Sólo un cambio de perspectiva
Downsizing (2017, Alexander Payne)

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Original

Con el -esperemos- irónico título español de “Una vida a lo grande”, se presenta la sorpresa del año por lo que a mainstream se refiere.


La premisa es sencilla, ante la dramática situación del planeta, completamente desbordado por los abusos que los humanos le han infligido, científicos nórdicos hallan una posible solución: empequeñecernos, y con ello disminuir drásticamente dicho impacto negativo. Menor tamaño implica menos deshechos, menor consumo, más espacio… sin embargo, mientras que un emprendedor grupo de prueba demuestra el éxito del proceso, la gran mayoría que decide reducirse lo hace por motivos económicos ya que, al hacerse diminuto sus bienes se multiplican exponencialmente.


 


Este es el caso del protagonista, interpretado excepcionalmente por Matt Damon (“Tierra prometida”, 2012), el cual, con una vida dedicada al cuidado de los demás, quiere colmar los deseos de su pareja y los suyos con una vida más holgada en un mundo más pequeño. El escollo llega cuando se despierta en “Ocioland” -ciudad para los “pequeños”- solo; abandonado por su pareja, su vida se vuelve peor de cómo era antes y se convierte en un anodino y amargado personaje. Tras una noche de alcoholico patetismo en casa de su amoral vecino (Christoph Waltz. “La leyenda de Tarzán”, 2016), un encuentro fortuito cambiará su rumbo.




 


 

En este punto acaba la película “al uso” y empieza la película de verdad. El velo de lo superficial y la banalidad cae para revelar la realidad del mundo. “Downsizing” es un cambio de expectativas tras otro que lleva a plantearse las cosas desde varios puntos de vista, desde varias perspectivas, vía de la comprensión y el cambio. Efectivamente, hay elementos que pueden ser malinterpretados en global e incluso disgustarnos, pero al fin y al cabo no podemos olvidar que estamos ante un film norteamericano. Esa aura tan Capra está presente y por ende lo naif, bienintencionado y altamente emotivo que quizás a estas alturas del partido y con una sociedad que de la frustración ha pasado al cinismo, puede ser poco veraz, incluso para una fábula. De todas formas, el mensaje queda claro y es introducido sorprendiendo al espectador cosa que lo hace calar lo suficiente como para que puedas incluso pensar y, honestamente, ¿qué más se puede pedir de una obra de arte dirigida a las grandes masas?


El film toca varios temas intrincados como las clases sociales, la marginación, la masificación o la extinción de la raza humana. Todo desde los ojos de un personaje “normal” y deja las valoraciones para cada uno. Por ejemplo, es lamentablemente triste que la única motivación para “ayudar al planeta” sea hacerse rico, ya que midiendo 12 centímetros con un litro de vozka tienes para media vida, hecha las cuentas para el resto; es inaceptable que a la gente con menos suerte en la vida se la “recluya” en guetos como si no existieran; es absurdo el negar que el comportamiento general de las personas es insostenible ya que querer y necesitar no son sinónimos; y es aterrador darse cuenta de que hemos fracasado como especie y que nuestro gran potencial no vaya a tener futuro.




Vivimos apretados en un mundo agresivo, indiferente y altamente egoísta en el que las acciones por un bien común son vistas como inútiles. Puede que lo sean, es posible que hayamos alcanzado el punto de no retorno y no por ello se ha de dejar de luchar cada día por un mundo mejor para todo, con amor. Es algo mucho más grande que nosotros, sólo necesitamos un cambio de perspectiva.



Por Silvia García Palacios