Inauguración del TIFF 2015

Por fin arranca el festival y ahí hemos estado, al pié del cañón, desde primera hora de la mañana para la presentación del staff y un poco todos los procedimientos a seguir para una buena utilización de las instalaciones disponibles para prensa.


Después de un café, recibir el kit de prensa correspondiente e intercambiar tarjetas de negocios con algunos periodistas, nos dirigimos a la primera proyección oficial del festival, la película que abre el telón de esta 28 Edición del –Tokio International film festival-, The Walk, dirigida, escrita y producida por Robert Zemeckis (Regreso al Futuro, 1985) y protagonizada por el polifacético Joseph Gordon-Levitt (Brick, 2005).



The Walk es una película basada en hechos reales, concretamente en la historia de Philippe Petit, quién en 1974 caminara en la cuerda floja entre los edificios mas altos del mundo en esos tiempos, Las Torres Gemelas. Con estas premisas ya sabemos lo que nos vamos a encontrar en la historia, nacimiento, florecimiento y culminación en este último acontecimiento, algo que a primera vista parece básico y sencillo pero que R. Zemeckis lo plasma de una manera excelente, sin perder un detalle en la historia propia de Philippe.


Una historia que te atrapa desde el primer momento, atrayendo la atención con una narración directa al espectador y seguidamente, durante la trama, hipnotizando con cada magistral tiro de cámara o plano corto en el momento preciso creando el ambiente perfecto para un clímax de 30 minutos que te mantienen con el corazón en un puño de lo realmente veraz que parece, pues logra traspasar la invisible barrera de lo real y lo ficticio.


 

Esa excitación no sería posible sino estuviera de por medio también el trabajo inconmensurable de J.G-Levitt, quién con su más que brillante actuación logra alcanzar el amor por este arte a cualquiera que lo vea. Mencionar también, que no es menos importante, que el mismísimo Philippe estuvo asesorando y entrenando al actor en el arte de la cuerda meses antes del comienzo del rodaje, cosa que, evidentemente, incrementa la veracidad de su actuación al no necesitar doble alguno.


Sin duda, alguna estamos ante una obra excelente de alguien que, curiosamente en 1985 miraba hacia el futuro, pero que ahora nos muestra una historia del pasado con el mismo amor palpable en su trabajo. Sin duda dará mucho que hablar.


Y hasta aquí el día de hoy, un punto para la realización del festival por este comienzo tan prometedor y una atención impecable para aquellos profanos en el festival como un servidor. Esperemos que los demás días sean igual o mejores.





Por Santiago Maroto