostumbrados a un humor diferente. Por otro lado, es entrañable la forma que, a la postre, se acepta la propia condición descartando moralismos clásicos.   



Llegamos a la recta final del día con otra de las joyas del festival “The survivalist” que, como su nombre indica, trata el concepto de la supervivencia en un mundo donde los alimentos se han acabado. Planteada como crítica del mundo de excesos en el que vivimos, el film es tan sincero como consecuente y los conceptos vitales son tan duros como rabiosamente ciertos. Hay un cuidado extremo por los detalles, cosa que queda reforzada por la propia ausencia de banda sonora al uso, pues cada ruido y cada música es la propia que los protagonistas o el ambiente crean.


  

Durante el Q&A que hubo con el director de origen Irlandés, Stephen Fingleton, quedaron claras sus intenciones mostrando una gran entereza y seguridad en el film y en el mensaje que se sustrae. Pocas veces se ve tanto acierto dentro y fuera de una sala de cine.  

 Acabamos el sexto día de festival con la curiosa historia de fantasmas “Ludo”. Un irreverente film por lo que a su procedencia se refiere, aunque para la gran mayoría de espectadores resultara bastante light. Y es que este film Indio es toda una provocación para su país, incluyendo escenas de sexo o consumo de alcohol entre adolescentes a las que no estamos acostumbrados. Si no fuera porque se trata de una película con esta característica, poco podríamos decir de esta historia fantástica que transcurre casi en su totalidad en un centro comercial.

     



Por Silvia García Palacios