John Turturro (Barton Fink, 1991) presenta su cuarta película como director y guionista, en la que también tiene un papel de protagonista. “Aprendiz de Gigoló” cuenta con la inestimable colaboración de Woody Allen (“Manhattan”, 1979), participando en el guión e interpretando un papel que se le adapta a la perfección.
La trama nos cuenta la aventura que llevan a cabo Murray (Allen) y Fioravante (Turturro) al atreverse a iniciar un negocio muy lucrativo convirtiéndose en proxeneta y gigoló respectivamente, tras la proposición de la Dra. Parker (Sharon Stone, “Instinto Básico”, 1992) de realizar un trío con su amiga Selima (Sofía Vergara, “Machete Kills”, 2013), enfocado a la satisfacción de la mujer.
Durante esa aventura, que sucede en plena comunidad judía en el barrio de Brooklyn, los protagonistas conocen a Avigal (Vanessa Paradis, “Café de Flore”, 2011), una viuda que guarda luto de la forma tradicional, y a Dovi (Liev Schreiber, “Pánico Nuclear”, 2002), un agente de la patrulla vecinal que está enamorado de ella.
El film gira alrededor de los enredos que la preparación de un ménage à trois genera, utilizándolo como excusa para exponer cómo la introducción de un personaje tan trasgresor como un gigoló en una comunidad puede cambiarla significativamente. El personaje de Turturro no solo proporciona desahogo físico a cambio de dinero, sino que abre las mentes acerca de tabúes morales liberando sensaciones y sentimientos reprimidos.
Sabiendo que Woody Allen también está detrás del guión de este film, no es de extrañar la agilidad con la que cabalga entre la comedia y el drama, transformando situaciones emotivas en una sátira sobre su propia religión, algo a lo que el director neoyorquino nos tiene acostumbrados desde el inicio de su carrera. Sin embargo, Turturro coge el relevo tras las cámaras manejando con acierto el ritmo del film, que no se hace nada pesado, y dirige con brillantez una cinta cuya naturaleza reside en el humor más desternillante y ácido, pero que con una sencillez asombrosa, consigue momentos de ternura y delicadeza que actúan como contrapunto perfecto a la controvertida historia que propone la trama.
Definitivamente, “Aprendiz de gigoló” es una buena comedia capaz de hacernos pasar un buen rato y que, además, tiene mensaje. Queda patente que el estilo “Allen” seguirá más allá de su creador, algo que es motivo de alegría para un género tan estereotipado.