Tortugas ninjas mutantes adolescentes. Fuera de contexto, estas cuatro palabras seguidas podrían parecer el síntoma de que al que escribe le falta un tornillo. Pero resulta que “Tortugas Ninja” es una franquicia millonaria con casi 40 años de existencia y que ha sabido actualizarse cada cierto tiempo para que, prácticamente ninguna generación desde su primera aparición haya crecido sin su ración de Cowabunga.
Y es que desde que Kevin Eastman y Peter Laird editaran en 1984 lo que nació como un spoof de Daredevil basado en un garabato – una tortuga musculosa con antifaz y nunchakus – tan descaradamente absurdo que no pudieron dejarlo abandonado en el margen de la página, las cuatro tortugas han aparecido en películas, series, videojuegos, han sido juguetes superventas y hasta han sacado algún que otro disco. Un auténtico icono cultural y un prodigio del marketing que resistió cuando sus coetáneos cayeron en el olvido y que ni siquiera ha tenido que adaptar sus rasgos más reconocibles a los nuevos tiempos. Eastman y Laird crearon unos personajes a prueba de cambio de siglo. Nada mal para una noche de risas.
Otros que saben rentabilizar las ideas absurdas creadas en noches de risa son Seth Rogen y Evan Goldberg. Bien conocidos por producir y protagonizar, en el caso de Rogen, gamberradas de todo tipo, a veces nos olvidamos de que el dúo anda detrás de dos de las mejores adaptaciones de cómic llevadas a televisión, Invencible y The Boys, sabiendo trasladar casi literalmente el cómic a la pantalla en el caso de la primera y siendo capaces de quitar la (abundante) paja para sintetizar lo verdaderamente interesante en la segunda. El punto de vista de este par de niños grandes es pivotal en el resultado de “Mutant Mayhem”.
Y así volvemos a lo que todos conocemos.
Nueva York. Monopatines. Pizza en la alcantarilla. Una rata karateka. Cada uno de los puntos que definieron a las tortugas ninja con las que crecimos los cuarentones como yo, siguen presentes y siguen funcionando en una historia de “Año Uno” en la que se presentan a los héroes y se pavimenta el camino para que su más famoso archienemigo aparezca en una futura entrega. Los protagonistas se alejan del retrato malote e hipertrofiado que les hizo Michael Bay (el Rob Liefeld del cine) y se presentan como verdaderos quinceañeros, siendo las tortugas más genuinamente adolescentes que hemos visto hasta ahora. Esto se consigue gracias al genial y divertidísimo trabajo de doblaje del cuarteto protagonista, Micah Abbey, Shamon Brown Jr., Nicolas Cantu y Brady Noon, y a la buena mano del trío de guionistas formado por Rogen, Goldberg y Jeff Rowe que firman un libreto evidentemente más familiar de lo acostumbrado y obviamente menos violento que el material original, pero al que no le falta de nada. Los directores, Rowe y Kyler Spears han estado tras una película clave en el cine de animación actual como es “Los Mitchell contra las máquinas” además de haber participado en series como “Clarence” y la recomendabilísima “Gravity Falls”, por lo que su mano es otro punto importante a tener en cuenta. Entre todos consiguen que “Mutant Mayhem” rebose carisma, tenga un corazón enorme, y ante todo sea una película divertidísima que pueda hacer disfrutar tanto a quienes se acercan a los personajes por primera vez como a los que crecieron con ellos.
El reparto se completa con algunos nombres realmente importantes como Jackie Chan en el papel de Splinter – el personaje que ha sufrido el cambio más drástico, en nombre de la comedia – Ayo Edebiri como April O'Neil, John Cena y Seth Rogen como Rocksteady y Bebop, y Paul Rudd, Post Malone, Rose Byrne o Natasia Demetriou como el grupo de mutantes comandados por Ice Cube en el papel de SuperFly entre otros.
Un punto realmente destacable de Mutant Mayhem es su aspecto. En contraste con la pulcritud y la fluidez característica del cine de Pixar o Dreamworks y alejándose del caramelo visual constante que son las películas del Spider-Verso (el único problema real de esta película es haber coincidido en salas con las aventuras de Miles Morales), aquí nos encontramos una película que abraza el feísmo, la tosquedad y la suciedad como si verdaderamente nos quisiera meter en el mundo que imaginaría un adolescente que pintarrajea el borde de su cuaderno, como el propio logo de la película, digno de uno de esos grupos de thrash metal cuyas letras hablan principalmente sobre residuos tóxicos, nos avisa desde el poster. Si bien el diseño de las tortugas es más amable y carismático – también más reconocible - que el de su última iteración en la gran pantalla, no se libran de las manchas, imperfecciones y la brusquedad de un look que reivindica el “mutantes” de su título y nos ofrece toda una galería de personajes con rasgos asimétricos y angulosos y movimientos torpes, que a ratos parecen más de una película de stop motion regulera que una obra de cgi de vanguardia. Todo esto es obviamente una decisión consciente que no hace más que separar a Mutant Mayhem del resto de películas de animación con las que se ve las caras y crea un mundo y una ambientación única a explotar en el más que probable caso de que esta TMNT derive en saga.
Una mención especial merece la banda sonora, que combina un score original de unos pesos pesados como Trent Reznor (sonando más a NIN que nunca) y Atticus Ross pasándoselo pirata en canciones con títulos como “Murder the Shreks”, “Better than Mark Ruffalo” o “Eye of the tiger, Raph”, y una selección de temazos de rap de finales de los 90/ principios del 00 en los que destacan Dr. Dre, Ol' Dirty Bastard, M.O.P. que colocan su “Ante Up” (la mejor canción de rap de su década, y pienso pelear con quien diga lo contrario) por duplicado y... bueno, 4 Non Blondes, un grupo altamente apreciado en la comunidad mutante.
“Teenage Mutant Ninja Turtles: Mutant Mayhem” no intenta revolucionar el cine de animación, ni tampoco alterar la forma en la que percibimos a los personajes en los que se basa. Lo que Rogen, Goldberg y Rowe hacen es rendir homenaje a las tortugas que les acompañaron en sus infancias, resultando en una película que funciona igual de bien tanto para los niños de ahora como para los que fuimos niños hace mucho. Mutant Mayhem es un acierto total. Preparen sus mejores pizzas, nos quedan tortugas para rato.