No era fácil retomar una saga como “Terminator”. No tras el desastre de “Genisys”, que sólo fue la culminación del fallido recorrido de la franquicia desde que la abandonó James Cameron. Por eso, quizás lo único que se les ha ocurrido es imitar la jugada que hemos visto en el 'Halloween' David Gordon Green, borrar el rastro de las secuelas no deseadas y continuar desde la película que le gustó a todo el mundo, que en este caso se trata de la excelsa “T-2”. Ahora es el mismísimo James Cameron quien regresa capiteando el proyecto, cediendo el puesto tras las cámaras a Tim Miller y recuperando, además de a Schwarzennegger, a Linda Hamilton en el icónico papel de Sarah Connor.
Todo sonaba bastante bien y las primeras críticas llegadas de Estados Unidos apuntaban a que estábamos ante un movimiento inteligente capaz de recuperar la calidad de la saga... Pero por desgracia, no ha sido así.
“Destino Oscuro”, que así se llama esta nueva entrega, parte como decimos eliminando de nuestra memoria todo lo ocurrido tras Terminator 2; pero no tarda en llevarnos al mismo punto que nos plantearon las secuelas: Aunque John, Sarah y el T-800 detuvieran a Skynet, el futuro apocalíptico acabaría llegando, y las máquinas volverían a mandar un Terminator al pasado para acabar con quien esté destinado a liderar la resistencia. En este caso se trata de Dani (interpretada por Natalia Reyes. “Pájaros de Verano”, 2018), una joven mejicana que tendrá que defenderse del modelo Rev 9 (Gabriel Luna. “Agentes de S.H.I.E.L.D.”, Serie) con la ayuda de la soldado mejorada Grace (Mackenzie Davies. ”Blade Runner 2049”, 2017 ), a las que se unirán Sarah Connor y finalmente -esto podría haber sido la sorpresa de la película pero lo han metido en todos los posters y trailers- un envejecido T-800.
Lo que falla en 'Destino Oscuro' no es el planteamiento, no muy alejado de las bases sentadas por James Cameron en sus dos películas, es que no se acerca a la maestría con que éste llevó a cabo sus dos primeras entregas en casi ningún aspecto. Lo que es todo un varapalo teniendo detrás a Tim Miller, que dio la sorpresa con “Deadpool” y podría haber aportado algo de chispa que diferenciara un poco más esta secuela “buena” de las “malas”. 'Destino Oscuro', por mucho que busque el impacto emocional en su inicio, se queda en una sucesión de set pieces de acción de estudio que no ofrece absolutamente nada que no se pueda ver en cualquier otro blockbuster, salvo la siempre agradecida presencia de Arnold Schwarzennegger y la novedad de Hamilton, cuya Sarah Connor no se libra del desprestigio al tener que ser la encargada de aportar humor a la cinta. Schwarzenneger se aleja del chiste de sus últimas apariciones y aporta algo de calidez a su personaje, aunque queda relegado a la segunda mitad de la cinta y, pese a vérsele disfrutar de cada minuto metido en el papel tanto que le darías una película a él sólo, nunca le dejan ser más que un secundario.
Tampoco hacen mucho Gabriel Luna y Natalie Reyes como nuevo Terminator y su objetivo. El primero no tiene ni el físico de Arnold ni la presencia de Robert Patrick y los únicos momentos resaltables que nos ofrece su personaje son cuando el actor ha sido sustituido por un monigote de CGI (o dos). Y Reyes tiene poco que hacer o decir atrapada entre la actriz que todos querían ver, Hamilton, y la que de verdad tira del carro, McKenzie Davies, que es quien realmente destaca en el trío protagonista presentándose como una versión femenina de Kyle Reese y llevando la voz cantante en las escenas de acción. Davies es, quitando a los dos veteranos, la única miembro del reparto que ofrece alguna imagen que pueda perdurar en el recuerdo de los fans de la saga y su interpretación queda fuera de ninguna sospecha de que esté ahí completando algún tipo de cupo.
Porque, por desgracia, lo más llamativo de esta película no es la acción, el regreso de dos iconos, o la carambola argumental que ha hecho falta para llevarla a cabo; lo que más llama la atención es el esfuerzo de 'Destino Oscuro' por eso que ahora llaman la “visibilización” y que, si bien no tiene nada de malo si se hace con naturalidad, en el caso que nos ocupa parece forzadísimo. Si se ha dicho que la última entrega de “Rambo” parece realizada para los fans de Donald Trump, ésta parece diseñada para enfadarlos, cargando la película sobre un trío de protagonistas femenino y con un enorme peso latino y llegando al innecesario extremo de añadirle guitarras españolas a la mitiquísima banda sonora de Brad Fiedel. Bien si parecieran decisiones tomadas de corazón, mal cuando parecen aconsejadas por el equipo de marketing, como es el caso. Al menos molestarán a los fans más casposos, que nunca está de más.
En definitiva, 'Terminator, Destino Oscuro' es otro paso en falso de una saga que quizás ya no tenga más que ofrecer y, a la vista de los resultados de taquilla, probablemente ya no vaya a volver a intentarlo. Nos queda una cinta entretenida pero olvidable y dolorosamente por debajo en todos los aspectos de la película que intenta continuar y homenajear. Quizás, contando ya cuatro secuelas infructuosas, sea ya hora de dejar de enviar máquinas al pasado. El destino de Terminator se ve bastante negro.