La esponja se ablanda. Y arrasa.
Bob Esponja: Un héroe fuera del agua (2015, Paul Tibbitt)

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Original

     Empecemos por el principio: Yo soy fan de Bob Esponja. El humor anárquico e inteligentemente idiota de la serie de Nickelodeon me enganchó desde el principio y mi amor por la serie llegó a su punto álgido con la primera película, un auténtico festival de carcajadas que mis amigos y yo tuvimos que revisitar al día siguiente por segunda vez.  
     Ahora, Bob ha vuelto al cine y está arrasando en las taquillas, pero el mundo ha cambiado mucho desde aquel primer y triunfal largometraje. No es la cara de Bob la que ocupa todos los estantes de merchandising, ni parece ser el personaje favorito de los pequeños. No como antes...


     Bob Esponja fue recibida con los brazos abiertos por niños de todo el mundo por una razón muy simple: es una serie endiabladamente divertida. Sus personajes rezuman carisma, y sus historias  están centradas en ensalzar la amistad y no en convencerlos de que tienen que comprar muñecos. Por otro lado, los hermanos mayores e incluso padres de estos niños encontraron en ella una digna sucesora de Ren & Stimpy, buque insignia de esa animación que podía matar de risa a niños y mayores a la vez y por motivos distintos. En la primera década del 2000, Bob Esponja, junto a esa joya más adulta pero igualmente válida que fue Futurama eran los reyes de la televisión animada y el brillante futuro del cartoon ¿Cómo pudieron perder fuelle?
     Por un lado, la llegada del cine de superhéroes. Aunque existen películas basadas en comics desde hace décadas, el puñetazo en la mesa de Marvel y sus fases ha encandilado a una grandísima parte del público infantil. Ahora los pequeños de todo el mundo se declaran fans de Steve Rogers o Tony Stark y el universo capitaneado por Stan Lee forma parte del imaginario infantil colectivo, copando gran parte de la atención. Por otro lado, Nickelodeon hace tiempo que no está en la cresta de la ola, posiblemente desde el mismo día en que decidieron rechazar un piloto sobre un niño y un perro que rebotó hasta Cartoon Network y germinó en la maravillosa “Hora de aventuras”, que no sólo es un milagro televisivo en sí mismo, sino que ha abierto la puerta a un buen puñado de series que, haciendo gala de las mismas cualidades de Bob Esponja, la están empujando fuera del tablero.


     En este contexto, Nickelodeon contraataca cambiando de terreno, Bob Esponja vuelve para recuperar en el cine lo que está perdiendo en TV. Y para ello no se conforma con sus virtudes originales como hiciera el primer largometraje (que no dejaba de ser un episodio más largo, y mejor) sino que introducen algunas nuevas ideas que quedan claras con un sólo vistazo a su publicidad: El paso a la animación por ordenador (una promoción bastante engañosa, pues el 3d sólo ocupa -por suerte- el último tercio de película) y la adopción de la fórmula superheróica; un recurso que puede encantar a los críos pero realmente es tan innecesario como parece.

     No se puede decir que ninguna de estas dos cosas afecten negativamente de forma importante. “Un héroe fuera del agua” es una película divertida, especialmente en su primera mitad, y que hará las delicias de cualquier pequeño. No faltan homenajes a otros géneros e incluso juegan con elementos nuevos que, sin perder el humor, dan un pequeño nuevo enfoque más allá de los argumentos a los que la serie nos tenía acostumbrados. Un punto muy a favor de la película es que se hayan mantenido fieles a las voces y al estilo de la serie sin recurrir a ese aborrecible movimiento de marketing que es poner a famosillos a doblar a personajes o al cantante de moda destrozando la banda sonora. Todo suena como tiene que sonar y la selección musical es tan loca como cabría esperar. Morricone incluido. Por contra, el paso al 3d no hacía ninguna falta, pero la inclusión de escenas de acción y ese feeling de parodia de “Los Vengadores” le hará más ameno el metraje a los más pequeños que si se basara en los patrones de una comedia convencional; así mismo, proporcionan el escenario perfecto para que Antonio Banderas, que se lo pasa pipa durante toda la película, termine de desmelenarse en su papel de pirata hamburguesero. 


    

 

     Así que Bob y los suyos salen a ganar. Un nuevo look para fardar de cara a la promo y un coqueteo con el género cinematográfico más taquillero del momento, sumado a la popularidad de un personaje que, aunque destronado por Finn y Jake, sigue teniendo tirón es una fórmula tan redonda como la de la propia cangreburger.. Sin embargo, se dejan algo atrás: el humor para los mayores. Y no es que necesiten cubrir un cupo de obscenidades como si fuera una serie de adult swim, pero si hacemos un poco de memoria, los dos momentos álgidos de “Bob Esponja: La película” eran el cameo de David Hasselhoff y un clímax que se servía de una canción de Twisted Sister, además, entre sus múltiples referencias podíamos encontrar hasta al mismísimo Crumb. Hay menciones divertidas en “Un héroe fuera del agua”, como el homenaje a Mad Max, pero no se nota una intención de complacer con guiños a la generación que creció en los 80 como se notaba en la película anterior, que además parece gozar de una mayor libertad creativa si la comparamos con la entrega actual. Los niños gozarán y nosotros por rebote, pero ahora no reiremos por motivos distintos.
     En definitiva, lleva a tus hijos, hermanos, sobrinos a ver “Bob Esponja, un héroe fuera del agua”. Se lo van a pasar aún mejor que Antonio Banderas disfrazado de pirata y tú te vas a reir con ellos. Lleva a los enanos a verla porque es una alegría verlos reír con historias y personajes originales que rebosan imaginación. Disfrútala con ellos, porque para ellos se ha hecho. Y los adultos, siempre pueden recuperar la primera.



Por Isaac Mora