La guerra es fantástica
300: Rise of an Empire (2014, Noam Murro)

Starsmall

Original

          Exactamente ocho años después de que Zack Snyder (Watchmen, 2009) sorprendiera al público y a la crítica con la adaptación de una novela gráfica sobre la batalla de las Termópilas, llega una nueva entrega basada en otra obra de Frank Miller (todavía no publicada) que abarca el antes, el durante y el después de la famosa historia del espartano Leónidas.

 

        Del mismo modo que sucede con muchos videojuegos, Rise of an Empire funciona como un añadido con la intención de expandir una pequeña historia, incluyendo nuevos personajes y eventos, además de dedicar unos pocos minutos a los ya vistos en la primera entrega. Así mismo, y también como la expansión de un videojuego, Rise también lleva consigo como aliciente la mejora en la técnica en cuanto a efectos especiales digitales. Teniendo en cuenta esto, la cinta se asemeja peligrosamente a las cinemáticas de juegos que, debido a su calidad visual, sus anuncios se emiten por televisión. Como consecuencia, se abandona la narrativa para centrarse demasiado en escenas de acción que, pese a resultar atractivas visualmente, terminan haciéndose repetitivas además de rozar una peligrosa apología a la violencia.

 

         Respecto a esto último, de forma irresponsable, el guión entra en ideologías políticas durante breves minutos para abandonarlas de repente y retomar las abusadas secuencias de acción que en ocasiones llegan a ser completamente inverosímiles. A través de estos pequeños paréntesis en los que el discurso queda por encima del debate, Rise deja al espectador convencido de que todas las acciones de los protagonistas están justificadas con la defensa de la libertad y la democracia. Sin dejar un momento, ni a los personajes ni al público, para cuestionarse si hay una pizca de nacionalismo en el ambiente, la película deja bien claro que el fin no importa si los medios molan y se pueden ver en 3D.

 

        Lamentablemente cada aspecto técnico y artístico de la cinta, siendo ya de por sí limitado, es explotado durante sus primeros minutos. A lo largo de los restantes las interpretaciones, los diálogos, las secuencias de acción, la banda sonora e incluso el frenético montaje o los largos planos con cuidadas coreografías terminan haciéndose repetitivos hasta la saciedad. A pesar de poseer una variedad de tramas principales y secundarias e ir saltando de los nuevos personajes a los vistos en la primera película, Rise no tarda en caer en un círculo continuo de diálogos vacíos y masacres a cámara lenta. Algunos paréntesis, como la mencionada escena con política que tiene lugar en un ágora o una secuencia subida de tono que se tambalea entre lo erótico y lo ridículo, no mejoran el conjunto.

 

        Vendida igual que su antecesora pero mayor y mejor, Rise of an Empire complacerá a aquellas personas que estén de acuerdo con que hay belleza y justificación en lo bélico, a los espectadores que disfruten con imágenes completamente digitales e inverosímiles y a quienes no les importe que se les trate como a estúpidos. Abstenerse los demás.



Por Iban Granero