El atinado espía íbero
Anacleto: Agente secreto (2015, Javier Ruiz Caldera)

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Original

    De un tiempo a esta parte hay una corriente reivindicativa de la figura y la obra de Manuel Vázquez, historietista, vividor, personaje carismático y contradictorio que firmó inadvertidamente una de las páginas de oro de la cultura popular española en los 60,70 y 80. Después del más que recomendable biopic firmado por Oscar Aibar sobre la persona del propio Vázquez, (El Gran Vázquez 2010) solo era cuestión de tiempo que tarde o temprano algún avispado adaptara alguna de sus obras más famosas a la gran (o pequeña) pantalla y la elegida no ha podido salir mejor parada.



     En “Anacleto Agente Secreto”, nos encontramos a un director dotado para la comedia, Javier Ruiz Caldera (“Spanish Movie”, “Promoción Fantasma”, “3 bodas de más”), que sabe actualizar el universo del personaje siendo fiel al carácter del cómic, y dejar su particular impronta a un personaje icónico sin caer especialmente en la nostalgia y sí en el homenaje.
Caldera se rodea de un equipo de guionistas y actores en estado de gracia que consiguen en este caso la difícil tarea de parodiar la parodia y salir con posiblemente su film más redondo.

    Imanol Arias (“Territorio comanche”, 1997) está excelente en el papel de ese Anacleto crepuscular, cínico y quemado y en su particular relación paterno filial con Adolfo, el personaje de Quim Gutiérrez (“Azuloscurocasinegro”, 2006). Sus constantes réplicas, el sinsentido cutre y castizo de todo lo que rodea a Anacleto con la actuación seria y contenida de Arias son la piedra angular de la película.



    Gutiérrez, sobreactuando lo justo por una vez, se entrega a su papel, el de atolondrado treintañero que viene repitiendo en casi todas las comedias en las que actúa. Tiene buena química con sus compañeros, sobre todo con Berto Romero (“Spanish movie”, 2009), que tiene un par de momentos brillantes con su familia de ficción: Alexandra Jiménez (“Fuera de carta”, 2008) , Toni Sevilla (“Los sin nombre”, 1999) y Rossy De Palma (“Kika”, 1993), en el mejor gag del metraje.

 


    Hay que destacar sobre todo el magnífico guión de Pablo Alén, Breixo Corral y Fernando Navarro, un ejemplo de clichés de manual digno de cualquier libro de Robert Mckee; pero tan bien llevados y subvertidos y tan llenos de un humor negro, carpetovetónico y charnego que funcionan a la perfección haciendo que la película sea divertidísima y tenga un pulso cómico endiablado. Es una pena que no le saquen más provecho al caricaturesco villano de Carlos Areces (“Extraterrestre”, 2011), el propio Vázquez, y a sus esbirros al borde de la jubilación, pero todo no iba a ser perfecto y la película dura unos justos 90 minutos, así que menos es siempre más.



Por Vanesa Hernández