Percy Potter
Percy Jackson y el Mar de los Monstruos (2013, Thor Freudenthal)

Starsmall Halfstarsmall

Original

          De la mano del director Thor Freudenthal (Hotel para perros, 2009) nos llega la segunda entrega -de lo que será una saga- basada en las novelas, con el mismo nombre, de Rick Riordan.


 

         En esta ocasión, nos cuentan las aventuras de Percy Jackson, Logan Lerman (Las ventajas de ser un marginado, 2012), y sus amigos para intentar salvar el campamento de semidioses y, a su vez, salvar el mundo de la terrible amenaza de los Titanes. Annabeth, la hija de Atenea y el Sátiro Grover, ayudarán de nuevo a nuestro protagonista, un poco bajo de ánimos puesto que nadie en campamento lo considera un héroe. En este viaje, se les une un nuevo compañero, el semiciclope Tayson, hijo también de Poseidón y, por lo tanto, hermanastro de Percy. Como antagonista de la película, volvemos a tener al hijo de Hermes, que pondrá en jaque a toda la sociedad deítica. Gran parte de los actores secundarios, existentes en la primera parte, vuelven a repetir en esta secuela a excepción de Pierce Brosnan (El secreto de Thomas Crown, 1999), que, por razones desconocidas, rechazó el papel del centauro Quirón, protector y mentor del campamento, que recayó en manos de Anthony Head (La dama de Hierro, 2011).  

       Un guión con muchas inexactitudes respecto al libro y una pésima dirección hacen la película aburrida y predecible, al director deberían enseñarle que los efectos digitales no lo son todo para conseguir una buena película. Además, ni siquiera consigue que el espectador simpatice con el protagonista o se sumerja en el mundo mágico que rodea a la propia mitología griega.

          Estamos ante un proyecto que cada vez tiene mas paralelismos con Harry Potter y su mundo de fantasía, y es que los parecidos son apabullantes: un salvador del mundo que carece de confianza en si mismo, un grupo de amigos fieles que le siguen a todas partes sin importar los peligros, estar ayudado siempre por alguien superior o mas experimentado y por si no fuera poco, el enemigo en la sombra es el mismo continuamente. Parece ser que la originalidad está vetada en el mundo cinematográfico existiendo una clara preferencia en asegurarse la venta en vez de arriesgarse con nuevas ideas.


          En mi opinión, gastar noventa millones de dolares en una producción destinada, exclusivamente, a un público palomitero carente de criterio que se deja saciar por la espectacularidad vacía de contenido, es una pérdida de tiempo. “Percy Jackson” desmerece un género que nos ha dado grandes títulos capaces de nutrir nuestra imaginación y ayudarnos a ampliar nuestra percepción del mundo, atrás quedan obras maestras como “Furia de titanes” (Desmond Davis, 1981) o Labyrinth (Jim Henson, 1986).



Por Santiago Maroto