No quiero empezar esta crítica diciendo lo mucho que me ha gustado “Spider-man: lejos de casa” (Jon Watts, 2019), pero voy a hacerlo igualmente, ¡qué pasada de película y tremendo trabajo que se ha marcado el equipo involucrado!
“Spider-man: Lejos de Casa” es una colaboración de producción entre Marvel, Sony y Columbia. Gracias a eso se incluye al personaje, por primera vez, en el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM) junto al resto de superhéroes. El tercer Peter Parker del siglo XXI empezó ya de forma poco convencional, haciendo acto de aparición en “Captain America: Civil War” y ahorrándonos sufrir de nuevo por la muerte del tío Ben y volver a observar cómo aprende a utilizar sus superpoderes. Con esto no pretendo desmerecer, ni mucho menos, a los Spider-man(s) de Raimi y Webb, pues ha sido gracias a ellos y su esfuerzo que el lenguaje audiovisual y la historia de Spider-man han quedado tan grabados en nuestra cultura popular como para poder omitir cierta información y que se entienda igualmente.
“Lejos de Casa” no es una película de Spider-man. Sí, el protagonista es Peter Parker, pero no es una película de nuestro vecino y amigo Spider-man combatiendo el crimen en su barrio. Adaptar al cine una obra de arte estático, sea un libro o un cómic, puede salir muy bien o muy mal (como ya nos han demostrado cientos de veces las superproducciones de Hollywood), así que esta vez no lo han intentado siquiera. El guión de “Lejos de Casa” es original, tomando muchísimas referencias e inspiración de diversos cómics, pero alejándose de cualquier arco ya existente y situando la mayor parte de la acción en diversas ciudades de Europa, reconociendo así la existencia de fans de Marvel alrededor del mundo. Se trata de un movimiento arriesgado, que podría haber alejado a los fans originales de la saga gráfica, pero que ha tenido un resultado excepcional. El equipo ha aprovechado al máximo la cultura popular, el conocimiento que ya tenemos después de más de diez años de películas de Marvel en un universo compartido: sabemos quiénes son buenos, quiénes malos, qué ha pasado hasta ahora, qué es lo que podemos esperar y hasta qué punto nuestras expectativas pueden romperse, tal y como hicieron en “Infinity War”.
“Lejos de casa” empieza tras el dramático desenlace de “Avengers: Endgame” (si no la has visto, deja de leer esta crítica, porque aquí viene un SPOILER importante para el desarrollo de esta entrega). Tony Stark (Iron man) ha dejado un vacío enorme con su muerte. El mundo ya no tiene a sus superhéroes favoritos, pues Steve Rogers (Capitán América) y Thor han colgado las mallas y el resto no son los iconos, almenaras de esperanza, que busca la gente. La pregunta está presente: ¿Quién será el nuevo Stark?
Y la respuesta se convierte la premisa de esta película autoconclusiva: Peter. Peter Parker es el nuevo Stark. O, al menos, eso es lo que Tony dictó antes de morir. Pero Peter no quiere ser el nuevo Tony, no está preparado para ello ni quiere asumir la responsabilidad que conlleva. Él ya ha sufrido a lo largo de las cuatro películas previas muchísimo más de lo que sus predecesores habían hecho. Spider-man empezó pisando fuerte, involucrado en una batalla que no le incumbía y, posteriormente, una guerra intergaláctica que le superaba con creces. Es coherente que ahora, cuando al fin todo se ha calmado, sólo quiera divertirse, relajarse y declararse a la chica que le gusta: ser un chaval de dieciséis años normal y corriente.
“Lejos de casa” es capaz de condensar el acostumbrado sentimiento de las comedias románticas juveniles y mezclarlo con la acción y tensión del género de superhéroes. Es una película que se toma en serio a sí misma pero es consciente de sus limitaciones, de los diferentes públicos a los que va dirigida y de las características de sus personajes. Lo más brillante, en mi opinión, es cómo el guión, la actuación y el montaje son capaces de apelar a gente en cualquier etapa de su vida. Los adolescentes entenderán el hastío que siente el joven superhéroe al ver que los adultos a su alrededor le obligan a comprometerse en tareas de las que no quiere formar parte; los adultos recordarán lo susceptibles que fueron en su época y se reconocerán en sus coetáneos del filme, evaluando hasta qué punto puede estirarse el umbral moral planteado y hasta dónde es justo (o, por el contrario, malvado) manipular a los más jóvenes por un bien común.
Watts visualmente se separa de las sagas de Raimi (oscura, trágica, terrorífica) y Webb (dramática, romántica, dinámica), buscando un tono más neutro y juvenil en los momentos realistas para convertir de forma drástica la imagen y el montaje, y presentar secuencias que mezclan la tecnología y la fantasía en una catarsis de efectos y emociones. Es realmente satisfactorio que, tras años de pretensión, de fingir que “todo es tecnología, no existe la magia” y hacer que las películas de superhéroes sean lo más “realista y creíbles” posible, buscando un tono de seriedad respecto al género, “Lejos de casa” abrace por completo su componente de ficción con un resultado sublime y divertido.
Y, aunque me gustaría, sé que no todo puede ser positivo. En esta entrega, de nuevo, nos plantan un villano de apariencia compleja pero que resulta tener un trasfondo básico y superficial, casi calcado de sus predecesores. La banda sonora, asimismo, vuelve a tener una relevancia casi nula, haciendo de acompañamiento prescindible y no aportando más que una “guía de emociones que deberías sentir en este momento”. El tema de Spider-man queda muy difuminado en las composiciones de Giacchino y las localizaciones carecen de música pintoresca que las delimite.
Quiero finalizar esta crítica recordando que se trata de una superproducción y que, si bien con ella no vamos a recibir el mismo tipo de contenido y discurso que podríamos observar en filmes independientes del mainstream, contextualizada no deja de ser una obra brillante que sorprende por su profundidad en un medio caracterizado por la producción en serie de películas calcadas entre sí. El reto que planteaba este superhéroe ya está marcado por todas sus anteriores entregas live-action y animadas (no sólo de este siglo, sino del pasado) y conseguir un resultado tan refrescante en una saga que parecía haber sido exprimida al máximo es todo un logro.
Esta segunda película de Peter Parker en solitario se convierte en un puente con la misión de conectar el pasado del UCM con un futuro del que aún no sabemos nada. ¿Qué superhéroes llegarán ahora? ¿Cuáles serán las nuevas amenazas? ¿Hasta qué punto pueden hacer evolucionar el género dentro de las superproducciones comerciales?