La figura del hombre
El puente de los espías (2015, Steven Spielberg)

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Original

   Existe algo en común en las últimas obras de Spielberg, un recordatorio alto y claro de algo que los seres humanos estamos perdiendo por el camino.

   Hace más de diez años con “The terminal” esta idea fraguaba en su mente a través de una historia verídica de entereza protagonizada por uno de sus actores fetiche Tom Hanks. Tras el estreno en 2011 de “Lincoln” y respaldada por una de las figuras más icónicas de su país de origen, la idea era lanzada a los cuatro vientos con fuerza, quizás con demasiada fuerza; porque será con “El puente de los espías” que la idea se asimilará definitivamente.



  Hablamos de la figura del hombre en pie, ese que pase lo que pase es fiel a sus principios, se mantiene firme y se levanta las veces que haga falta si es abatido, hablamos del honor, de la honestidad, hablamos de la utopía del ser humano.

   Y qué mejor forma de mostrar tan elevado al tiempo que necesario mensaje que con una apabullante dirección, un guión sobradamente inteligente, una fotografía luminosa y unos actores en estado de gracia. Quizás pueda parecer empresa fácil dado que hablamos de Spielberg, los hermanos Coen junto a Matt Charman, Kaminski y Tom Hanks cara a cara con Mark Rylance. Pero no lo es.



  Como ocurriera con la magistral “Munich”, la elección de plasmar una historia real contextualizada en el pasado para hablarnos del presente no podría ser más acertada. En esta ocasión, con la forma de un thriller aparentemente menor. Y es que “El puente de los espías” encierra mucho más de lo que se ve a simple vista.

   La historia, en plena guerra fría, es la de un abogado al que se le da la tarea de defender a un espía enemigo. Rodeado de presiones, llevará su cometido hasta las últimas consecuencias y se convertirá en una de esas personas ordinarias y extraordinarias de las que nunca se habla en los libros de texto. Obviamente, no se ha de olvidar que, se trata desde la óptica estadounidense y para ellos, estamos ante lo más cercano a la creación del héroe; pero es este un punto interesante del film: las diferentes lecturas llevan al mismo punto, la idea de mantenerse firme.   



   Y es que estamos en una coyuntura social y política algo decadente, una en la que los individualismos están a la orden del día y parece que el humanismo ha sido relegado por el egoísmo extremo. Inundados por mensajes de miedo, nos replegamos en vez de abrir nuestros brazos y unir fuerzas en pro de un mundo mejor, para todos. En boca de Lincoln, un presidente que luchó por la libertad y dió su vida por ello, es un mensaje dificil de oir desde esa montaña de hombre; pero en boca de James B. Donovan o Rudolf Abel, que podrían vivir al otro lado de la calle, las palabras llegan altas y claras y la inspiración es inmediata. ¿Seremos capaces de escuchar?

 



Por Silvia García Palacios