Para un niño nacido en los 80, pocas franquicias pueden ser más icónicas que Transformers. Los belicosos robots de Hasbro cautivaron a toda una generación y su huella sigue presente en las constantes actualizaciones de la serie original y sus desfasadas adaptaciones a la pantalla grande de mano del mismísimo rey del desfase, Michael Bay. Transformers One viene a tender un puente entre el carácter infantil de la idea original y la modernización hipermusculada de Bay (Y Spielberg) que sigue generando entregas hasta día de hoy.
Y en gran parte lo consigue, con un especial énfasis en lo “infantil”. Porque la película de Josh Cooley no busca tanto satisfacer al cuarentón que creció adorando a los Transformers como a sus hijos. One es una historia de orígenes que narra la amistad – y la posterior destrucción de ésta – entre unos primerizos Optimus Prime y Megatron, aquí rebautizados como Orion Pax y D-16. Ambientada en el Cybertron natal de los robots, antes de la creación de los dos famosos bandos, la guerra, y la llegada a la Tierra que comienza la historia que conocemos todos, Transformers One conforma una simpática serie de aventuras llena de chascarrillos en sus dos primeros tercios, que sin duda va a encantar a los pequeños de la casa. Aquí los protagonistas se muestran bromistas y juguetones y el humor ligero se agiliza con escenas de acción de poco peso dramático claramente pensadas para el gozo de los menores de 14 años. Desde un poco antes de entrar en su ttramo final, la película va subiendo los niveles de agresividad y empieza a adquirir un tono épico, y también bastante naïve, sea dicho, conforme la rivalidad entre Orion y D-16 se acentúa y sus formas de afrontar un mismo problema se vuelven más diametralmente opuestas (en una aproximación a los personajes que nos recuerda constantemente a la de Xavier y Magneto en X-Men) Aquí Transformers One se acerca un poco a esa pasada de rosca que fue el Transformers: The movie de 1986 pero sin olvidar nunca cuál es su target.
Porque el guión de Andrew Barrer, Gabriel Ferrari y Eric Pearson, aunque ágil y entretenido, tiene un marcadisimo tono a lo Nickelodeon que hasta sorprende si nos hemos acostumbrado al de las versiones de Bay. Y si bien otras recientes propuestas de animación (estoy pensando claramente en TMNT Mutant Mayhem) han conseguido encontrar el equilibrio perfecto para gustar por igual a pequeños y a mayores, Transformers One derrapa cuando intenta darle una profundidad que realmente cale en un público adulto. Podría fliparme de más intentando sacar el jugo a ideas que asoman levemente, como el peligro de los discursos extremistas, la lucha de clases en una supuesta utopía igualitaria o los líderes que malvenden los recursos de su pueblo a un invasor extranjero, pero lo cierto es que son solo pequeños bosquejos que hacen moverse a la trama y a sus personajes más que un gran tema del que extraer una conversación seria.
En lo visual, igual que en el libreto, One se muestra “joven” y dinámica, tomando pocos riesgos e innovando menos, pero acierta con unos diseños de personajes reconocibles, atractivos y, por qué no decirlo, fácilmente muñequizables. El planeta que sirve como escenario, en cualquiera de sus capas, sí que ha quedado un poco soso y no creo que el Cyberton de Transformers One vaya a convertirse en un escenario icónico ni para los mayores fans de la saga.
Y en cuanto a las interpretaciones, se puede mencionar a un reparto realmente interesante, con Chris Hemsworth, Scarlett Johansson, Brian Tyree Henry, Steve Buscemi, o Jon Hamm entre otros, pero debido a que el pase fue doblado al castellano no puedo valorar sus interpretaciones. El doblaje en cualquier caso no chirría y no parece estar poblado por famosillos incapaces, y por raro que me parezca a mí escuchar a Megatron diciendo “viejuno”, supongo que el público mayoritario de la cinta lo va a encontrar genial.
En definitiva, Transformers One es una buena película infantil, pero no soy capaz de desprenderle esa etiqueta. No creo que ningún cuarentón vaya a encontrarle un nuevo matiz a los robots-que-se-convierten-en-coches que adoraba de pequeño. Pero a los pequeños de ahora les va a encantar. Y a veces solo hace falta eso.