Shyamalan en la casa de Blum
La visita (2015, M. Night Shyamalan)

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Original

     M. Night Shyamalan vuelve a nuestras pantallas, tras el descalabro de “After Earth”, con una propuesta distinta a sus últimos trabajos, una película pequeña, casi indie. Y lo hace de la mano de la productora de Jason Blum, responsable de sagas como “Insidious”, “The Purge” o “Paranormal Activity” y de alguna joyita fuera del terror, como “Whiplash”. La mala noticia es que “The visit” es, en  parte, otro fiasco de la casa Blum (para más información: http://www.fundidoanegro.net/criticas/190) que de vez en cuando sale a flote, quién sabe si gracias al buen hacer el director indio, para volver a hundirse en los convencionalismos del subgénero.

 

     La visita cuenta la historia de los hermanos Tyler y Becca, que convencen a su madre de que les deje pasar una semana con sus abuelos después de que estos, tras muchos años sin hablarles, contactaran con su madre por internet para intentar reestablecer la relación. Por un lado esta visita le dejará tiempo libre a su madre para que se tome unas vacaciones y ellos podrán grabar un documental sobre la experiencia de encontrarse con sus abuelos en plena adolescencia.

    Aquí llega la primera trampa, porque la excusa del documental da pie a que productor y director  puedan llevar la película a sus lugares comunes: el primero consigue así que la cinta sea otro found footage como otros taaantos que abundan en el catálogo de Blumhouse, y el segundo utiliza esta excusa para plagar el guión de referencias cinematográficas, y de paso, aprovecha para ahorrarse diálogos relevantes rellenando las escenas con las payasadas (en ocasiones brillantes, por lo general cansinas) de Ed Oxenbould (“Paper planes”, 2014).

 

   No sería justo decir que “La visita” pretende ser igual a todos los found footage y las películas de “casas del terror” que nos llegan últimamente. Podemos notar que tras las cámaras hay un director experimentado, queda patente la habilidad de Shyamalan para crear atmósferas enrarecidas y momentos de tensión que adolecen otras películas de temática similar, así como el trasfondo del drama familiar sobre el que se sostiene el guión. Pero aunque no lo pretenda, inevitablemente cae en varias ocasiones, quizás por el peso del material, quizás por la mano de la productora, en ese saco donde se esconde esa película mil veces repetida (videocámara, casa antigua, y susto. OTRA VEZ). Para contrarrestar estas caídas, Shyamalan da un volantazo e introduce en la cinta una buena dosis de humor negrísimo, a veces tenso, a veces escatológico y a veces simplemente idiota, que recupera nuestra atención y salva los muebles cada vez que la película parece a punto de estancarse. El último tercio de la película es realmente divertido y el casi obligado giro de guión resulta tan absurdo que es imposible no pensar que al final no ha sido más que una gamberrada.

    Por suerte, las interpretaciones están por encima de lo acostumbrado en este tipo de producciones, destacando especialmente a Peter McRobbie (“Lincoln”, 2012) y Deanna Dunagan (“Dimension”, 2007 ) como los abuelos, especialmente el primero, que protagoniza todos o casi todos los highlights de la película. Olivia Dejonge (“The sisterhood of night”, 2014) y Ed Oxenbould cargan la mayor parte del peso y salen airosos, aunque él puede acabar cansándonos tras tantas referencias pop, para las que somos demasiado viejos, y sus insoportables freestyles.

    En definitiva, “La visita” no podría considerarse una película 100% Shyamalan. Es más bien su aportación a un subgénero que ya huele a rancio y en el que parecen haber demasiadas normas escritas. Pese a todo, demuestra haber recuperado algo de forma y se maneja con el material que tiene entre manos, independientemente de lo bien que éste funcione. De momento, nos queda este pequeño divertimento y tendremos que esperar a que vuelva con una propuesta más personal. Eso, y que la fiebre de las videocámaras y las casas antiguas se pase de una vez.

 

 



Por Isaac Mora