Resident Evil completa su saga de seis películas en total con esta nueva entrega de título tan obvio y esperanzador como es “Resident Evil: The final Chapter”. Y decimos esperanzador pues tras 15 años de graves altibajos en la saga de películas, una clausura es la mejor de las ideas.
El arranque fue envidiable (“Resident Evil”, 2002. Paul W.S. Anderson), con un planteamiento en su primera película que superó todas las expectativas de los seguidores del juego y amantes del género. Milla Jovovich, la protagonista absoluta, supo hacer de su personaje una heroína en toda regla, llevando a cabo en primera persona escenas de acción que quedarán en la memoria de todos. Empero, la segunda entrega, ebria del éxito de la primera y tomada por un director diferente, rompió las ilusiones y no dejó de ser un subproducto que nada tenía que ver con la esencia de su predecesora. En este punto, a alguien se le iluminó una bombilla y se dejó la tercera entrega en manos de Russell Mulcahy, el cual pareció reconducir la saga a algo realmente interesante con su versión zombie de “Mad Max”. Un motivo por el que quizás el realizador de la película original se volvió a montar en el carro...para estrellarlo.
Tras la tercera entrega, la saga ha devenido un despropósito tras otro, con una dirección y argumentos inverosímiles donde se han ido introduciendo ingredientes identificativos de “Resident Evil” sin ningún tipo de lógica, quedando en un batiburrillo que en conjunto suma nada. Algo en lo que coinciden las tres últimas entregas es en esta carencia absoluta de intentar desarrollar un argumento, lo único que se muestra y se explota son escenas continuadas de acción en un film donde los secundarios mueren uno a uno sin que esto repercuta en la efectividad o probabilidades de éxito de la misión de Alice. Si por lo menos les dieran algún tipo de entidad o utilidad... Pero no, son carne de cañón, una mera excusa para que alguien muera, ya que matar a la protagonista está fuera de discusión.
El único punto que podría salvar a “Resident Evil: Capítulo final” es que está llena de acción y ésta no cesa (no hay queja de las escenas de la heroína si se toman fuera del conjunto), no se entretienen en crear escenas de relleno y van al grano, la falta de pretensiones es de agradecer, aunque no suple los descuidos de guión y las torpezas de dirección sin lo cual podríamos haber acabado la saga con buen gusto en vez de con una indiferencia extrema.