“Mister Flares”, aka J.J. Abrams, vuelve a la carga con la segunda entrega del relanzamiento cinematográfico de la saga de Star Trek, para gracia o desgracia de distintas facciones de fans.
Siguiendo los pasos de su predecesora, el film retoma nombres, naves y uniformes de la serie que le da título, para proponer un filme de acción, alejándose peligrosamente de la ciencia ficción. Atrás quedan las escenas con un trasfondo humano elevado, las metáforas conciliadoras sobre conflictos contemporáneos o la visión de un futuro en el que el ser humano ha dejado su egocentrismo y forma parte del todo del universo.
En esta ocasión, y para distanciarse de una primera parte dedicada, básicamente, a la presentación de los míticos tripulantes de la nave, escogen uno de los platos fuertes de la generación original, alguien que marcó significativamente a todo seguidor, el único capaz de hacer que los decepcionados trekkies volvieran a dar una oportunidad a este proyecto comercial, el único e inimitable Khan. Y, para sorpresa de una servidora, lo más rescatable del film. La simple elección del actor que toma el relevo del gran Ricardo Montalbán, es el mayor acierto de la película. Famoso gracias a su papel de Sherlock Holmes, en la serie de mismo título producida por la BBC, Benedict Cumberbatch se ha hecho un hueco muy interesante-por no decir bien merecido- en mega producciones de los últimos años como War Horse (Steven Spielberg, 2011) o la trilogía de El Hobbit (Peter Jackson, 2012). En el film que nos ocupa, su mera aparición resta protagonismo a todo aquel que lo acompaña en plano, creando una atracción instantánea de la que, por muy villano que sea, el espectador no puede desligarse.
A parte de este punto a su favor, Star trek: into darkness no podría tener un título que la describiera mejor. El director, sin duda, se ha introducido en la oscuridad y ha dejado de ver con claridad; no en vano, se ha equivocado de saga y ha plasmado de forma poco discreta el Episodio III de Star Wars. Se nota a leguas que su mente ya está en otro universo –literalmente-. Sin embargo, con lo dicho hasta el momento, no es nuestra intención desmerecer todo el trabajo que hay detrás del film, pero es imposible dejar de lado obviedades y mucho menos cuando están en juego las propias estrellas. Quién sabe si tras pasar por sus manos, los futuros waries piensen que la fuerza es una magia que transforma casuchas en castillos o que besando a un wookie consigues un príncipe. Mientras pretenda ser espectacular, ¿qué más le dará el contenido?