Los odiosos siete
Malos Tiempos en El Royale (2018, Drew Goddard)

Starsmall Starsmall Starsmall Starsmall

Original

Drew Goddard es uno de los grandes tapados de ésta década. Su primer trabajo -”The Cabin In The Woods”, co-escrita por Josh Whedon y estrenada a rebufo de “Los Vengadores”- pasó a la categoría de película de culto al instante, y hemos podido ver su nombre en los créditos de series como “Lost”, “Daredevil” (donde ejerce como showrunner) y películas como “The Martian”, “World War Z” o la saga “Cloverfield”.




Seis años después de su ópera prima, Goddard vuelve con "Malos tiempos en El Royale", un thriller ambientado en los 60 con una fuerte, fortísima influencia del cine de Quentin Tarantino y los hermanos Coen. Jeff Bridges (“Starman”, 1984 ), Jon Hamm (“Marjorie Prime”, 2017), Dakota Johnson (“Locos en Alabama”, 1999) y Chris Hemsworth (“Blackhat”, 2015) se ven las caras bajo el techo de El Royale, un hotel y casino venido a menos situado entre California y Nevada en el que las paredes tienen ojos y oídos y un grupo de desconocidos cargados de secretos coinciden una fatídica noche.

La mención a las influencias es inevitable en una obra que, pese alcanzar el notable en todos sus apartados, deja una extraña sensación de vacío. Porque nada falla realmente en El Royale. El magnífico reparto está a la altura de lo que se podría esperar de ellos, especialmente el infalible Jeff Bridges como sacerdote/atracador y Cynthia Erivo (“Viudas”, 2018) como una cantante de soul de camino hacia su próxima actuación. La dirección de Goddard ha ganado muchos puntos desde “La cabaña en el bosque”, dándole un ritmo endiablado a la cinta que hace que las dos horas y 20 que dura se nos pasen volando; y con la sombra de Tarantino sobrevolando El Royale, Malos Tiempos... es toda una maravilla visual y musical, gracias a la fotografía de Seamus McGarvey, el score de Michael Giacchino y la exquisita recopilación de temas de la Motown con la que Goddard adereza los mejores momentos de la cinta.





El guión, del propio realizador, recicla tópicos de aquí y allá para crear un rompecabezas tan inverosímil como celebrable, donde poco importa cómo diantres han podido coincidir unos personajes tan turbios en el mismo sitio -que también es turbio, como lo era el hotel de Frank Sinatra en el que se inspira- una vez que cada jugador empieza a poner sus cartas sobre la mesa, ya sea con sus acciones o a base de flashbacks. Cada personaje posee algún secreto que puede girar la trama en cualquier momento y el propio hotel funciona como un protagonista más guardando sus propios ases en la manga. El noir y el humor negro se pasean alegremente por el libreto de Goddard, que sólo se enturbia un poco justo antes del desenlace, con un último giro que pudiendo añadir un punto más de locura, decide acercarse al drama y buscar una sensación de gravedad que ni se consigue ni hubiera quedado bien de todas formas. Un pequeño bache que tampoco empaña el resto de la película, pero la deja sin un broche final a la altura.




"Malos Tiempos en El Royale" no parece una película que vaya a pasar a la historia. En manos de algún director consagrado la habrían considerado una “obra menor”. Ahora bien, estamos ante el segundo largometraje de Drew Goddard, y si bien no ha logrado algo memorable ni una película abocada a arrasar en la taquilla, sí ha creado una obra divertidísima, visualmente apabullante y toda una reivindicación de un tipo de thriller que se produce mucho menos de lo que debería. Quizás no sea ésta la película que coloque al director tejano en la primera línea, pero es otra buena muestra de cómo se las gasta. El día que se destape, vamos a flipar.



Por Isaac Mora