¿Has visto lo que han hecho?
El exorcista: Creyente (2023, David Gordon Green)

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Original

Otra cosa no, pero a David Gordon Green hay que reconocerle unas agallas de acero. Apenas un año después de salir escaldado del cierre de su continuación en tres partes de Halloween (trilogía que aparentemente solo defendemos John Carpenter y yo), se atreve a repetir la fórmula- continuación décadas después de la película original, obviando las secuelas, y recuperando a parte del reparto clásico-  con una de las pocas obras maestras indiscutibles, capaces de trascender su género, que ha dado el cine de terror: El exorcista de William Friedkin.








Ni siquiera las amenazas de Friedkin de atormentar a los responsables desde el más allá frenaron un proyecto que a todas luces parecía una misión imposible. No solo porque retomar una saga que nunca debió ser tal es una gesta en la que ya fracasaron maestros como John Boorman y Paul Schrader; es que además El Exorcista ya cuenta, contra todo pronóstico, con una “secuela” excelente, la tercera parte dirigida por el autor de la novela original, William Peter Blatty. 


Con todo, Gordon Green y su habitual mano derecha, Danny McBride (el hecho de que McBride haya reconducido su carrera a guionista de cine de terror es algo que aún me parece gracioso a día de hoy) se ponen a los mandos de esta nueva entrega, apostando por doblar la apuesta de la original y de paso volver a colocar en el mapa a sus protagonistas clásicas con vistas a la creación de una nueva franquicia. 

El problema es que El exorcista: Creyente nunca termina de funcionar ni como ente propio, ni como continuación de la historia de Regan. Si bien en Halloween el golpe nostálgico tenía todo el sentido del mundo, porque todo gira en torno a los mismos Michael y Laurie -incluso cuando cada uno de ellos están fuera durante una película entera- que protagonizaron la película original, aquí la reaparición de Ellen Burstyn como Chris MacNeil se antoja como un truco innecesario para aprovechar el nombre de la franquicia y da la sensación de que sin su aportación la película funcionaría exactamente igual: como una cinta de exorcismo de fondo de cajón de la Blumhouse.





Creyente nos cuenta la historia de Victor Fielding, padre viudo que sufre la desaparición de su hija Angela cuando ésta, junto a una amiga, intentan hacer una sesión de espiritismo para hablar con su difunta madre. Cuando las adolescentes reaparecen tres días después, lo hacen en un estado que la ciencia es incapaz de explicar, lo que hace que los padres de ambas niñas tengan que buscar respuestas en la espiritualidad, más allá de sus propias creencias. 


Siguiendo la clásica fórmula de las secuelas, “lo mismo, pero más”, Creyente ofrece dos niñas poseídas en lugar de una, y los curas católicos que se enfrentan a Pazuzu aquí son sustituidos por una suerte de supergrupo multiconfesional, con cada miembro aportando su propio truco para expulsar del cuerpo de las jóvenes a un demonio cuyas intenciones nunca terminan de quedar claras.  Gordon Green, quien ha demostrado ser un director competente en otras ocasiones, aquí no logra ni acercarse a la sensación de terror absoluto que provocaban Friedkin y Blatty en sus respectivas entregas, dejando al espectador colgando únicamente de la empatía que pueda provocarle la interpretación de Leslie Odom Jr. y Lidya Jewlett durante la primera mitad, y tratando de engancharlo durante el espectáculo de horror del último tramo, que no por previsible o facilón deja de ser efectivo. Sin ni un ápice del peso dramático o la capacidad de impacto del exorcismo de Regan, el combate entre luz y oscuridad sigue siendo una pequeña remontada en una cinta que durante demasiado tiempo no parece tener claro dónde va, y sin duda hubiera funcionado mucho mejor si simplemente se hubiera titulado “El exorcismo de Angela” y solo compitiera con otras tantas explotaciones de la obra de 1973 en lugar de intentar seguir su legado.





En estos tiempos en los que toda película de éxito tiene que ser rehecha, reutilizada o reaprovechada, sabemos que aún hay directores capaces de darnos pequeñas sorpresas. Y David Gordon Green era uno de ellos. Pero queda claro que no todas las películas son material de franquicia, y desde luego la obra magna de William Friedkin no lo es. El Exorcista: Creyente, es una cinta de terror sobrenatural y dramático correcta y entretenida, que queda más lastrada por un título al que no es capaz de hacer honor por sus defectos. David Gordon Green pasa a formar parte del grupo de directores que no fueron capaces de ofrecer nada a El Exorcista, junto a Boorman y Schrader. Al menos no es un mal grupo en el que estar.



Por Isaac Mora