Fuera de su tiempo (otra historia de violencia)
Cold in July (2014, Jim Mickle)

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Original

     Decía un crítico de un medio estadounidense: “Si quieres recrear la experiencia de ver una película en la HBO a las 00:50 en 1991, “"Cold in July"” es tu película”. Esta se supone que es una crítica mala, pero a mí, que nunca tuve la HBO ni unos padres que me dejaran trasnochar tanto con 10 años, me parece una forma genial de avanzar lo que nos ofrece Jim Mickle en su última obra.

     "Cold in July", adaptación de la novela de Joe R. Lansdale, realmente pretende parecer una película emitida en la tele en 1991. Michael C. Hall luce el único mullet que se ha podido ver en una pantalla en muchos años, la banda sonora parece parida por el mismísimo John Carpenter...Y hasta sale Don Johnson. Aparte de esta simpática y efectiva regresión a la época de los protagonistas con bigote y los títulos de crédito celestes, lo que esconde "Cold in July" es un pack de tres películas en una, experimentando un cambio de tercio poco antes de la mitad del metraje que la traslada del thriller con psicópata al cine negro, un poco de western crepuscular y un poco de todo lo que nos gustaba en los 80s. Todo un pastiche en clave sureña como no veía desde la injustamente ignorada “The Paperboy”.

     El film cuenta la historia de Richard Dane, (Michael C. Hall, que tira de look para que no lo asociemos con su célebre Dexter) un pacífico enmarcador tejano que una noche se encuentra a un ladrón asaltando su casa y, más asustado que decidido, le dispara matándolo en el acto. Intentando volver a su vida normal en un entorno que parece empeñado en tratar como una hazaña lo que a él le ha parecido un desafortunado accidente, Richard recibe la noticia de que el padre del chico muerto acaba de salir de la cárcel. Poco después, la familia Dane comienza a sufrir el acoso y las amenazas del padre hasta que Richard descubre algo inesperado: el ladrón al que ha matado no es quien la policía le ha dicho que es.

    Tal y como se deduce de esta breve sinopsis, es esta primera parte la que se centra más en el thriller con toques dramáticos, y muchas reminiscencias de “El cabo del miedo” ,“Perros de paja” e incluso “Halloween”. El tono sombrío es acompañado por la fabulosa fotografía de Ryan Samul y los sintetizadores desbocados (en serio, la banda sonora es cojonuda) de Jeff Grace, y Sam Shepard se presenta como un antagonista perfecto para el personaje superado por las circunstancias protagonizado por Hall. Con su propio clímax dentro de la casa, esta primera parte funciona perfectamente rozando el tipo de cine de terror al que Mickle nos tenía acostumbrados.

    Y entonces todo cambia. Tras el giro argumental mencionado arriba, y especialmente tras la aparición de Don Johnson para completar el reparto (y formar con Shepard una pareja memorable), la película sale de las sombras, la fotografía se vuelve más abierta y soleada y la historia se torna negra, tan negra que te tienes que preguntar si es casualidad que aparezca un personaje llamado Frank Miller. Johnson, sin embargo, aporta un toque de humor que hasta su llegada brillaba por su ausencia, liderando el cambio de dirección y dirigiendo la película a un sangriento shootout final que suena a Carpenter, a Walter Hill y a Sam Peckinpah. Un clímax que nos pide que nos pongamos de su parte, porque los protagonistas de "Cold in July" no actúan como las personas normales, actúan como actuarían los protagonistas de una película ochentera. Jim Mickle olvida la lógica real e introduce la lógica cinéfila mezclando el cine con el homenaje al género. Esto quiere decir que sí, que podemos encontrar incoherencias, cabos sueltos, y simplemente un montón de cosas que podemos no entender, pero lo más probable es que no nos importe.

     Esto es "Cold in July", una película fuera de su tiempo. Algunos dirán que es “pulp” y algunos dirán que es una cinta incompleta, pero no es más que una película como las de antes, con ganas de contar una historia para disfrutar, sin ínfulas ni pretensiones. Una historia de violencia. Un gran thriller y una oda a un cine que ya no se hace.



Por Isaac Mora