Cerca del final

   El día de hoy está marcado por el inconmensurable director japonés Takeshi Miike y sus dos últimos trabajos: “As the gods will” y “Yakuza Apocalypse”.


   El primero, una carrera de fondo para todos los estudiantes de instituto que han de superar un seguido de pruebas si quieren seguir con vida. Como si de un mal chiste se tratara, alguna fuerza superior decide divertirse macabramente con los jóvenes japoneses sin que se sepa el porqué o la finalidad. Objetos de la cultura nipona cobran vida y se hacen armas y ejecutores mediante una variante mortal de diferentes juegos infantiles.  



   No se trata de un film que plantee grandes discusiones filosóficas acerca de la voluntad de los dioses, la impotencia del ser humano o la futilidad de la existencia sino más bien lo que ya hemos comentado, se trata de lo más parecido a un videojuego donde los protagonistas ha de encontrar la solución a los problemas que se les plantean, sin parar, sin piedad.


   En esta línea en la que el director Miike siempre se encuentra, entre exceso y locura, encaja a la perfección “Yakuza Apocalypse”, una epopéyica consecución de escenas a cual más increíble o inesperada.  Por decir una de sus perlas, uno de los personajes es un “hipno-sapo”, quizás inspirado en el de la serie de Futurama mezclado con el Oso del Queso Panda, pero en cualquier caso, algo “over the top”. La trama principal del film gira alrededor de yakuzas vampiros que han de enfrentarse a sus némesis; sin embargo, el desarrollo es aleatorio y el desenlace inexistente lo cual no nos deja otra opción que pensar que estamos ante una deconstrucción del cine en sí mismo. Miike vuelve a hacerlo.




   Para aligerar el día, la metalinguística “Zoom” que mezcla animación con imagen real. Para no estropear uno de los giros del film y la gracia del mismo, sólo decir que “tres historias” se mezclan. Historias que se centran en la superficialidad de sus personajes principales así como en ciertos estereotipos sexuales. Para bien o para mal, el film no miente, pero tampoco aporta mucho más de lo que se ve a simple vista; aunque algunas situaciones son cómicas, no pretende trascender como película y se queda en una comedia ligera aceptable.   



  Esta jornada se ha cerrado con la indescriptiblemente fallida “Brand New U”. Precedida de un pretencioso cortometraje de similar temática que ha resultado mucho mejor de lo que se esperaba, la película -digamos- dirigida por Simon Pummell intenta hablar de varios temas como la inteligencia artificial y la identidad sin que se atisbe un acercamiento serio o lógico a los mismos. A parte de ser una decepción, resulta aburrida y al cabo de menos de 20 minutos, totalmente prescindible.

 




Por Silvia García Palacios