Nuestro recuerdo de “Jumanji” (Joe Johnston, 1995), aunque es un film que no ha aguantado del todo bien el paso del tiempo, son entrañables. En gran medida debido a su protagonista, Robin Williams, luz que perdimos hace apenas tres años y a un sólido guión con mensaje vital incluido.
Como no podía ser de otra manera, su continuación era esperada desde hace más de veinte años y vuelve de la mano de un inusitado Dwayne Johnson (“Pain & Gain”, 2013) y bajo la batuta del hijo de Lawrence Kasdan, Jake.
Con estos ingredientes se presenta “Jumanji: Bienvenidos a la jungla”, un film bastante correcto en cuanto a planteamiento y consecución. Siendo una comedia de aventuras dirigida al público adolescente, es una sorpresa agradable que los verdaderos protagonistas sean adultos personificando avatares y el formato sea de videojuego. Rescatando esa añoranza noventera basándose en un entretenimiento virtual, el film se estructura cual “Donkey Kong”, salvado las distancias, añadiendo un irónico humor en las partes tremendamente previsibles. No pasa lo mismo con los estereotipados personajes adolescentes con -cómo no- la popular, la introvertida, el quaterback y el nerd, cuyos desarrollos, aunque con cierto aroma a “The breakfast club” (John Hughes, 1985), no sólo no aportan originalidad sino que lastran bastante el film por tratarse de algo tan trillado al tiempo que poco o nada realista.
Uno de los atractivos de esta continuación reside en las interpretaciones del elenco que se adentra en el peligroso mundo de Jumanji. Rompiendo toda expectativa, Johnson es patoso y miedoso; Jack Black (“Nacho Libre”, 2006) una chica; Karen Gillian (Nebula de “Los guardianes de la galaxia”) es una explosiva heroína de acción; y para el papel de bufón cabreado tenemos al poco voluminoso Kevin Hart (“Un espía y medio”, 2016). Este grupo de alter egos saca las sonrisas del espectador en múltiples ocasiones creando una dinámica fluida, la cual, junto con las escenas de acción hace un film entretenido.
Si nos ponemos a hacer las odiosas comparaciones, es seguro que la original supera como película a esta segunda parte y a diferencia de aquella, nadie podrá guardarla en su memoria más allá de un par de años, tampoco lo pretende, pero quizás es momento de dejar de reciclar ideas descartando lo que las hizo parte de nosotros, quizás se ha de empezar a pensar que la ganancia a corto plazo no debe ser un objetivo ideal, quizás quedarse en la superficie no es suficiente. En todo caso, podríamos estar ante un digno participante en la “lucha” de estrenos navideños, donde precisamente de pretenciosidad vana vamos servidos.