A un verano le falta algo si no tiene su película de monstruos acuáticos. Tiburones, pirañas, pulpos, o anacondas aparecen cada Julio para refrescar las carteleras con más o menos éxito, todos tratando de acercarse a la proeza del original Bruce, que aterrara a los bañistas en 1975. En 2019 les toca el turno a los caimanes que protagonizan este 'Crawl', una película que hubiera caído en el saco de los productos veraniegos que uno no se molesta en ver, si no fuera por los dos tipos que encabezan sus créditos.
Porque Aja y Raimi -director y productor, respectivamente- no son apellidos que tomarse a la ligera. El primero, cabecilla de la panda de franceses que dominaba el cine de terror hace una década, no solo ha firmado películas como 'Alta Tensión' y el espectacular remake de 'Las Colinas Tienen Ojos', sino que ya dirigió una macarrada estival importante como 'Piraña 3D', una vuelta de tuerca ultraviolenta al terror cómico ochentero con muy poca vergüenza y mucha sangre que tirar al mar. El segundo no necesita presentación, y su presencia en el poster de una película de este tipo no puede parecer otra cosa que una garantía de diversión y mala leche marca de la casa.
Pero no. 'Infierno Bajo El Agua' (premio para los traductores) no posee los rasgos más caraterísticos de sus creadores, ni el salvajismo del francés ni el negrísimo slapstick del americano. Lo que sí aporta Aja, por suerte, es su buena mano tras la cámara, imprimiéndole un ritmo y una tensión que colocan esta cinta bastante por encima de ser el remedo de 'Mandíbulas', que por un momento parece que va a ser.
El argumento de 'Crawl' cabe en una servilleta. Pero además parece claramente producto de uno de esos brainstormings demenciales en los que alguien pregunta qué no se ha hecho todavía. De aquí sale esta tormenta que azota Florida y obliga a la nadadora Hayley (interpretada por Kaya Scodelario. “Moon”, 2009) a enfrentarse a la lluvia y el viento para localizar a su padre (Barry Pepper -”Valor de ley”, 2010-, que no sabe muy bien qué pinta aquí), que se encuentra en su casa herido y asediado. POR CAIMANES.
Con esta premisa puede salir cualquier cosa. Hasta la nueva 'Snakes On A Plane'. Pero Aja se remanga y se toma la película con una sorprendente seriedad, lo que es una mala noticia para quien esperara algo tan destroyer como 'Piranha 3D' pero que al menos nos deja un survival entretenido y técnicamente solvente. A nivel interpretativo no hay mucho que decir de 'Crawl'; Scodelario y Pepper están más que correctos, pero intentan -por obra y gracia de los guionistas- darle profundidad a “me persigue un cocodrilo” metiéndose en un drama familiar que no hay por donde calzarlo, y la factura técnica de los bichos y especialmente la recreación de la tormenta es suficientemente buena para que ésto no luzca como la chuscada veraniega que parecía destinada a ser. Y por encima de todo esto, Alexandre Aja, que entra con todo como si estuviera dirigiendo 'Alien' y dentro del poco margen que le otorga un producto tan formulaico como éste consigue montar unas set pieces claustrofóbicas y con un timing casi perfecto, usando la inundación creciente como cuenta atrás hacia el final de la película y a los caimanes como una amenaza que casi choca más por circunstancial que por memorable.
Así, lo de 'Crawl' es un curioso caso de película que parece concebida como cutrez para una tarde de verano, que cae en manos de un equipo capaz de convertirla en otra cosa, pero que de algún modo no termina de hacerlo. Aja la salva del desastre (a costa de su currículum) y a Raimi no se le ve por ninguna parte, aunque lo que llega al espectador es una película que funciona como un reloj y se olvida casi con la misma precisión. Al final, si obviamos los dos ilustres apellidos que coronan la ficha técnica, nos queda exactamente lo que esperarías de algo llamado 'Infierno Bajo El Agua', 'Sótano Mortal', 'Muerte Pantanosa' o 'Cocodrilos En La Casa'. Y lo demás, es solo una cuestión de expectativas.