Lucha de gigantes
El hombre que mató a Don Quijote (2018, Terry Gilliam)

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Original

Recapitulación de los hechos: Terry Gilliam ha pasado unos veinticinco años batallando contra contratiempos, presupuestos, productoras, enfermedades y demás gigantes para poder llevar a cabo su peculiar adaptación de “El Quijote”. Incluso finalizada y estrenada, siguen apareciendo enemigos con la moneda como único interés, ignorando cualquier otro valor que debería, irónicamente, tenerse en cuenta.



A través de varias capas, Gilliam traslada el concepto del Quijote a la actualidad y lo utiliza para mostrar la eterna lucha de gigantes a la cual se enfrenta un artista. El director, interpretado por Adam Driver (''Paterson'', 2016) lidia tanto con los obstáculos que le impone su productor como con el recuerdo de su yo pasado: un autor con intenciones nobles que terminó mutando en otro energúmeno más de Hollywood. A partir de una crisis, regresa a sus orígenes a través del realismo mágico y de la mano de su particular “Hombre del aMancha”, alguien de quien se aprovechó anteriormente, interpretado extraordinariamente por Jonathan Pryce (''Brazil'', 1985).


El humor característico del autor se entremezcla con una ingenuidad intencionada que despierta ternura. Y se evidencia que los percances que Gilliam ha tenido durante los últimos años han ido quedando reflejados en el guión, pues en más de una ocasión la película adquiere un tono de metalenguaje muy acertado. La estructura de la aventura que viven los protagonistas es, a ratos, irregular. Pese a su formato episódico, propio de un road trip (bueno, del mismo Quijote, de hecho), la historia en sí tarda en empezar y cuando parece acercarse a su conclusión, se alarga. Pero es gracias a ello que la aventura de los dos personajes se redirige hacia un precioso final inesperado para los profanos de la obra.




El camino que lleva hasta dicho final, por supuesto, es igual de importante. A lo largo de toda la aventura encontramos a un elenco de secundarios bastante variopinto que va desde Stellan Skarsgård (“Tabu”, 1977) y Olga Kurylenko (“Oblivion”, 2013) pasando por Sergi López (“Jat lag”, 2002), Óscar Jaenada (“Che: guerrilla”, 2008) y Jordi Mollà (“Riddick”, 2013). El choque de lenguas inglesa y castellana es inevitable y dejado a un lado de forma divertida, permitiendo a cada intérprete adaptarse lo mejor posible a su parte en la historia. De este modo, en distintas localizaciones tienen lugar varios capítulos que estrechan la relación entre los dos protagonistas mientras a su alrededor somos testigos de secuencias tanto divertidas como trágicas.




''The man who killed Don Quixote'' es una obra con la clara intención de defender a capa y espada (literalmente) un ideal: “Abrirte paso a espadazos y golpes hasta lograr tu objetivo”. Y, en caso de fallo, seguir el relevo eternamente. La evidencia de que esto culminará en victoria la tenemos en la película en sí, y aun así, la lucha sigue.



Por Iban Granero del Río