El monstruo emocional
Un monstruo viene a verme (2016, J.A. Bayona)

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Original

"Un monstruo viene a verme" es la nueva película de J.A. Bayona, una fábula basada en el libro del también guionista Patrick Ness, que reafirma la presencia del realizador catalán en Hollywood.

Bayona nos trae una historia sobre crecer y superar los miedos, apoyándose en un componente fantástico como es el monstruo al que hace referencia el título y las historias que éste le cuenta al pequeño protagonista. Un planteamiento que podría desarrollarse de muchas maneras (a la cabeza me vienen “El laberinto del fauno” de Del Toro o “Tideland”, de Terry Gilliam) pero que el director de “Lo imposible” y la mano invisible de Tele5 deciden llevarlo por la más obvia: la búsqueda del llanto fácil.

Connor es un niño de 13 años que tiene que sobrellevar la terrible enfermedad de su madre, el miedo a acabar viviendo con su fría abuela, el distanciamiento con su padre o los abusos que sufre en el colegio. Una tarde, el enorme árbol frente a su ventana toma la forma de un monstruo que le ofrece a Connor un extraño trato: el monstruo le contará tres historias a cambio de que Connor le cuente una propia, su “verdad”.

Niño, enfermedad, bullying, secretos. Desde muy pronto queda claro que Ness ha plantado unas semillas perfectas para un episodio de pornografía emocional de lo más descarado. Bayona, que no es nuevo en esto, recibe el pase sin dificultad y Mediaset remata la jugada. "Un monstruo viene a verme" es la película que hará llorar como magdalenas a esos familiares tuyos que no van demasiado al cine. Pero eso no es lo malo, lo malo es que no parece querer ser otra cosa.



Lo que no se puede decir, desde luego, es que Bayona haga mal su trabajo. La película avanza sin estancarse en ningún momento y se le saca todo el partido al joven Lewis MacDougall, quien se roba toda la función dejando al resto del reparto (destacando a una Sigourney Weaver tan estupenda  como siempre) en una mera comparsa. El monstruo, con voz de Liam Neeson, impone lo suficiente como para recuperar nuestra atención cada vez que aparece -pese al enorme parecido con el menos elocuente pero más carismático Groot- y convertir las historias de éste en dos preciosos relatos animados es una decisión artística que suma unos cuantos puntos a la cinta. No obstante, es el guión, plagado de tópicos y de situaciones poco naturales (esa bizarra visión del acoso escolar da para una peli de Haneke) lo que queda en el centro de todas las críticas. Aunque el director nunca haya sido precisamente sutil a la hora de plasmar el melodrama, y aquí habría que señalar la sobreutilización del score de Fernando Velázquez, que por otro lado hace un gran trabajo, a uno le queda la sensación de que todos estos pecados ya estaban presentes en el material de origen. En cualquier caso, todo el equipo parece cómodo llevándolos a cabo y,  como hemos podido comprobar, han dado en el clavo. La maquinaria mediática del conglomerado televisivo ha decidido medir la calidad en lágrimas y el gran público ha acudido en masa.


"Un monstruo viene a verme" no es una mala película. Pero es una película con un objetivo muy claro. Una comunión perfecta entre el gusto por el dramatismo exagerado de su director y la habilidad para convertirlo en negocio de su productora. Un monstruo emocional y un monstruo mediático. Y algunos aún pensamos que los monstruos son otra cosa.



Por Isaac Mora