Lee Jung-Jae, a quien conocimos como protagonista de “El juego del calamar”, cuelga el chándal verde y se coloca a ambos lados de la cámara en “Hunt”, la nueva producción coreana que llega a nuestras pantallas para constatar el buen momento que el audiovisual del país asiático está viviendo en Occidente.
Ambientada en un convulso momento histórico en Corea del Sur, y mezclando eventos reales con una trama de ficción, “Hunt” es un trepidante thriller de espionaje y acción, aparentemente mucho más homogénea en su estilo que la mayoría de las películas coreanas, pero que esconde en su intrincado guión gran parte del gusto por lo rocambolesco con el que relacionamos su cine.
Jung-Jae interpreta a Park Pyong-Ho, jefe de inteligencia internacional del gobierno -convertido en dictadura militar- de Corea. Tras un intento de asesinato en Nueva York del presidente coreano, Park tendrá que colaborar con el jefe de Interior para encontrar a Donglim, un infiltrado en la agencia que está pasando información confidencial sobre los movimientos del presidente a Corea del Norte, que ve en la inestabilidad política de la dictadura la oportunidad perfecta para asestar un golpe. Ambos agentes trabajarán juntos en la búsqueda del espía hasta que las sospechas y la desconfianza mutua los convierta en enemigos.
En lo formal, “Hunt” se asemeja más a un thriller político estadounidense que a una película coreana, o al menos a lo que aquí estamos acostumbrado a esperar de éstas. La dirección de Jung-Jae es ágil y enérgica aún cuando el peso de la trama recae en las conversaciones e investigaciones, pero el tono siempre es frío y serio, con un estilo muy marcado del que la película sólo se aleja un poco cuando empieza la acción. Aquí es donde la influencia de Paul Greengrass o Michael Mann - secuencias espectaculares, pero aparentemente realistas - resulta más que evidente. El tiroteo en Tokio, totalmente deudor del archifamoso atraco de “Heat” es buena prueba de ello y probablemente el punto álgido de la película.
Es en el guión, también del propio Jung-Jae, donde afloran todos los vicios del cine coreano, siempre, eso sí, aplicados al tono general de la película. “Hunt” nunca deja de ser la película que es, pero la pulcritud y la estética realista que percibimos de las imágenes contrastan con la montaña rusa de giros de guión, pistas falsas, revelaciones imposibles y otras triquiñuelas que desgraciadamente cansan más de lo que sorprenden. “Hunt” nunca aburre, pero se vuelve confusa con demasiada frecuencia y lo complicado que puede resultar seguir a una retahíla de tipos vestidos igual, con nombres que para nosotros no son nada comunes, tratando de engañarse unos a otros, puede acabar matando nuestra atención hasta que vuelven a volar las balas.
Frente a la cámara, Lee Jung-Jae mantiene el carisma que lo ha hecho célebre en TV, con la dificultad de interpretar a un personaje por el que cuesta mucho más sentir simpatía. Su contrapartida, Jung Woo-Sun, a quien vimos en “The good, the bad and the weird”, planta cara dignamente pese a los vaivenes a los que lo somete el libreto. La dinámica entre ambos actores mantiene la tensión en “Hunt” aún cuando cuesta un poco seguir la trama, y cumplen perfectamente su cometido sin necesidad de una interpretación asombrosa.
En definitiva, “Hunt” es un muy apreciable debut de Lee Jung-Jae. Un thriller de influencia estadounidense salpicado de acción, con una factura impecable pero también un guión que puede pecar de alargado y confuso. Una película coreana más contenida y cercana a lo que nos es familiar aquí, que ayuda a quitarle la inmerecida etiqueta de “bizarro” al cine de Corea y los reafirma como una opción muy a tener en cuenta, ahora sí, por el gran público.