De la invención de un subgénero
Halloween (1978, John Carpenter)

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Original

Halloween es el mayor éxito comercial de la carrera de John Carpenter, el film que le popularizó y le permitió abandonar los films de bajo presupuesto que había realizado hasta entonces para poder entrar en la industria; es también un film clave en la historia del género de terror, la película más emblemática y, desde luego, más popular del cambio de paradigma del cine de terror clásico al moderno. Tenemos pues, ante nosotros a un film central tanto en la carrera de su autor, el maestro Carpenter, como para uno de los géneros más recurrentes de los últimos 40 años.

Podemos describir el cambio que supuso Halloween con respecto a la obra ulterior de Carpenter limitándonos a las cifras: sumando el presupuesto de sus tres primeros films -Dark Star (1974), Asalto a la comisaría del distrito 13 (Assault on precinct 13, 1976) y Halloween- nos encontramos sobradamente por debajo del medio millón de dólares; su siguiente film, La niebla (The Fog, 1980), contaría con ya con un millón de partida. A partir de ahí Carpenter acostumbraría a contar con presupuestos millonarios. En definitiva, gracias al monstruoso éxito de Halloween, que recaudó 65 millones con sólo 320 mil de coste, la industria se quedaría con Carpenter. Carpenter, salvo poco honrosas excepciones, preferiría quedarse consigo mismo, película tras película.

En su puesta en escena, Halloween es similar a los dos films anteriores de su director, pero presentando una forma mucho más sutil, más práctica, de utilizar las sombras, omnipresentes en la primera etapa de John Carpenter. Mientras que en Dark Star su aspecto formal era una clara consecuencia de su condición de film de bajo presupuesto; y en Asalto a la comisaría del distrito 13 su aspecto formal ayuda a subrayar su originalísima brutalidad; en Halloween nos sirve para llevarnos al territorio del terror. La noche se convierte el reino donde los miedos ocultos cobran forma, y no sólo eso, sino que se transforman en seres omnipotentes que, como descubrimos al final del film, no pueden morir.


Y es que en Halloween se unen dos subgéneros del terror: la menos aparente, el de casas encantadas -el film fue concebido, en primer lugar, como una obra al estilo The Haunting (1963)-, otorga a Myers sus poderes casi demoniacos y su condición de fantasma del pasado. Estas capacidades del psicópata contrastan con las habituales del otro subgénero que se refleja en Halloween: el giallo italiano. De aquí es de donde extrae Carpenter la mayor parte de la inspiración para su film: los asesinatos encadenados, las mujeres como víctimas principales, el asesino enmascarado y acompañado de un arma de proporciones gigantescas... todos estos elementos ya habían aparecido en el cine de género italiano, introducidos principalmente por el maestro Mario Bava, en films como Seis mujeres para el asesino (Sei donne per l'assassino, 1964) y el que más influyó sobre Halloween, Bahía de sangre (Reazione a catena, 1971). Sin embargo, existe una cuestión de gran importancia en la que Halloween rompe con el  giallo y con la mayoría de slashers posteriores: la estética del asesinato. Si la comparamos con su principal compañera en esta primera oleada de slashers, Viernes 13 (Friday the 13th, 1980) -que copia buena parte de sus asesinatos de la anteriormente mencionada Bahía de sangre-, veremos que el film de Carpenter opta por elidir los elementos más sanguinarios, evitando ese punto gore que tiene casi todos los films del subgénero, y acercándolo más a un thriller extremadamente pasado de vueltas.

 
Una de las escenas más destacables, más allá del brutal suspense que crea Carpenter cada vez que Michael Myers se acerca a una de sus víctimas, es el prólogo. Sobre esta única escena, que Carpenter resuelve con un plano secuencia de siete minutos y otro de situación para que el espectador comprenda lo sucedido, intentó Rob Zombie edificar su remake de 2007. En ese demencial plano secuencia, observamos un asesinato en plano subjetivo desde el punto de vista del asesino, estando su visión reducida por la máscara que lleva puesta. Es, además, otra muestra del influjo que tuvo el giallo italiano sobre Halloween, pues Profondo Rosso (1975), de Dario Argento, se inicia con una secuencia de similar temática.

Y después de esto, el slasher se convertiría en uno de los subgéneros más recurrentes ya no del terror, sino del cine moderno en general. Es precisamente por esto, por haber recuperado para el cine la emoción de una persecución tal y cómo la creó por primera vez Griffith, por lo que Halloween siempre tendrá un lugar en la historia del cine. Y por ser, además, una obra maestra.



Por Cristian Planas