El síndrome de Fregoli
Anomalisa (2015, Charlie Kaufman, Dan Harmon)

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Original

Un trastorno raro, la persona que lo sufre está convencida de que diferentes personas son en realidad la misma”. Michael Stone, el escritor y experto en servicio al cliente que protagoniza “Anomalisa” monta en un taxi en dirección a un hotel que comparte nombre con este síndrome en cuanto aterriza en Cincinnati. Aquí Charlie Kaufman -quien concibió el presente film como obra de teatro y la firmó como Francis Fregoli- nos lanza un hueso. Quizás has sospechado en las primeras secuencias, o quizás no te das cuenta hasta que Michael llega a dicho hotel, pero todos y todas, menos él, tienen el mismo rostro y la misma voz de hombre. Hombres, mujeres, niños y niñas. Stone interactúa con desconocidos, queda con una antigua conocida, habla por teléfono con su familia. Siempre la misma voz. Siempre las mismas caras. Hasta que, de pronto, escucha una voz distinta, una voz femenina. La voz de Lisa.

 


Esta es la premisa de la nueva película de Kaufman, escrita por él y dirigida a cuatro manos junto a Duke Johnson; una película de animación stop motion con sólo tres actores: David Thewliss (“Regresión”, 2015) es Michael, Jennifer Jason Leigh (“Margot y la boda”, 2007) es Lisa y Tom Noonan (“El último gran héroe”, 1993) dobla a todos los demás. “Anomalisa” revisita muchos de los lugares comunes del cine de su guionista/director, sirviéndose de un lenguaje y estructura mucho más simple que sus anteriores trabajos, pero transmitiendo un mensaje más pesimista. Y es que los principales protagonistas de esta película son la soledad y la desesperación de un hombre gris que ni siquiera sabe por qué ha tomado sus decisiones más importantes. Se tome o no la referencia sobre el síndrome de Fregoli, Michael Stone sólo está un paso por delante de esos tipos grises y solitarios que viven entre aeropuertos y hoteles que podemos ver en cintas como “Up in the air” (Jason Reitman, 2009) e incluso en el primer tramo de “El club de la lucha” (David Fincher, 1999).

 


El excelente diseño de las marionetas nos muestra representaciones demasiado realistas -si exceptuamos esa línea que separa las piezas de la cara y que se convierte en un curioso distintivo- de gente demasiado normal, de cuerpos imperfectos y rostros que no pertenecen a ninguna estrella de cine. El cara a cara entre Michael y Lisa sorprende por su naturalidad, lleno de momentos incómodos y acercamientos torpes, y Thewliss y Jason Leigh consiguen que rebosen humanidad en una escena de sexo que, por raro que suene (más raro es verlo), acaba pareciendo más realista que la mayoría de las que pueden verse en el cine de “acción real”. Técnicamente, “Anomalisa” aprueba con nota, el diseño de luces y los fondos es magnífico y la animación cumple de sobra con lo que la historia le requiere.

La banda sonora de Carter Burwell contribuye a la sensación de desazón general con un score melancólico, aunque nunca abandona un toque inquietante e incluso de amenaza. Los dos momentos cumbre musicalmente hablando tienen voz propia; Lisa cantando “Girls just wanna have fun” de Cindy Lauper para un embelesado Michael, y la canción que suena durante los créditos, “None of them are you”, compuesta por Burwell, cantada por Noonan y con una deprimente letra de Kaufman que se podría considerar parte del guión y se encarga de cerrar la película.

 


 

“Anomalisa”, como su nombre sugiere es toda una anomalía y es muy difícil imaginar cómo reaccionará el público ante una obra de estas características, pero sin duda es una de las películas más interesantes que van a pisar nuestras salas en un buen tiempo. Tierna pero oscura, divertida y triste, animada pero increíblemente humana. No se ven muchos proyectos así en una industria de películas donde todas tienen la misma cara. Entre tanto, Fregoli, Charlie Kaufman, es de nuevo la voz diferente.



Por Isaac Mora